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jueves, 24 de marzo de 2016

Swift, Orwell, la razón del poder y los epitafios.

 Poco tiempo encuentro para leer y escribir en periodos laborales, pero en vacaciones me dedico a una y otra actividad con mucho gusto. Visitar librerías estando en otro país es de las cosas que más disfruto. Así fue como, revisando los libros en la FNAC,  conocí el año pasado  el libro de Ensayos de George Orwell, seudónimo literario de Eric Arthur Blair. 
Como casi todo mundo, yo sabía que Orwell escribió 1984 y también Rebelión en la granja, sobre todo por la frase de esa novela que suele citarse: “Todos los animales son iguales, nada más que unos son más iguales que otros”. Tenía una vaga idea de que Orwell había sido periodista, pero nada más. Como se hace en las librerías, el libro con sus ensayos, lo hojee, lo leí, lo dejé en su lugar, lo volví a tomar al día siguiente, lo volví a hojear y lo volví a dejar y así hasta que… el día antes de partir decidí que libros me animaba a cargar. El de Orwell, se quedó. Semanas ¿meses? Después, ya en México, entré a Gandhi y vi uno de los libros que si habían viajado conmigo de regreso. Me dije que debería tratar de tener más tiempo para visitar librerías en México, para no cargar tantos libros cuando viajo de regreso.  Se me ocurrió preguntar por el libro de Orwell. 
La mala noticia era que no lo tenían, la buena que lo podían pedir y en unos pocos días lo tendría conmigo. Sin hacer cuentas que me disuadieran de la compra, lo encargué. Pocos días después me avisaron que había llegado. Con entusiasmo lo llevé a casa y empecé a leerlo. El empiezo no tuvo continuación, junto al libro de Orwell se fueron acomodando otras lecturas igualmente imposibles de realizar. El escritorio se llenaba de lecturas frustradas y un día las tomé todas y las puse en un paquete “Para leer en vacaciones”. A algunas de ellas les he metido diente en estos días, por ejemplo a El Juego del Gato y el alfil, novela editada por la UAEM. También la emprendí con el libro de Orwell y me fascinó. 
El libro reúne ensayos desde 1928, cuando Orwell tenía 25 años, hasta 1949, un año antes de su muerte. Obviamente una etapa importante en este lapso es la segunda guerra mundial y la posguerra. Es el temor a los totalitarismos, el que inspira 1984 y la frase que ya cité de Rebelión en la granja, da una idea de lo que Orwell pensaba del socialismo. Un libro como el de sus ensayos, de alrededor de mil páginas, se puede leer al azar buscando temas de interés, personajes, episodios, etc que llamen nuestra atención. Orwell es un gran admirador de Jonathan Swift, a quien realiza una entrevista imaginaria en un texto de 1942, reproducido en el libro de ensayos. En esa entrevista Orwell cita la famosa frase, que más tarde John Kennedy Toole usaría en su novela La conjura de los necios: “Cuando un verdadero genio aparece en el mundo puedes reconocerlo por esta señal infalible: Todos los borricos se confabulan contra él.” 
Se detiene Orwell, hablando imaginariamente con Swift, en el pasaje de los viajes de Gulliver, en el que Gulliver explica al rey de Brodingnag como es la vida en Inglaterra y como ahí se asciende socialmente sin necesidad alguna de tener virtudes o conocimientos. Una visión de la humanidad que el mismo rey de los gigantes sintetiza diciendo que se trata de “la raza de odiosas alimañas más perniciosa que la naturaleza haya permitido nunca que se arrastraran por la superficie de la tierra”. 
Al final de la entrevista imaginaria Orwell da su punto de vista sobre Swift: “Su perspectiva de la sociedad es muy penetrante, aunque es falsa si se analiza a fondo. No podía ver lo que ve una persona normal. Que vale la pena vivir la vida y que los seres humanos, aunque sean ridículos y sucios, son decentes, en su mayoría. Sin embargo, si hubiera podido ver esto no habría escrito Los Viajes de Gulliver”. Concluye el texto de la entrevista imaginaria con el epitafio de Swift : “La indignación salvaje ya no puede lacerar su corazón”. 
Orwell dedica varios más de sus ensayos al “Pueblo Inglés”, a la perspectiva moral del pueblo Inglés, a la perspectiva política del pueblo Inglés y al futuro del pueblo Inglés. Se refiere en el primero de estos textos a las “características principales del común de los ingleses”, las que dice son “la falta de sensibilidad artística, la cortesía, el respeto por la ley, el recelo hacía los extranjeros, el sentimentalismo con los animales, la hipocresía, unas diferencias de clase exageradas y la obsesión por el poder.” 
Todo lo anterior en textos de 1944, año en el que también se ocupa de Salvador Dali y de reflexionar sobre la industria editorial, en un texto titulado ¿Son demasiado caros los libros? escrito a propósito de la decisión de H.G Wells de publicar una edición limitada de su último libro a precios “exorbitantes.” 
Cuando empecé a escribir este texto quería referirme a uno de los ensayos de Orwell, del que aún no hablo y no a todo lo que ya escribí; pero bueno, son vacaciones y hay tiempo. 
El ensayo que quería comentar es el que se titula “Raffles y Miss Blandish”. Raffles es un personaje de las novelas de E.W. Hormung, es una especie de caballero que delinque con “honor”, al estilo de Arsenio Lupin. Miss Blandish es la protagonista femenina de la novela de James Hadley Chase “El secuestro de Miss Blandish”, una novela que en palabras de Orwell “no es pornográfico en el sentido normal del término. Al contrario que los libros que tratan del sadismo en materia sexual, (aquí) se hace hincapié en la crueldad, no en el placer.” 
Orwell habla de ambas novelas para señalar el trato equívoco que se da al delito en ambos libros, tanto en el de Raffles donde se hace de un ladrón, casi un héroe; como en el sórdido libro de Chase. Orwell comenta que El secuestro fue un éxito de librería en 1940 y que sólo fue retirado de la circulación cuando otro libro del mismo autor Las penas de Miss Callahan llamó la atención de las autoridades. 
Por cierto que el libro de Chase se tradujo al español con el título de “No hay Orquídeas para la Señorita Blandish” y todavía hace muy poco tiempo hubo una reimpresión de la novela en nuestra lengua. 
Para tratar de explicar la aceptación del libro, dice Orwell de Chase: “ha sabido ponerse al día de lo que hoy es moda llamar ‘realismo’ y que en realidad hace referencia a la doctrina de que es el poder el que tiene la razón”. 
En un estilo semejante al de su admirado Swift, Orwell critica a los intelectuales de Inglaterra: “Todos ellos son adoradores del poder y de la crueldad a la que sale a cuenta porque lleva al éxito”. 
Chase, sigue diciendo Orwell, “presenta una versión destilada de la moderna escena política, en la que asuntos como los bombardeos a gran escala contra civiles, el uso de rehenes, la tortura para obtener una confesión, las cárceles secretas, las ejecuciones sin juicio previo, el apaleamiento con porras de caucho, ahogar a alguien en una ciénega, falsificar sistemáticamente los registros y las estadísticas, la traición, el soborno o el colaboracionismo son normales y moralmente neutros, e incluso admirables cuando se hacen a lo grande, con osadía”. 
Este texto de Orwell leía yo -paradójicamente- cuando me enteré del atentado en Bruselas. Pensé en Swift y su visión de la humanidad, releí el texto de Orwell sobre Chase y me pregunté: ¿Qué dirá el epitafio de Orwell?

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