Hay
una anecdota de esa época, que recuerdo. Las quemas de batas aun se
realizaban dentro de las instalaciones de la FESC, el último día de
cursos. El temario de Ecuaciones Diferenciales era muy largo, había
que ver ecuaciones diferenciales ordinarias y en derivadas parciales.
En consecuencia el tiempo del semestre resultaba casi siempre
insuficiente y el profesor terminaba por tener que echar mano de
todos los días de clase para poder cubrir el programa.
Ese
semestre, sin pensar en que el último día de clases era también el
día de la quema de batas, programé para esa fecha, el último
examen parcial de la asignatura. A la hora del examen tendría lugar
el tradicional partido de futbol de estudiantes contra profesores. Yo
formaba parte del equipo de profesores, así que alguien me sustituyó
frente al grupo, aplicando el examen y me fuí a cumplir mi
obligación, con los alumnos salientes.
Tiempo
después me encontré a Suemi y creo que en broma, me dijo que jamás
me iba a perdonar que me hubiera ido a jugar futbol mientrás ella
“sufría” en el examen.
Mi
relación con Suemi no fue mala, era más bien cordial. Nos podíamos
entender bien cuando hablábamos de matemáticas y rara vez
hablábamos de otra cosa. Con la directora, la comunicación fue casi
inexistente, hablamos quizás un par de veces.
De
Suemi, fuí sinodal en su examen de licenciatura y también en el de
ingreso a la maestría en la Facultad de química. Cuando organizaba
yo Ciencia, Conciencia y Café, buscaba siempre que hubiera presencia
de profesorss de la FES C y no sólo de las luminarias de CU. Invité
a Suemi a participar en una de las charlas.
Cuando
me fuí a DGSCA, Gilberto Amaya realizaba, conmigo cálculos del
modelo de Ising y métodos de Montecarlo, tendientes a hacer la tesis
de maestría. Gilberto iba a CU (hace no tanto tiempo, pero no había
posibilidades de trabajo eficiente a distancia), pero era una manera
muy complicada de trabajar. Como era natural, Gilberrto empezó a
tener más contacto con otros profesores en la FESC, como Suemi y un
profesor ruso, creo que se apellidaba Tchijov.
Un
día me llamó Suemi a la DGSCA diciéndome que Gilberto estaba
trabajando con ella, que esperaba que yo no tuviera inconveniente. Le
dije que ninguno. Me sugirió que trabajaramos juntos y le dije que
sí. Cuando acepté, me aclaró que el único problema era que
también tendría que participar Armando Aguilar en los trabajos. Le
dije que yo prefería no estar, pero que no tenía inconveniente en
que Gilberto trabajara con ellos.
No
volvimos a tener comunicación, ni buena ni mala, hasta que ella ya
era directora.
Eso
ocurrió cuando regresé de
Acatlán a Cuautitlán, Suemi estaba
a un año de terminar su 1er
periodo. Me entrevisté con
ella y hablamos de la medalla
Fields, de simulación de fenómenos críticos, de mi regreso a la
FES C y de la posibilidad de irme a CFATA , a participar en la
carrera de Innovación Tecnológica. El cambio no se materializó y
me quedé dando clases y preparando materiales educativos para poner
en línea, mientras seguía colaborando con académicos de Ciudad
Universitaria.
La
vida en Cuautitlán era agradable por los estudiantes y algunos
compañeros profesores, pero el ambiente general de la escuela se
descomponía. Es en esa época que inicia este blog y en él esta
narrado, desde mi perspectiva, parte de lo que fue la parte final del
1er periodo de Suemi y todo el segundo.
Tuve
buenos alumnos; con algunos, como Samara Tenorio y Juan Pablo López,
mantuve relación y me acompañarían, años después, en la
presentación del libro y el cómic de “Dime abuelita por qué.”
No había mucho que hacer en el área de fisico matemáticas de la
FES C, los niveles académicos de los “jefes” eran deplorables.
Intentaba cambiarme de dependencia y no me dejaban. Algunos
sospechosistas veían en esa negativa un deseo de la mafia de
“castigarme”, por no reconocer al “poder tras el trono” como
el verdadero director. No lo creo, la explicación es mucho más
simple: querían cansarme, como a otros, para tener la plaza de
profesor y asignarla a alguno de sus incondicionales.
Las
condiciones no eran fáciles, es cierto, pero la docencia era
gratificante. Preparar materiales, diseñar estrategías docentes, me
mantenía vivo, en ese ambiente de insuficiencia respiratoria
(académicamente hablando).
Llegó
el tiempo para tomar sabático y lo pospuse un par de años, pues
estaba madurando un proyecto al que me quería dedicar durante ese
periodo. Pero ya se sabe que uno pone.... y las cosas cambian. Un día
recibí una oferta del Tribunal Electoral para hacerme cargo de su
Unidad de Soporte Técnico y Telecomunicaciones y solicité el
sabático, cancelando el segundo periodo de posposición, que ya
había iniciado.
Antes
de que terminara el año sabático, me fui al IFE como Director de
Atención Ciudadana. Cuando venció el plazo del sabático, solicité
un permiso, sin goce de sueldo para seguir desempeñando el puesto.
Tras vencer ese plazo y la reiterada negativa de obtener un nuevo
permiso sin goce de salario, me reincorporé a la FES, una vez más.
No
fueron tiempos fáciles hubo acciones “feas” que yo calificaría
de persecutorías, pero las cosas de quién vienen. Volví al
disfrute de la docencia, sobre todo al grupo de laboratorio de ondas.
Con alumnos muy motivados. Los estudiantes participativos son siempre
un aliciente.
En
algún momento de esa nueva etapa en la FES C, tuve que llevar unos
papeles al edificio de gobierno; bajaba yo las escaleras y me hice a
un lado para dejar pasar a una persona que subía. Cuando la tuve
frente a mí, me dí cuenta que era Suemi. Había cambiado el color
de su pelo y traía lentes oscuros.
-No
te reconocí, le dije, un poco extrañado.
-Yo
tampoco a tí, me contestó, de inmediato.
Esa
fue nuestra segunda y última conversación, en su periodo de
directora.
A
través de Adriana Morales, quien seguramente “pisaba base” con
Suemi, se pudieron llevar a cabo los trámites para el cambio de
adscripción definitivo, que me llevó en enero de éste año a la
DGTIC. Algo que agradezco.
Así
que casi cuarenta años después de mi llegada a la FESC y veinte
años después de realmente haberme ido, se materializó mi partida
de manera definitiva.
Puesto
en el ánimo de recordar, creo que debería platicar algunos otros
pasajes. Me parece un poco injusto, cuando hablé de los periodos de
Keller, no haberlo hecho de las personas que me ayudaron a crear la
cátedra multidisciplinaria. Así que habrá seguramente, antes de
que se acabé el año de la celebración de los 40 años, un par de
textos más.