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viernes, 13 de noviembre de 2009

Sobre la difusión de la cultura

Convencido de que tan importante como mostrar oposición a la reelección es construir sus alternativas, sigo respondiendo las preguntas de Andrea, con ese propósito. Ahora sobre la difusión cultural. Como de costumbre, en negritas las preguntas.


¿Es justo que una escuela como la FES-C no cuente con actividades culturales de calidad como en la Ciudad Universitaria?

No por supuesto que no es justo. Uno de nuestros grandes orgullos como universitarios es el Centro Cultural de Ciudad Universitaria, con el restaurante Azul y Oro y la Librería Julio Torri en el centro de los espacios para las representaciones teatrales y musicales y las salas cinematográficas. El todo enmarcado por un paisaje donde se destaca el Museo de Arte Contemporáneo y el espacio escultórico. Y un poco más lejos Universum y la Hemeroteca Nacional. Enumero todo esto con un doble sentimiento de orgullo puma y cierta “envidia” fesquiana.

A mi pesar, el sentido de realidad me hace ver que no es factible que la UNAM repita en corto plazo esas mismas instalaciones en todas sus unidades multidisciplinarias.

Siendo la situación la que es, con el calificativo incluso de injusta; me parece que es obvio que ninguna gestión de cuatro años va a lograr colmar el rezago de infraestructura. Lo que tenemos que hacer más que insistir en lo que no tenemos es empezar a construir un proyecto que al paso de los años, muchos quizás, vaya cerrando la brecha de infraestructura con Ciudad Universitaria. En la respuesta a la siguiente pregunta, digo lo que creo que puede comprometerse un director a hacer en cuatro años de gestión.

¿Cuál es el proyecto de difusión cultural?

Justo en estos días se discute el presupuesto de egresos del país y precisamente uno de los rubros al que se le están haciendo más recortes es al de cultura. Se está disminuyendo, en la propuesta, el presupuesto para Conaculta y para las universidades públicas. En ese escenario, las posibilidades reales del director de la FES C de buscar aumentar el presupuesto para cultura son, por decir lo menos, limitadas. Lamento empezar a hablar del proyecto de difusión cultural, con el tema del dinero, pero como decía en otra entrega no tiene mucho sentido nada más hacer una lista de buenos deseos.

En ese escenario veo tres acciones que pueden y deben acometerse.

· Un uso eficiente y creativo de los recursos de la dependencia. Programas como Ciencia, Conciencia y Café no son caros, lo que hace falta es creatividad y trabajo; sin embargo, hasta donde conozco es de los pocos programas originales de difusión de la cultura desarrollado localmente en la FESC. Habrá que crear más programas de este tipo, en diversos ámbitos de la expresión cultural. La experiencia nos enseña que esos programas funcionan cuando hay personas que los empujan. Para apoyar a esas personas a desarrollar sus proyectos crearíamos un programa como el de cátedras para de difusión de la cultura.

· Vincularse más estrechamente con los programas de difusión cultural de la UNAM, del estado, del municipio y del país para tener acceso a eventos organizados por ellos y a fondos para apoyo a la cultura

· Buscar fondos externos para iniciar la construcción de un Centro Cultural. Iniciar las gestiones con Fundación UNAM y lanzar una campaña de recolección de fondos, que puedan empatarse con otras aportaciones. Aquí también habría que ser muy imaginativo en los esquemas de recolección de fondos.

Así que como ven el perfil de la persona que se hiciera cargo del área tendría que ser doble: por un lado, amor intenso a la cultura, que a veces presupone poco sentido práctico y por el otro un gran sentido práctico, del dinero, de la manera de obtenerlo y de cómo cuidarlo, algo que a veces se cree no va asociado con el gusto por la cultura. Pero si es el caso que nos toque (y el plural no es mayestático, ni retórico) tener que entrarle a éste asunto, encontraremos un buen candidato (inevitable no pensar en nombres, aunque se sepa que el proceso apenas ha empezado)

Aunado a estas líneas de acción, quisiera decir que en todo el proyecto habría un esfuerzo por incluir a la ciencia como parte de la cultura. Algunos estudiantes serán científicos profesionales, pero todos tiene necesidad de ser ciudadanos cultos y eso en estos tiempos quiere decir saber de ciencia en un nivel de divulgación.

Por supuesto fortaleceríamos esa parte.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Seamos realistas.

Hace cuarenta y un años del famoso reclamo de “La imaginación al poder”, los jóvenes que la corearon en las calles y la escribieron en las bardas son ahora hombres maduros, el mayo francés de 1968 es parte de la historia y todos somos sus herederos, al menos en la retórica o conocen a alguien que critique el movimiento del 68

Sin embargo la frase permanece como muestra del anhelo de que las cosas funcionen mejor. Recuerdo ahora la frase, por el comentario de Josué sobre la extensión cultural en la FES C. No se si sea un asunto de presupuesto, pero ciertamente lo es de imaginación. La mayor parte de las personas tienen como principal trabajo, conservar su trabajo. Es decir no les interesa hacer nada innovador sino no parecer riesgosos a sus jefes. Ya Beatriz Agratti (ahora sí con doble t) me decía que soy un romántico por mi observación de que varios maestros del departamento de física están ahí para cobrar un salario y mantener un puesto y no por amor a lo que hacen. No digo que sean malas personas, si acaso no son muy buenos profesores y si me pongo indulgente, son más víctimas que culpables, pero pueden resultar en su inseguridad y servilismo tremendamente dañinos.

Ya perdí la esperanza (espero que no el romanticismo) de que estos profesores adhieran a un movimiento que pretenda mejorar la enseñanza de la física, lo harán si y solo si se los dice la autoridad y el día que se los diga serán incapaces de aportar ninguna idea nueva, acostumbrados como están a recibir instrucciones. Me conformo hoy con que esos profesores no obstruyan demasiado a quienes si ven en la docencia una actividad en la que vale la pena tomarse el riesgo de innovar y de contradecir.

Eso que pasa en el departamento de física de manera exacerbada no le es, desafortunadamente privativo, pasa en otras áreas entre ellas también la de la cultura. Que mal valoramos en la Facultad a la cultura y que falta nos hace que muchos de quienes “toman decisiones” tengan un poquito más de cultura. Que dejen de preocuparse por el número de eventos que presentan y se ocupen de su contribución a la formación integral de los estudiantes.

Hace casi veinte años, lanzamos el programa de conferencias de divulgación científica: Ciencia, Conciencia y Café, del que ya he platicado en éste blog, motivados no por mantener un empleo (ni siquiera era nuestra ocupación hacerlo) sino por tratar de ayudar a los alumnos de la FESC a tener una formación científica equilibrada con una visión social. Este no era un programa cultural que nos mandara CU, era un proyecto “Made in Cuautitlan” ¿por qué hoy no generamos nuestros propios programas culturales? No es por falta de presupuesto (que claro que estaría muy mal que se hiciera un uso indebido de él), sino de imaginación.

Otro ejemplo: Durante diez números mantuvimos la publicación bimensual de la revista Marcha, el órgano informativo del colegio académico (era el blog de entonces) con cero pesos y cero centavos de presupuesto. Con una maestra (saludos Gloria Soto) que mecanografiaba los artículos y un compañero que nos los imprimía gratuitamente. La imaginación consigue los recursos.

Antes de terminar con el tema de la imaginación y el poder, Josué, quisiera decirte dos cosas: una que estamos haciendo, con un profesor de la Facultad de Ciencias que toca el piano, un curso de apreciación musical, creo que eventualmente te interesaría y dos que discrepo en parte de la línea tan tajante que trazas en la manera de evaluar. Es muy claro que la subjetividad tiene un rol importante e incluso hay varios estudios al respecto. En el caso de la música, por ejemplo, la intensidad del sonido se mide en decibeles y es una manifestación de la cantidad de energía de la onda sonora, pero cuando a un grupo de personas se les hace escuchar un sonido y a continuación se disminuye el volumen y se les solicita señalar en que momento el volumen alcanza la mitad del sonido original, no hay uniformidad. Esos experimentos llevaron a desarrollar una escala “subjetiva” cuya unidad es el son.

Bueno, ahora sí termino con otra frase del movimiento del 68 en Francia: “Seamos realistas pidamos lo imposible”


Pd. Bienvenido Armando Mendez, nuevo seguidor.

jueves, 2 de abril de 2009

Recuerdo de Moshinsky en la FES C


Murió Marcos Moshinsky, es una noticia triste para todos los científicos mexicanos. Cuando le dieron el premio “Príncipe de Asturias”, escribí una nota en Revista de revistas sobre él. Esa nota la retomé en el libro “Para conversar de Ciencia que reproduce muchos de los artículos escritos en la revista de Excelsior. En ese texto recuerdo mi primer contacto con Moshinsky, cuando se asomó desde la ventana de su cubículo en el décimo piso de la torre de ciencias, para decirnos al grupo de estudiantes que jugábamos futbol americano abajo, que si no nos callábamos se iba a ver obligado a lanzarnos globos con agua.
Recuerdo en ese escrito de Revista de revistas también la vez que vino Gell-Mann a México. Murray Gell-Mann, aunque era premio Nobel, no gozaba de muchas simpatías entre algunas personas, por su participación en proyectos bélicos y no se le permitió dar la conferencia que tenía anunciada en la facultad de ciencias. Enterados de que a Gell-Mann no se le permitiría la entrada, los organizadores de la plática, decidieron hacer la conferencia en las instalaciones del Conacyt. En esa época se encontraba en Insurgentes sur, a la altura de Barranca del Muerto. El edificio tenía en el octavo piso un auditorio con anfiteatro, desde el que a través de sus ventanales se tenía una vista espectacular de la ciudad de México.
Moshinsky, escribía en esa época para Excelsior y en su columna del día siguiente comentó, que al terminar la plática de Gell.Mann, lanzó una mirada por las ventanas hacía la ciudad que se veía abajo y no pudo dejar de pensar -al ver las ecuaciones en el pizarrón y recordar los acontecimientos de esa tarde que habían evitado la conferencia en la Facultad de Ciencias- en que el comportamiento de las partículas físicas es más fácil de entender que el de las personas.
Tuve oportunidad, años después de escrito el texto, de platicar con Marcos Moshinsky sobre esos dos recuerdos que tenía yo de él. La conversación ocurrió cuando vino a la FES Cuautitlán, invitado por Ciencia, Conciencia y Café a hablar sobre la simetría en la naturaleza, un tema que lo apasionaba.