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martes, 13 de agosto de 2013

Reflejo, Añejo, Parejo, y Pendejo…que relajo!!



El uso es ley, decía mi maestro de etimologías de la prepa, Alfonso Torres Lemus, cuando alguien le preguntaba si era correcto o incorrecto el uso de una cierta palabra. A mí me gustaba cuando contestaba eso, porque sentía como que no teníamos que hacerle mucho caso a los académicos que “limpian, fijan y dan esplendor” y era como descubrir que la lengua nos pertenece a los hablantes. 
El idioma ha sido para mí siempre un placer: decir, callar o sugerir lo que se desea con una palabra u otra. Alterar el sentido de las frases, con el cambio de una letra o de entonación es un deleite. Me hubiera gustado estudiar letras, pero la atracción de las matemáticas era mayor. La lingüística ni siquiera sabía que existía.
Iba a decir que mi vida profesional transcurrió por rumbos ajenos a los del lenguaje, pero es falso: he sido profesor de español para extranjeros en México y en Francia y he sido profesor de francés en México.  Sin embargo esas actividades han sido más de “hobby” que realmente por trabajo. No me considero un profesional de esas actividades.
Por ese hobby, me sorprendo a veces pensando en temas del idioma de una manera un tanto inocente, por no decir ignorante. Es decir desde la perspectiva única y exclusivamente del hablante que observa los hechos y no del académico que conoce las razones.
Uno de esos pensamientos naif, que me acompaño el fin de semana pasada, mientras manejaba en un paseo, fue el de “La cuarta terminación de participio pasado irregular”.  Quiero compartir, con quien leyere, estos pensamientos, a lo mejor entre ellos hay un académico que pueda esclarecerme el punto.
En la escuela nos enseñan que existen los participios pasivos regulares que se forman con las terminaciones Ado, Ido y los irregulares que son los que terminan en To, So, Cho. Ejemplos de participios pasados regulares son caminado y salido que lo son de los verbos caminar y salir, respectivamente.  Por el lado de los participios irregulares podemos mencionar ignoto, converso y satisfecho, cada uno corresponde a una de las tres terminaciones posibles.
Alguien habrá notado, sin duda, que además del participio pasado irregular converso, existe el regular convertido. Lo mismo que impreso e imprimido. Convertir, imprimir y muchos otros verbos aceptan ambas formas de participio pasado. Vale la pena hacer notar que converso e impreso tiene también función de sustantivos. Por ejemplo cuando se dice: El impreso está sobre la mesa o El converso era un hombre piadoso.  
Pues bien, resulta que leyendo un texto donde se rimaba espejo con reflejo me pareció que el sustantivo reflejo era una especie de participio pasado irregular de reflejar (obviamente el participio regular es reflejado). Traté de construir una frase como  “El hombre vio su pensamiento reflejo (reflejado) en esa frase”, pero el hecho de que reflejo sea también un adjetivo distorsionaba el sentido.
Traté de buscar otros posibles ejemplos de este “cuarto” tipo de participio pasado irregular, se me ocurrió añejo, como participio pasado de añejar. Pensé en: “El vino ha sido añejo en barricas de roble”. Me parece que en la frase se tiende a entender añejo como sustantivo y no como participio pasado, aunque creo que también podría pensarse que es una frase donde se usa una forma arcaica (o poética) de participio pasado de añejar.
Seguí buscando más posibilidades y encontré otro caso en parejo, que a mí me parece que podría ser un equivalente de emparejado. Aunque seguía pareciéndome muy forzado su uso como participio pasado.
Aunque lo estuve eludiendo por un tiempo, había notado desde la rima con espejo, que también era el caso de pendejo.  Me hubiera encantado que pendejo fuera una especie de participio pasado irregular de pender, pero una rápida consulta al diccionario de la Real Academia me informó que viene de pecten –inis que quiere decir pubis y que pendejo sería el pelo púbico.
No pude dejar de bromearme a mí mismo y pensar que quizás no era descabellada la idea de que vocablos terminados en jo fueran participios pasados, pero que tampoco estaba excluido que fuera solamente una pendejada.
Seguí reflexionando en el tema y me di cuenta que solo había estado pensando en palabras que terminaban en ejo –muy útiles para los dobles sentidos y las rimas picarescas- pero había dejado de lado otras posibilidades, pues la terminación que caracterizaría el participio pasado sería jo, no ejo. Entonces se me ocurrieron también fajo, tajo, atajo y relajo.
No hay que ser muy ducho para percibir que un fajo de billetes es la cantidad de ellos que está dentro de una faja o sea fajado. Tajo que es lo que se ha cortado de una tajada, sería el participio pasado de tajar. Atajo tendría que significar lo que ha sido detenido o atajado, pero tiene mucha más fuerza como el sustantivo, que designa un camino breve y alterno. Finalmente relajo es la consecuencia de que algo se relaje y tendría valor de participio pasado. La disciplina relajada da por resultado el relajo.
Pero bueno, ya estuvo suave de relajo por el día de hoy. Volvamos a las cosas serias y pongámonos a trabajar. Si alguien conoce algún fundamento teórico que soporte o niegue la posibilidad de una cuarta terminación de participio pasado irregular, se agradecerán sus comentarios.

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