Desde hace un tiempo, visito anualmente la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Este año no fue la excepción, aunque eso me haya significado levantarme a las cinco de la mañana para irme temprano al aeropuerto y tener que volver el mismo día a cumplir aquí compromisos previos.
Estuve en Guadalajara seis horas escasamente, incluyendo los traslados del aeropuerto a la FIL y viceversa, cierto que no solo iba a comprar libros, una pasión a la que me rindo con facilidad, sino a presentar el cómic de Dime abuelita por qué.
La presentación fue un éxito, aun cuando al lado estaba teniendo lugar la del libro de Peña Nieto y la seguridad hacía muy difícil el acceso a la zona de salas de presentaciones. No obstante eso hubo un buen número de asistentes a la presentación, muchos de ellos jóvenes y niños acompañados de sus padres, que desean acercarlos al conocimiento científico.
La reseña de esa presentación, las palabras de Pedro Sol, caricaturista que nos acompañó en la presentación y las preguntas del público merecerían una nota exclusiva, pero la verdad es que prefiero escribir sobre los libros que compré en los pocos minutos que tuve chance de recorrer la Feria, antes de iniciar la presentación. Los listo en el orden de adquisición.
Desde el avión había comentado con Pedro Sol acerca del libro Goedel, Escher y Bach, así que en la FIL, lo busqué y lo encontré en el stand de TusQuets. Mientras Pedro lo hojeaba y deshojaba la margarita de su cartera, reparé en un libro de Juan Miralles, que habla de un tema que me llama la atención desde hace un rato: La biografía de Hernán Cortés. Me parece que Cortés, al igual que Porfirio Díaz, son personajes “villanizados” por la historia oficial y que merecen que conozcamos mejor y desde una perspectiva objetiva su biografía.
Mientras hacía cola para que me cobraran el libro sobre Cortés, hojee uno que estaba sobre el mostrador; hablaba sobre la belleza de las ecuaciones más famosas. En cuanto lo tomé, el cliente que se encontraba pagando me dijo: “estoy buscando uno menos maltratado”, etán allá y me señaló un área del stand donde había libros con temas científicos. Dejé mi lugar en la fila y me fui a verlos. Ahí me encontré dos que llamaron mi atención: “La conjetura de Poincaré” y “La conferencia perdida de Feynman.”
El primero habla de un problema, que en el año 2 mil, fue declarado por el Clay Mathematics Institute, como uno de los siete problemas fundamentales no resueltks del milenio y la solución que en 2003 ha propuesto Gregory Perelman.
El segundo reconstruye una conferencia de Feynman sobre el movimiento de los planetas alrededor del sol. Esta conferencia formó parte del curso de física que se convirtió más tarde en las Feynman’s Lectures on Physics, pero por alguna razón no se le incluyó en su edición. Años después David Golstein se encontró con un borrador de la coneferencia y a partir de él reconstruyó la conferencia de Feynman. El libro es la conferencia, precedida de algunos conceptos necesarios a su comprensión. Aunque lo interesante es que la demostración de Feynman solo usa geometría de nivel preparatoria, para tratar el tema que dio origen al libro de los Principia de Newton. De esto sí que pienso volver a escribir.
Antes de ir al stand de TusQuets me había dado ya una vuelta por varios otros. En el de Planeta me llamaron la atención también dos libros: "Los Numerati "de Stephen Baker y "Objetivo La luna" de Dan Parry.
El segundo trata de la historia de la llegada a la Luna, un tema del que me he ocupado en algunos artículos como Porqué esta ahí, reproducido en el libro "Para Conversar de Ciencia".
El primero habla de los perfiles de conducta que es posible dibujar a partir de los datos de nuestras actividades diarias, registradas a través de las computadoras. Estas trazas, puestas a disposición de los mineros numéricos que las explotan significan una gran riqueza para explotar su uso en áreas que van de la política a la salud o la comubicación.
Tengo, al momento en que escribo, delante de mi, una pila de libros que voy leyendo simultáneamente; a ellos, han llegado a agregarse estos nuevos, a los que se juntará, sin duda, el ya prometido regalo de navidad, sobre Wikileaks, que me fue traído también de la FIL de Guadalajara