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domingo, 16 de octubre de 2011

Una sola UNAM


La presente modalidad de elección de representantes al Consejo Universitario ha publicado dos convocatorias; una para elegir representantes por cada Unidad Multidisciplinaria y otra para elegir un par de candidatos por el conjunto de las Unidades Multidisciplinarias.

El Dr. Arcadio Monroy Ata y quien escribe estas líneas hemos postulado nuestra candidatura como representantes de los profesores al consejo universitario, por el conjunto de las unidades multidisciplinarias, bajo el lema “Una sola UNAM”.  Les comparto alguna información curricular del Dr. Monroy Ata y algunos datos adicionales de mi currículo, que me parecen pertinentes para esta elección:

El Dr. Monroy Ata Fue alumno fundador y es egresado de la ENEP Zaragoza (actualmente FES Zaragoza), de la Carrera de Biología, con Mención Honorífica (1976-1980) y se hizo acreedor a la medalla Gabino Barreda. Con beca de CONACYT, cursó el Diplomado en Estudios a Profundidad en Ecología (DEA) (1984-1985) y realizó el Doctorado en Ecología (Nuevo Régimen) (1985-1989), en la Universidad de Ciencias y Técnicas de Languedoc, Montpellier, Francia, en el cual recibió la mención “Muy Honorable” al sustentar su tesis de doctorado. También, ha tomado 27 cursos de superación académica.
Cuenta con 31 años de experiencia docente. Actualmente es Profesor de Carrera de Tiempo Completo Titular “A” definitivo, asignado a la Carrera de Biología y profesor de asignatura en la Universidad Simón Bolívar desde 1999. Ha publicado cuatro  capítulos en libros, 7 artículos de investigación arbitrados, en revistas nacionales e internacionales, y 35 artículos de divulgación científica.
Ha promovido la difusión y la divulgación de la ciencia a través de la edición de las revistas “Tópicos de Investigación y Posgrado”, “Boletín de Investigación, Educación y sus Nexos”,  “Vertientes” y del boletín mensual de divulgación ecológica “La Hoja Verde”, de cual se han publicado 138 números hasta agosto de 2011.  En 1992 llevó a la FES Zaragoza, conjuntamente con los organizadores de Ciencia, Conciencia y Café, una versión de éste programa de divulgación con el nombre de “Conversando con…”
También es autor de los libros: “Herederos de la Tierra”, que trata del desarrollo urbano sustentable en 190 páginas y del Manual de Prácticas de Educación ambiental, publicado por Editorial Trillas en 2010 y que cuenta con 134 páginas.
Ha obtenido el premio “OMEYOCAN” en ecología (1991), otorgado por el Club de Rotarios. Fue asesor de un proyecto de servicio social, en el área de ecología, que obtuvo la medalla Gustavo Baz Prada en la Carrera de Biología (1997). Asimismo, en noviembre de 2000, obtuvo el premio Banamex a la evolución en Internet, con un proyecto del área educativa, coordinando el trabajo “Línea Verde”.
Se desempeñó como funcionario, en el plantel Zaragoza de la UNAM, con los cargos de Jefe de Sección de Biología (1989-1990), Coordinador de Investigación (1990-1993), Secretario de Investigación (1993-1995) y Jefe de la División de Investigación (1995-1998). También, fue Secretario del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (SOMEDICYT), en el periodo 1999-2001.
Actualmente, y desde 1996, es el responsable de la Unidad de Investigación en Ecología Vegetal y, desde 2004, presidente de la Academia de Ecología, desempeñando ambas funciones en la FES Zaragoza.

En cuanto a mi, puedo agregar a los datos que aparecen en mi perfil, que fui representante por el conjunto de las Unidades Multidisciplinarias al Consejo Asesor de Cómputo y al Comité de supercómputo. También he sido miembro de la comisión dictaminadora en la carrera de informática en la FES Aragón y miembro de jurados calificadores en esa misma facultad. También he sido profesor de español para extranjeros, francés y matemáticas en la FES Acatlán.

Quiero terminar esta entrada solicitando  su voto por la planilla “Una sola UNAM”, integrada por el Dr. Monroy Ata y por mi y pedirles que por favor difundan esta información.

En una próxima entrada hablaremos de la elección de consejeros en la modalidad de representantes locales por cada Unidad Multidisciplinaria.

jueves, 5 de agosto de 2010

Opus 200 (Entrevista en El Universal)


Pues como no queriendo la cosa se han ido acumulando las entradas en el blog, ésta es la número 200, en casi año y medio de blog. Un blog que me parece va cumpliendo su tarea de ir desarmando la mafia. Poco a poco los profesores nos vamos organizando, el miedo se va perdiendo y sin duda tendremos en éste próximo semestre lectivo algunos avances en la defensa de la academia en la FESC. El próximo lunes iniciamos nuevamente los cursos y ya tendremos tiempo -espero- de ir haciendo un recuento de lo publicado en el blog.
Por lo pronto, hoy jueves me estoy preparando para ir a la presentación del libro “Dime Abuelita por que...”, pero antes de salir a la casa del lago y como se trata de Jueves de divulgación de la ciencia, les copio la entrevista que me hicieron a propósito del libro y que publica hoy el Universal on line ( www.eluniversal.com.mx/articulos/60073.html ). La nota la retomaron otros diarios como El Financiero y Medicina digital:


“México debe impulsar a la ciencia: físico

Para el experto Rafael Fernández es inconcebible que el país sólo cuente con 15 mil científicos y que la demanda de carreras esté a la baja
Lo que falla en los países que eran llamados del Tercer Mundo, ahora periféricos o en vías de desarrollo, no es la ciencia básica, sino su aplicación, pues no existen, salvo excepciones, compañías que lo hagan, ni las cadenas de profesionales para desarrollarla, afirmó el físico Rafael Fernández Flores.
El científico presentará este jueves 5 de agosto su más reciente libro "Dime abuelita por qué... Explicación científica a hechos cotidianos", primero de una serie de volúmenes que publicará el también doctor en ingeniería por el Instituto Nacional Politécnico de Toulouse, Francia.
En entrevista explicó que la intención de esta colección es que las personas sepan que la ciencia es parte de la cultura y de la vida cotidiana, por sus aplicaciones a la tecnología.
"Creo que nos falta empujar la ciencia, a nadie le sobra la parte científica en ningún país de la Tierra por más avanzado que éste estuviera, y en México nos ha faltado tenerle un poco de respeto a la actividad científica, hay un sentimiento como de que no es necesaria y por ello no hay inversión en la investigación", dijo.
Todos los ganadores del Premio Nobel de Física, explica en su primer libro, pertenecen a un pequeño grupo de países, entre los que no se encuentran los de América Latina.
Esto no se debe a que los nativos de estas latitudes sean menos dotados para las ciencias físicas que sus colegas del primer mundo, sino simplemente porque en Latinoamérica están muy ocupados en construir las cosas para ayer.
Es inconcebible, continuó, que un país como México, que ya rebasa los 100 millones de habitantes, escasamente tenga 15 mil científicos, pero lo peor no es este número reducido, sino que la demanda de las carreras de este tipo va a la baja.
Urgen más científicos en México, subrayó, la saturación de carreras tiene mucho que ver con la creencia de que en determinadas profesiones hay más dinero.
"Todos tenemos el derecho humano de querer ganar mejor, pero en la medida de que no expliquemos que la ciencia es una profesión rentable, que se puede vivir de ser científico en este país y que además hay un respeto al científico, estamos amolados", señaló.
Si bien no se busca ganar el Nobel de Física, continuó, la preocupación es la tecnología, estar a la par con los tiempos del Tratado de Libre Comercio, vincular los planes de posgrado -que es la iniciación a la investigación- a los problemas de la industria. En síntesis, hacer de la ciencia algo útil, subrayó.
Problemas como el cambio climático, hambre, salud, abasto de energía y una serie de situación que giran alrededor de lo que es la compresión de las leyes naturales y su aplicación al desarrollo de la economía, son parte de la ciencia y su aplicación, expresó el físico.
Y sobre esto las personas comprenden la importancia de la ciencia, enfatizó; muchas veces se percibe a través de sus aplicaciones tecnológicas que terminan por comprar, en lugar de desarrollarla, pues con ello se cree ya se es un país moderno, y "hay una serie de ejemplos que muestran que no es correcto hacerlo de esta manera".
"Dime abuelita por qué... Explicación científica a hechos cotidianos", que será presentado este jueves en la Casa del Lago, por el presidente de la Academia Mexicana de las Ciencias, Arturo Menchaca, y el director de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ramón Peralta, es una recopilación de artículos publicados por Fernández en diversos medios de comunicación.
Hay artículos, explicó el también profesor universitario, que surgieron de preguntas que le hacen sus alumnos, y eso da respuesta a una anécdota y de ahí al artículo. Los temas en realidad los escoge la misma situación, acotó.

Este libro, continuó, es el primero de la serie "Para conversar de ciencia", publicado por Servicio de Consultoría de Valor Agregado, y ya prepara el segundo volumen, que se llamará "Derrotando a la ignorancia".

El tercero será "El mundo que se enreda" y otro más aún sin título, que estará dedicado a la ciencia en México y sus científicos.
Como sociedad científica, advirtió, hace mucha falta el que las personas tengan acceso a esta información, "uno cree que a la gente no le interesa, pero cuando se comienza a platicar de estos temas surge el interés más allá de lo que pudiera parecer, un ejemplo es este libro, que aun cuando no se ha presentado, ya lo están pidiendo en las librerías".
Comentó que el libro también está dedicado a menores de 10 a 15 años de edad, para quienes encuentren en este volumen que hay en la actividad científica una posible carrera profesional.
Pero aun con todo, si deciden tener otra actividad, por lo menos que sean personas cultas, que puedan tomar sus decisiones con base en información que le permitirá ser capaz de analizar y procesar, concluyó”.

jueves, 1 de julio de 2010

Dime Abuelita por que...


Esa frase de Francisco Gabilondo Soler es el título que le dí al libro de divulgación de la ciencia que terminé de escribir en mayo y que ahora, a escasa semana, de haberse impreso esta ya en algunas de librerías de la Ciudad de México. Ha sido tan rápido todo, que no he tenido tiempo de planear la presentación y tampoco están aun los links para la compra en línea. Ambos datos los haré del conocimiento de los lectores del blog, en cuanto los tenga. Me gustaría ver a muchos de ustedes en ese evento. Por lo pronto aprovecho que es jueves de divulgación para compartirles el texto con el que inicia el primer capítulo del libro, al que nombré “Revoloteo de Palomas”.

Mis cien palomas.
Lo cotidiano es lo que nos rodea, lo que nos ocurre todos los días. Hay pueblos para los que la nieve es cotidiana y tienen más de una palabra para referirse a ella, distinguiendo sus diferentes estados. El lenguaje sirve para describir la cotidianidad del mundo en el que vivimos, para comunicarlo y aprenderlo. Vivimos en un mundo lleno de luz, de sonidos, de fenómenos naturales, ¿con qué lenguaje lo describimos? Podemos hacerlo con palabras, pero éstas tan útiles para la poesía y para despertar emociones por la capacidad que tiene quien lee de hacerlas significar más de lo que el autor intentó, no resultan ser tan eficientes en la descripción del mundo físico, donde la ambigüedad que permite a los vocablos servir para hacer bromas de doble sentido, es más bien un inconveniente. Las expresiones que describen las leyes naturales deben expresar sin confusiones su contenido.
Quizás por esa precisión me maravilló el álgebra desde que la descubrí en la secundaria. Alguién me había explicado que en el álgebra se usaban letras en vez de números, asi que el primer día de clases de álgebra en la Secundaria 4, yo sentía que ya sabía de que se trataba. El maestro, teatralmente, pidió a alguien pasar al pizarrón y escribir en el pizarrón cualquier número. El compañero al que habían solicitado hacerlo escribió el 7. El profesor le dijo: Ése no es cualquier número, es el 7. Después de un rato de vanos intentos de nuestro compañero, el profesor por fin pintó la letra “a” y explicó: Éste es cualquier número, porque puede ser el 7 o el 5 o cualquier número. Sentí que se me revelaba algo importante. Después el profesor pidió a otro estudiante que escribiera la suma de dos números cualesquiera, nuestro camarada escribio a + a. El profesor le dijo esa no es la suma de dos números cualesquiera, esa es la suma de un número cualquiera con él mismo y escribió en el pizarrón: a + b, ésta es, dijo, la suma de dos números cualesquiera, en ella incluso ésta el caso anterior si a = b. No se si a mis compañeros de clase les pasaba lo mismo, pero yo estaba fascinado por el poder de ese idioma que iba descubriendo.
Estaba tan contento con lo que había aprendido que se lo platiqué a un tío, hermano de mi papá. Mi tio me dijo: Entonces podrás resolver éste problema: “ Está un gavilán viendo pasar a una parvada de palomas y les dice con tono conquistador: 'Adios mis cien palomas'. No somos cien señor gavilán somos estas, más otro tanto como éstas, mas la mitad de éstas más la cuarta parte de estas, más usted señor gavilán seríamos cien. ¿Cuántas palomas eran?”
Sin darme mucha oportunidad de pensar en cómo resolver el problema, mi tio sacó su pluma, buscó un papel y empezó a explicarme: Llámale x al número, por ahora desconocido de palomas o sea las que la paloma llamó “éstas”, fíjate que un entero puede escribirse en términos de fracciones. Un entero es dos medios o también cuatro cuartos. Así que “éstas” más otro tanto como “éstas” son ocho cuartos de “éstas”, independientemente de cuántas sean “éstas”. A esos ocho cuartos hay que sumarle la mitad de “éstas” es decir dos cuartos más, con lo que llegamos a diez cuartos y finalmente para tener el total que dijo la paloma hay que agregar un cuarto más. Total once cuartos de “éstas.” A ese número hay que agregarle uno, el gavilán, para tener cien.
Si a once cuartos de un número le sumas 1 y te da cien, quiere decir que once cuartos de ese número es igual a 99, por lo tanto el número de palomas, “éstas” es noventa y nueve dividido entre once cuartos; es decir 36. El número de palomas que galanteó el Gavilán eran 36 y al menos la que lidereaba la parvada, sabía de matemáticas.
Mi tio me confirmó que el álgebra era un lenguaje muy interesante que permitía poner en términos muy claros expresiones que en el lenguaje común se prestaban a ambigüedades. Empecé a leer por mi propia cuenta algunos libros de matemáticas como El Álgebra Recreativa de Perelman. Ahí me encontré la historia de la vida de Diofanto1 . La historia de su vida se platica así, en la inscripción de su sepulcro, dice Perelman: “¡Caminante, aquí fueron sepultados los restos de Diofanto. Y los números pueden mostrar cuan larga fue su vida, cuya sexta parte constituyo su hermosa infancia. Había transcurrido además una duodécima parte parte de su vida, cuando le salio barba y la séptima parte de su vida transcurrió en un matrimonio estéril. Pasó un quinquenio más y lo hizo dichoso el nacimiento de su primer hijo, cuya existencia duró solo la mitad de la de su padre, quien le sobrevivió cuatro años.” ¿Cuántos años vivió Diofanto?
Para averiguarlo procedemos como en el caso del problema de las cien palomas, llamamos X a la cantidad desconocida 2, escribiendo las fracciones de la vida de Diofanto en términos de X (X/6, X/12, X/7, etc) y sumando todo, llegamos a una ecuación cuya solución nos da 84, la edad de Diofanto al morir. (¿Obtuviste ese resultado?)
Las matemáticas me llamaban cada vez más la atención y conforme avanzaba en los estudios, pensaba en estudiar para matemático; hasta que en otra clase -ahora de física- el profesor nos planteó el problema de calcular la profundidad de un pozo midiendo el tiempo que tarda una piedra en llegar al agua. Se sabe que la piedra, en primera aproximación, cae únicamente por la atracción gravitatoria, sin tomar en cuenta la fricción del aire y que su movimiento es uniformemente acelerado. Para ese tipo de movimientos la distancia recorrida en un cierto tiempo es igual a la mitad del producto de la aceleración por el tiempo que dura el recorrido elevado al cuadrado. Asi que medir el tiempo era como medir la distancia y sin tener que bajar al pozo, ni mojarse; únicamente con un cronómetro y poniendo atención al ruido producido por el golpe de la piedra con la superficie del agua del pozo. Ahí el lenguaje que tanto me gustaba de las matemáticas me abrió un nuevo campo de interés, pues ahora las ecuaciones me permitían entender y describir el mundo que me rodeaba. El de los objetos que se movían a mi alrededor, los sonidos, los colores, la lluvia, los deportes.
No se muy bien cuando escribí un primer texto para tratar de explicar a otros un fenómeno físico. Recuerdo que cuando Conacyt en 1980 abrió una covocatoria para formar divulgadores de la ciencia, yo hacía ya en la FES Cuautitlán una revista, Marcha, que incluía artículos de divulgación. Participar en ese programa fue un gusto sobre todo por la oportunidad que tuve de conocer a Enrique Loubet, en ése entonces director de comunicación social de Conacyt y editor de la revista Comunidad Conacyt. Enrique y yo simpatizamos y me ofreció escribir para su revista. La revista tenía siempre un tema central y lo que yo hacía era pensar ese tema desde la perspectiva que me gustaba, la de las leyes físicas y las matemáticas. Así que lo que resultó cotidiano fueron las cien palomas que vuelan siempre que quiero poner en claro una idea del mundo físico o de las matemáticas. Entender, aunque sea en primera aproximación, la manera como se conduce el mundo es un placer que se magnifica si se comparte con otras personas. Así que he seguido, por años, escribiendo textos para alguien.
1Diofanto fue un matemático griego que vivio hacía el siglo III, fue autor del célebre libro “Aritmética” que recoge y resuelve una serie de problemas matemáticos.
2Se atribuye a Albert Einstein haber respondido, lo siguiente, a la pregunta de cómo hacía para resolver un problema: “llamo X a lo que no se y luego despejo X”