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miércoles, 20 de enero de 2010

Sheridan ve lo que nosotros vemos...y lo publica

Guillermo Sheridan, conocedor de la UNAM, autor del libro "Alla en el Campus grande y quien estuviera muy cerca de Octavio Paz y de la fundación de Octavio Paz, escribe con regularidad en El Universal, sobre temas que tienen que ver con la Máxima Casa de Estudios, les transcribo su colaboración del día de ayer, que habla de asuntos que deben preocuparnos a todos, la desacademización y burocratización de la UNAM, pasndo por prácticas deshonestas:
"Celebré aquí hace dos semanas que el rector de la UNAM, Dr. José Narro Robles, criticase a la institución que preside y que ordenase a los funcionarios ahorrar recursos limitando el uso de teléfonos celulares, automóviles, gasolina, gastos de representación y otros lujos. El asunto se relaciona con la paradoja que aceptó el rector José Sarukhán hace 20 años cuando habló de la necesidad de “academizar” a la UNAM. Se reconocía que en la UNAM conviven el conocimiento y sus reglas con diversas formas de poder político (y sus propias reglas). Se entendía que en la UNAM hay una pugna con un poder no académico, pero capaz de “desacademizar a la academia”. Los usos políticos y partidarios de la universidad la “desacademizan”, pero también lo hace la preeminencia del interés de los funcionarios sobre el desinterés de los académicos. El dispendio aludido es un ingrediente más entre los que propician que en la mayoría de las instituciones públicas de educación superior del país la carrera de funcionario sea más redituable que la de académico. Así como hay quienes prefieren ingresar al Sindicato de la UNAM que a la UNAM, hay quienes prefieren administrar el conocimiento en oficinas que generarlo o enseñarlo en bibliotecas, laboratorios y aulas obviamente carentes de lujo. Desde luego, hay funcionarios universitarios íntegros, creativos y con un intachable sentido del servicio; pero el simple hecho de que el rector haya tenido que detener los gastos suntuarios ya delata privilegios que nunca debieron existir. Pero junto al problema de su costo está el otro, que es aún peor: el problema del poder que va de la mano con los privilegios. Se trata de privilegios que suelen ser adictivos: quien ha probado sus mieles, difícilmente aprenderá a prescindir de ellos. El resultado es que, para conservarlos y aumentarlos, hay quienes politizan su desempeño administrativo; quienes explotan políticamente y en beneficio propio el desinterés de los académicos; quienes no tardan en adquirir compromisos, en crearse alianzas políticas o prestarse a ellas. Esto se puede observar en todo tipo de prácticas. Habrá quienes distribuyen a su conveniencia los puestos disponibles, manipulan comisiones, hacen negocios, practican el nepotismo. Puede haber un director que se ordena a sí mismo prologar los libros de sus subordinados o hasta compartir su autoría, a lo que éstos se resignarán a la espera de un eventual provecho. Ha habido quienes despojan a sus subordinados de sus iniciativas para decorar su ansioso curriculum, y quienes optan por el silencio crítico propio y de los demás. Las prácticas más ofensivas son las que los funcionarios han diseñado para autopremiarse. Ser funcionario académico, por ejemplo, supone cumplir de entrada con uno de los requisitos para aspirar al máximo nivel de los estímulos económicos que se dan por méritos. Durante años, ser director suponía recibir de manera vitalicia el salario íntegro al dejar el cargo (ahora son sólo tres años). De todos modos, en tanto que el salario de un director es superior al de un mero académico, y en tanto que un director puede serlo hasta ocho años, la promesa de once años con un salario de primera se carga de atractivo. Y un director ambicioso que no puede serlo más, siempre podrá apelar a ardides para salir del brete, como cambiarle de nombre a su instituto y empezar de cero. Y no son malos salarios, como veremos la semana que viene…"

martes, 17 de noviembre de 2009

"Pluralidad y Unidad". Mensaje del Rector

Valieron la pena las dificultades para entrar al informe de la directora, sobre todo para oír las palabras del Rector; aunque hay que decir que el informe de Suemi, bien preparado, me hizo pensar en la alumna aplicada, que busca obtener una buena nota y hace su tarea con esmero. Cada sección de la presentación antecedida de un epígrafe, que eran frases sobre la educación de pensadores como Confusio y Ortega y Gasset.

No puedo hacerme una idea real de lo que informó, porque las diapositivas pasaban rápido, lo cual es normal. Ojalá las publique, o mejor el texto, para que podamos hacer un análisis. Mi impresión general es que eran buenos números.

Decía de las dificultades, porque de haber sido un poco menos insistente me quedo sin entrar. Había llegado poco antes de las once al campo 4 y la puerta del auditorio de la Unidad de Seminarios, estaba cerrada. Alguien me dijo que no estaban entrando por la puerta principal sino por la de atrás, me dirigí ahí y cuando la entreabrieron ví que ya estaba lleno completamente –faltaba más de una hora- y no me dejaron entrar. Me impidió la entrada una persona a la que le pedí su nombre y me dijo que era de la oficia de protocolo del Rector. Recordé a las personas de protocolo del Rector -unas damas, literalmente- que había yo tratado en la DGSCA y no me pareció el tipo. La persona que no me dejaba pasar parecía más alguien de seguridad, le pregunté si trabajaba en rectoría y me contestó: "Y aquí". O sea que debe haber sido alguien de aquí, que estaba ahí para cuidar la puerta. Me dijo que fuera a la puerta principal y si no me dejaban entrar, el me explicaría por que no me dejaban entrar. Volví a la puerta de enfrente y entré. Me quedé un momento parado en la entrada tratando de acomodarme. En eso unos conocidos me hicieron señas y me acerqué a ellos. Un profesor amigo terminó cediéndome su lugar y me senté. Me explicaron que con el auditorio vacío, habían cerrado la puerta principal y lo habían llenado por la puerta de atrás, de manera que cuando abrieron la entrada principal ya no había lugar. Eso sí, estaban ahí el jefe del departamento de física, los jefes de sección, los Consejeros Técnicos del área, el suplente del Consejero Académico de Área y algunos profesores más del departamento de física. Si le sumamos que el departamento e s muy pequeño y que etambién yo pertenezco a él, no dudo en decir que física era el departamento con mayor asistencia proporcional.

Creo que les funcionó bien la maniobra, porque al acabar la presentación de Suemi que, repito, estuvo bien hecha; el auditorio la aplaudió.

Sin embargo no todo eran aplausos, hasta adentro se oían los gritos de ¡No reelección! Que lanzaban afuera. Al salir vi en las paredes hojas con letreros pidiéndole disculpas al Rector por no asistir al informe, pero aclaraban: “No fuimos invitados”.

Me quedó claro: el problema de Suemi no es hacer presentaciones, su problema, además de quienes la rodean, es de sensibilidad; no tiene ninguna hacía lo que la comunidad piensa, siente o quiere.

Al terminar de hablar Suemi, el Rector hizo uso de la palabra. Se refirió en términos elogiosos a los números que le acababan de presentar y agradeció a la comunidad y a la directora por su trabajo y su esfuerzo para alcanzarlos. En seguida dijo que se quería referir a los momentos que estamos viviendo y entonces habló de que con gran respeto un grupo le había entregado algo a su paso. Dijo que para él era importante la pluralidad, se refirió a que el enemigo no está dentro de la UNAM, dijo que ningún universitario es adversario de ningún universitario y mencionó la victoria de la universidad en la batalla por la asignación del presupuesto. Dijo también que es importante la unidad, que acabado el proceso que estamos viviendo, la comunidad deberá estar unida. Cuando terminó su mensaje fue también muy aplaudido.

domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Era necesario?

Ya hemos hablado en este blog de que la elección de director no es un asunto de voto universal y algunos, entre ellos el impertinente Tórtora y yo, hemos manifestado nuestro beneplácito de que las cosas sean así. En mi caso, pienso nada más en algunas de las personas que han sido elegidas por métodos de votación directa al consejo académico de área de ciencias físico matemáticas e ingeniería o al consejo técnico y se me eriza el pelo de imaginar a todo el área de físico matemáticas y a los funcionarios de confianza (a la mejor muchos contra su deseo) yendo a votar por uno de ellos, para director.

En el sistema de elección de directores, la universidad ha privilegiado la calidad sobre la cantidad. No quiere decir esto que la opinión de la comunidad no cuente, quiere decir que cuenta a través de los funcionarios y autoridades universitarias que van, en las diferentes etapas del proceso conociendo la opinión de la comunidad.

El viernes de la semana anterior terminó la primera etapa del proceso de elección de director de la FESC, que consiste en que el secretario general de la UNAM conozca nombres de universitarios que reúnan los requisitos para integrar la terna y según lo que me cuentan se dieron manifestaciones masivas, como las que antaño se llamaban “acarreo” para proponer el nombre de……la directora!!!!

No se trataba de ver quien tiene más simpatizantes, se trataba de conocer nombres de personas que puedan integrar la terna. ¿Alguien puede tener duda de que al nombre de la directora va a ser considerado? ¿No bastaba con unas pocas personas, de preferencia no funcionarios que con discreción y elegancia, visitaran al secretario general, propusieran su nombre y le dieran algunos argumentos más allá de la masividad? ¿Era necesario tanto despliegue, en esta etapa del proceso? ¿No es como arrancar el maratón a ritmo de 100 metros?

En un análisis simple parece que efectivamente la respuesta es no, no era necesario. Sin embargo, una segunda pensada nos hace ver que si bien ese despliegue no era necesario para que su nombre se mencionara, si le era necesario, a ella, para tratar de responder a las mantas que piden la no reelección de un grupo al que aquí hemos llamado la mafia. Eran necesaria para tratar de decir: “son más los que quieren la reelección” ¿Dejó de creer la directora en que la calidad es más importante que la cantidad, en estos procesos? ¿Vamos a ver grupos masivos de funcionarios visitando a la Junta de Gobierno, durante el proceso?

Me parece que sería mejor que los candidatos, incluida la directora, traten de convencer a la comunidad de la FESC, a las autoridades y funcionarios de la UNAM, de la calidad de su programa de trabajo en vez de dar demostraciones de "fuerza" que solo muestran inseguridad y paradójicamente debilidad.