Aquí el texto, para su conocimiento y comentarios:
¿Por qué un Colegio Académico que se reserva el derecho de admisión?
Porque no se puede ser juez y parte.
Detrás del ideal de la democracia, generalmente lo que se esconde es precisamente la falta de ella.
Es por ello de suma importancia, más allá de la simple definición de democracia, el tomar en serio el cuál es su verdadero contenido moral y reflexionar acerca de su significado en nuestra vida y cómo éste nos afecta. Porque cuando en aras de la igualdad y la democracia, se pide e intenta moralmente justificar que a la misma mesa se sienten, quien ha sido violada y su violador; en realidad nos encontramos frente a una acción que constituye para la víctima una segunda violación, y la más profunda expresión de injusticia, desigualdad y ausencia de democracia.
Lo que habría que entender es que de la misma forma que en un experimento, no podemos pretender resultados confiables si evaluamos por ej., parámetros de crecimiento celular de diferentes organismos, bajo condiciones diferentes, aplicando criterios diferentes y con diferentes instrumentos de medición; en este experimento de construcción del Colegio Académico Multidisciplinario de la FES-C, porque sí queremos resultados confiables: que garanticen el cumplimiento del EEPAUNAM, de la Legislación Universitaria y de la Constitución para los académicos, no podemos sentar a la misma mesa a los académicos, con quienes por años los han acosado, han violado sus derechos y les han faltado al mínimo respeto que entre IGUALES nos debemos.
No por tener nombramiento académico se es académico. Y de hecho, porque lo que se busca es que al interior del Colegio Académico sí haya igualdad; en el Colegio Académico, que es para los académicos y en defensa de lo que siendo académico, afecta a los que sí son académicos, sólo debemos estar incluidos los académicos que sí lo somos. Porque tan injusto y antidemocrático es que los “derechos humanos” se apliquen a favor de quien viola la justicia, y no de quien sufre la ausencia de su aplicación, como injusto y antidemocrático sería que el Colegio Académico, “democráticamente” abriera sus puertas a quienes en los hechos, no somos iguales. La IGUALDAD, como base de la democracia, SÓLO EXISTE SOBRE LA BASE DEL MUTUO RESPETO.
No todos somos iguales, porque aún teniendo todos nombramiento académico, no todos somos a la vez funcionarios; no todos somos iguales, porque aún teniendo todos nombramiento académico, no todos acosamos a los académicos; no todos somos iguales, porque aún teniendo todos nombramiento académico, no todos priorizamos los intereses de los funcionarios frente a los de los académicos; no todos somos iguales, porque aún teniendo todos nombramiento académico, no todos hemos elegido anteponer nuestro interés personal al de los académicos. Por eso, al Colegio Académico sólo pueden pertenecer los que sí son iguales; sólo los académicos que son reconocidos como tales por la propia academia: los que en su vida académica pública, no han sido acosadores de la academia, los que no han guardado para sus “iguales” actitudes ofensivas e irrespetuosas, ni han lucrado académicamente con ella, a costa de faltar al respeto a sus compañeros. No pueden formar parte del Colegio Académico quienes como parte de su experiencia de vida académica, a lo largo de 36 años, se han caracterizado a los ojos de los propios académicos, como represores de los maestros: porque ello constituiría una injusticia para los académicos que durante años han sido reprimidos y acosados; tampoco quienes a la vez son autoridades: estos últimos porque como elemento esencial de la igualdad y justicia sobre la que se construye la democracia, NO SE PUEDE SER JUEZ Y PARTE.
La IGUALDAD asiento de la democracia, sólo existe entre pares y sobre la base del mutuo respeto.
Laura Bertha Reyes Sánchez