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miércoles, 28 de mayo de 2014

40 años de la FESC. Recuerdos personales 3a parte. Los periodos de Suemi.

A Suemi la conocí cuando ella cursaba los primeros semestres de la carrera de Ingeniería Química, debe haber sido 1980. Al grupo en que ella estaba les dí la materia de Ecuaciones Diferenciales. Era una estudiante dedicada y con gusto por la asignatura, lo que me hizo notarla.
Hay una anecdota de esa época, que recuerdo. Las quemas de batas aun se realizaban dentro de las instalaciones de la FESC, el último día de cursos. El temario de Ecuaciones Diferenciales era muy largo, había que ver ecuaciones diferenciales ordinarias y en derivadas parciales. En consecuencia el tiempo del semestre resultaba casi siempre insuficiente y el profesor terminaba por tener que echar mano de todos los días de clase para poder cubrir el programa.
Ese semestre, sin pensar en que el último día de clases era también el día de la quema de batas, programé para esa fecha, el último examen parcial de la asignatura. A la hora del examen tendría lugar el tradicional partido de futbol de estudiantes contra profesores. Yo formaba parte del equipo de profesores, así que alguien me sustituyó frente al grupo, aplicando el examen y me fuí a cumplir mi obligación, con los alumnos salientes.
Tiempo después me encontré a Suemi y creo que en broma, me dijo que jamás me iba a perdonar que me hubiera ido a jugar futbol mientrás ella “sufría” en el examen.
Mi relación con Suemi no fue mala, era más bien cordial. Nos podíamos entender bien cuando hablábamos de matemáticas y rara vez hablábamos de otra cosa. Con la directora, la comunicación fue casi inexistente, hablamos quizás un par de veces.
De Suemi, fuí sinodal en su examen de licenciatura y también en el de ingreso a la maestría en la Facultad de química. Cuando organizaba yo Ciencia, Conciencia y Café, buscaba siempre que hubiera presencia de profesorss de la FES C y no sólo de las luminarias de CU. Invité a Suemi a participar en una de las charlas.
Cuando me fuí a DGSCA, Gilberto Amaya realizaba, conmigo cálculos del modelo de Ising y métodos de Montecarlo, tendientes a hacer la tesis de maestría. Gilberto iba a CU (hace no tanto tiempo, pero no había posibilidades de trabajo eficiente a distancia), pero era una manera muy complicada de trabajar. Como era natural, Gilberrto empezó a tener más contacto con otros profesores en la FESC, como Suemi y un profesor ruso, creo que se apellidaba Tchijov.
Un día me llamó Suemi a la DGSCA diciéndome que Gilberto estaba trabajando con ella, que esperaba que yo no tuviera inconveniente. Le dije que ninguno. Me sugirió que trabajaramos juntos y le dije que sí. Cuando acepté, me aclaró que el único problema era que también tendría que participar Armando Aguilar en los trabajos. Le dije que yo prefería no estar, pero que no tenía inconveniente en que Gilberto trabajara con ellos.
No volvimos a tener comunicación, ni buena ni mala, hasta que ella ya era directora.
Eso ocurrió cuando regresé de Acatlán a Cuautitlán, Suemi estaba a un año de terminar su 1er periodo. Me entrevisté con ella y hablamos de la medalla Fields, de simulación de fenómenos críticos, de mi regreso a la FES C y de la posibilidad de irme a CFATA , a participar en la carrera de Innovación Tecnológica. El cambio no se materializó y me quedé dando clases y preparando materiales educativos para poner en línea, mientras seguía colaborando con académicos de Ciudad Universitaria.
La vida en Cuautitlán era agradable por los estudiantes y algunos compañeros profesores, pero el ambiente general de la escuela se descomponía. Es en esa época que inicia este blog y en él esta narrado, desde mi perspectiva, parte de lo que fue la parte final del 1er periodo de Suemi y todo el segundo.
Tuve buenos alumnos; con algunos, como Samara Tenorio y Juan Pablo López, mantuve relación y me acompañarían, años después, en la presentación del libro y el cómic de “Dime abuelita por qué.” No había mucho que hacer en el área de fisico matemáticas de la FES C, los niveles académicos de los “jefes” eran deplorables. Intentaba cambiarme de dependencia y no me dejaban. Algunos sospechosistas veían en esa negativa un deseo de la mafia de “castigarme”, por no reconocer al “poder tras el trono” como el verdadero director. No lo creo, la explicación es mucho más simple: querían cansarme, como a otros, para tener la plaza de profesor y asignarla a alguno de sus incondicionales.
Las condiciones no eran fáciles, es cierto, pero la docencia era gratificante. Preparar materiales, diseñar estrategías docentes, me mantenía vivo, en ese ambiente de insuficiencia respiratoria (académicamente hablando).
Llegó el tiempo para tomar sabático y lo pospuse un par de años, pues estaba madurando un proyecto al que me quería dedicar durante ese periodo. Pero ya se sabe que uno pone.... y las cosas cambian. Un día recibí una oferta del Tribunal Electoral para hacerme cargo de su Unidad de Soporte Técnico y Telecomunicaciones y solicité el sabático, cancelando el segundo periodo de posposición, que ya había iniciado.
Antes de que terminara el año sabático, me fui al IFE como Director de Atención Ciudadana. Cuando venció el plazo del sabático, solicité un permiso, sin goce de sueldo para seguir desempeñando el puesto. Tras vencer ese plazo y la reiterada negativa de obtener un nuevo permiso sin goce de salario, me reincorporé a la FES, una vez más.
No fueron tiempos fáciles hubo acciones “feas” que yo calificaría de persecutorías, pero las cosas de quién vienen. Volví al disfrute de la docencia, sobre todo al grupo de laboratorio de ondas. Con alumnos muy motivados. Los estudiantes participativos son siempre un aliciente.
En algún momento de esa nueva etapa en la FES C, tuve que llevar unos papeles al edificio de gobierno; bajaba yo las escaleras y me hice a un lado para dejar pasar a una persona que subía. Cuando la tuve frente a mí, me dí cuenta que era Suemi. Había cambiado el color de su pelo y traía lentes oscuros.
-No te reconocí, le dije, un poco extrañado.
-Yo tampoco a tí, me contestó, de inmediato.
Esa fue nuestra segunda y última conversación, en su periodo de directora.
A través de Adriana Morales, quien seguramente “pisaba base” con Suemi, se pudieron llevar a cabo los trámites para el cambio de adscripción definitivo, que me llevó en enero de éste año a la DGTIC. Algo que agradezco.
Así que casi cuarenta años después de mi llegada a la FESC y veinte años después de realmente haberme ido, se materializó mi partida de manera definitiva.

Puesto en el ánimo de recordar, creo que debería platicar algunos otros pasajes. Me parece un poco injusto, cuando hablé de los periodos de Keller, no haberlo hecho de las personas que me ayudaron a crear la cátedra multidisciplinaria. Así que habrá seguramente, antes de que se acabé el año de la celebración de los 40 años, un par de textos más.

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