Mi apoyo y mi voto a Transparencia Académica.

Me platicaba una amiga sudamaericana -exiliada en México en los años setenta- que caído el régimen político de su país, volvió de visita.  Vio a los amigos y conversando con ellos, emitió alguna critica a lo que ellos habían hecho o dejado de hacer durante la dictadura. Los amigos le respondieron que ella se había ido y que no tenía derecho, por lo tanto a criticar. Mi amiga, cuando me platicaba eso, se cuestionaba su derecho a juzgar desde el plano del “deber moral” las decisiones de subsistencia que algunos compatriotas asumieron.

Toda proporción guardada me siento un poco en esa tesitura, veo desde la cómoda, aunque nostálgica ausencia de la FES Cuautitlán, la manera como la escuela se prepara para las elecciones de consejeros técnicos el próximo miércoles 23 de mayo y lo que veo no me gusta; pero, como mi amiga sudamaericana, no estoy ahí adentro teniendo que sobrevivir.   

Si estuviera en la FESC estaría pensando en tratar de tener una mínima unidad  de la disidencia en contra del grupito, que en este sitio llamamos la mafia. Estaría pensando en tener planes alternos de acción. Pero no estoy allá, estoy acá y lo que veo (Concedo que pueda ser una visión sesgada)  es una dispersión de propuestas. Me dicen que en veterinaria hay cuatro planillas y en Agrícola tres. No conozco los nombres de quienes las integran; pero si una es del grupito que hay que desarmar, entonces los votos opositores habrán de dividirse necesariamente.

Por mi cercanía con los grupos de la FESC, las noticias que me llegan con más precisión son las que atañen a Campo uno y a los departamentos del corazón de la descomposición académica: Los del área de físico matemáticas e ingeniería.

De campo uno me dicen que hay tres planillas para el departamento de química: en una de ellas está René Miranda, del Colegio Académico, en otra Soledad Carreto, también del Colegio Académico y en una tercera Franco Pérez Arévalo, actual consejero suplente, integrando una fórmula con Enrique Ángeles. En lo personal tanto Franco como Enrique me parece que han hecho buenas carreras académicas, desafortunadamente, en un Consejo Técnico adverso, no los veo confrontando a los tramposos y abusivos que buscan las plazas y los beneficios para los incondicionales y el hostigamiento y castigo a quienes discrepan.

El tiempo que traté a Soledad me pareció que tenía razón en demandar lo que demandaba; de René no tengo duda de su capacidad, el punto es ¿por qué no fueron capaces de integrar una sola fórmula? Ojala, los votos no se dividan demasiado. Si mi opinión sirviera de algo, yo buscaría aun sumar en una sola planilla todas las intensiones de voto anti-mafia.

 En biológicas hay dos planillas en una están Abel Ciprian y Pablo Martinez Labat, a los que deseo éxito en su intento. En tecnología también hay solo dos planillas, en una de ellas esta Jaime Flores Minutti.

En físico matemáticas e ingeniería, el panorama es el siguiente: En matemáticas, lo único que no han depredado es el cemento del piso, lo demás esta devastado. No hay ni dos personas con un mínimo de romanticismo para salirles al paso en una participación aunque sea testimonial.

En Ingeniería Ubaldo Ramírez integra una planilla alterna a la de los depredadores y en física, mis amigos Ana Leticia Fernández y Juan Manuel Torres Merino han integrado una fórmula, con el lema de Tranasparencia Académica, para hacer frente a un par de “peones” de armandititito: Ramón Osorio, sempiterno candidato a todas las representaciones, actualmente es, creo, consejero académico de área y José Frías, no me alcanza ni para un comentario. El representante de la fórmula de Ana y Juan Manuel es Zvigniew Oziewicks. Si alguna esperanza hay aun para la academia en el departamento de física es alrededor de ese grupo. Espero y les deseo éxito a los de Tranasparencia Académica y por supuesto cuentan con mi voto.

A todos mis amigos y compañeros de la FES Cuautitlán que participan en estas elecciones de consejeros técnicos, no solo como candidatos, sino como electores les mando un abrazo.