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sábado, 20 de junio de 2009

De próceres y macetones

Estimado Jorge, algo me queda claro: no es necesario ponerte de cabeza para que se te caiga una idea. Tu texto es rico en ellas y da para una buena conversación. Empiezo por la anécdota del prócer y los macetones, que hasta donde la recuerdo, la platicó Keller en una de sus interminables juntas de planeación, citando a Antonio Peña (Ojo: No José Antonio de la Peña). Según platicó Keller, Peña decía que los directores de las Multidisciplinarias eran como el Paseo de la Reforma: Había un prócer por cada tres macetones.
Una frase digna del ingenio de Antonio Peña, que es al mismo tiempo una respuesta a la pregunta: ¿Qué quieren las autoridades centrales que sean estas unidades multidisciplinarias? A veces quieren que sean lo que imaginó González Casanova y nombran un prócer, otras quieren que sean Siberia, la isla del diablo o las fuerzas básicas y no nombran un prócer.
Ates de continuar, te platico una frase de tu compadre Martinez Peniche, hablando de la segunda división (no existía eso de la 1ª A en esos tiempos). Decía Jorge, la polaca en la FESC es como el futbol de la segunda división, esta lleno de veteranos colmilludos, que te pegan con todo. Fácilmente te fracturan y te dejan fuera del torneo, pero si tienes suerte y sales campeón, nadie se entera, a nadie le interesa. Lo cuento por aquello que dices de las fuerzas básicas.
Volviendo al Paseo de la Reforma: he tratado personalmente a todos los directores de la FESC y solo veo dos próceres: Jesús Guzmán y Manuel Viejo. No voy a abusar de la metáfora y decir que los otros son macetones, no lo son, pero tampoco son próceres.
Jesús Guzmán se entregó con gran lealtad al proyecto de Guillermo Soberón para arrancar estas unidades multidisciplinarias. Hace diez años, en el 25 aniversario de la Escuela le dedicamos el ciclo de conferencias de Ciencia, Conciencia y Café a la historia de la facultad y tuvimos los testimonios de Soberón, de Jiménez Espriu y de Guzmán, entre otros, que por cierto incluían los de egresados.
Manuel Viejo fue el último director en sentir orgullo por su facultad. Hablaba lleno de pasión de construir la Ciudad Universitaria del Norte, en las ciento y tantas hectáreas del Almaraz.
Keller, que platicaba la anécdota, debe haberse sentido un prócer, pero no lo era. Tu mismo lo calificaste- en su cara, no a sus espaldas- de campeón mundial de brincarse las trancas. Keller es sin duda un tipo inteligente, pero lo suyo, lo suyo no es la administración; no es por falta de talento, sino de disciplina. No podía ni llegar temprano cuando venía la gente de Ciudad Universitaria, te acordarás de aquella mañana en que llegó mas de una hora tarde, rebufando y pidiendo disculpas porque enfrente de su casa había habido maniobras militares. Te acordarás que nosotros después usábamos lo de las maniobras militares como choteo cada vez que había una impuntualidad.
Los tres directores que he mencionado tuvieron el apoyo total de la administración central. Guzmán y Keller, directamente de los rectores en turno y Viejo del Secretario General, en ese momento: Jiménez Espriu.
Creo que cuando la administración central ha estado interesada en que estas Unidades Multidisciplinarias sean algo más que maquiladoras, como dices, han nombrado personas que puedan ser próceres. El próximo cambio de director es una oportunidad para buscar un director que pueda ser prócer, pero insisto: Tenemos que hacerle saber a la gente de la administración central nuestras ideas al respecto.
No quiero hacer demasiado extenso el texto pero no resisto platicarte un par de chistes que me contó Moshinsky, hablando justamente de la UNAM y del número de profesores que son buenos, etc.
Dice el chiste: llega una mujer muy guapa ante el médico y lleva un hijo con retraso mental, a consulta. El doctor le pide a la señora que se desvista y ella extrañada le dice: “Doctor, pero el enfermo es mi hijo”. Sí señora, responde el científico, pero ya no tiene remedio, vamos a hacer otro.” Esa era la solución, decía Moshinsky en broma, hacer otra Universidad.
Con esa misma idea, decía Moshinsky en un juego de palabras: La solucion de la UNA... M es la OTRA...M.
Como comentario final: la idea con la que cierras tu argumentación es justamente la que dio origen a éste blog. La intensión de tener un mejor representante en el Consejo Académico de Área de Físico Matemáticas e Ingeniería.

jueves, 2 de abril de 2009

Recuerdo de Moshinsky en la FES C


Murió Marcos Moshinsky, es una noticia triste para todos los científicos mexicanos. Cuando le dieron el premio “Príncipe de Asturias”, escribí una nota en Revista de revistas sobre él. Esa nota la retomé en el libro “Para conversar de Ciencia que reproduce muchos de los artículos escritos en la revista de Excelsior. En ese texto recuerdo mi primer contacto con Moshinsky, cuando se asomó desde la ventana de su cubículo en el décimo piso de la torre de ciencias, para decirnos al grupo de estudiantes que jugábamos futbol americano abajo, que si no nos callábamos se iba a ver obligado a lanzarnos globos con agua.
Recuerdo en ese escrito de Revista de revistas también la vez que vino Gell-Mann a México. Murray Gell-Mann, aunque era premio Nobel, no gozaba de muchas simpatías entre algunas personas, por su participación en proyectos bélicos y no se le permitió dar la conferencia que tenía anunciada en la facultad de ciencias. Enterados de que a Gell-Mann no se le permitiría la entrada, los organizadores de la plática, decidieron hacer la conferencia en las instalaciones del Conacyt. En esa época se encontraba en Insurgentes sur, a la altura de Barranca del Muerto. El edificio tenía en el octavo piso un auditorio con anfiteatro, desde el que a través de sus ventanales se tenía una vista espectacular de la ciudad de México.
Moshinsky, escribía en esa época para Excelsior y en su columna del día siguiente comentó, que al terminar la plática de Gell.Mann, lanzó una mirada por las ventanas hacía la ciudad que se veía abajo y no pudo dejar de pensar -al ver las ecuaciones en el pizarrón y recordar los acontecimientos de esa tarde que habían evitado la conferencia en la Facultad de Ciencias- en que el comportamiento de las partículas físicas es más fácil de entender que el de las personas.
Tuve oportunidad, años después de escrito el texto, de platicar con Marcos Moshinsky sobre esos dos recuerdos que tenía yo de él. La conversación ocurrió cuando vino a la FES Cuautitlán, invitado por Ciencia, Conciencia y Café a hablar sobre la simetría en la naturaleza, un tema que lo apasionaba.