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lunes, 21 de mayo de 2012

Mi abuelita al museo.


Me dirán que no tengo abuela por andarle poniendo ese título a la entrada del blog, pero no se trata de una irreverencia sino de una invitación.  La abuelita a la que me refiero no es mi abuelita, sino la abuelita de Leo, personaje del que platicaré líneas más abajo y si va al museo no es como material de exposición (ojala algún día lo fuera, al menos al museo del cómic), sino como parte de su presentación en sociedad.
El próximo jueves 24 de mayo, a las siete de la noche, en el Museo Tecnológico de la CFE se presentará la versión en cómic del libro Dime abuelita porqué.  Harán la presentación José Franco López, Presidente de la Academia Mexicana de Ciencias y Director General de Divulgación de la Ciencia en la UNAM; Estrella Burgos Ruíz, editora de la revista de divulgación científica ¿Cómo ves? y Laura Espino Rubio, directora del Museo Tecnológico, CFE
Hasta aquí la parte importante de ésta entrada, que es invitarlos a que asistan a la presentación del cómic, el jueves. A continuación; para los que tengan ganas y tiempo, platico algunos detalles de cómo hicimos el cómic.
Ya he escrito sobre el libro Dime abuelita porqué en las entradas de éste blog, con motivo de su presentación hace casi dos años en la Casa del Lago http://desarmandolamafia.blogspot.mx/2010/07/presentacion-del-libro-dime-abuelita.html. Incluso el video de la presentación del libro puede verse en http://www.youtube.com/watch?v=V8qMy4ky-_o Ahora de lo que quisiera platicar es de la transición de los artículos de divulgación científica a historieta.
Cuando el libro empezó a circular la gente, que lo conocía, me hacía siempre algún comentario sobre el título. Alguien incluso me preguntó si en el libro salía mi abuelita. Me di cuenta que el título tenía mucho vigor y que lo que hacía falta era crear a la abuelita.  Como ocurre muchas veces con esas cosas, tomé la decisión “en caliente” de buscar a alguien que me ayudará a dibujar el cómic… sin que existiera cómic!!!!
Como soy medio obsesivo y cuando traigo una idea en la cabeza se la platico a todo mundo, los amigos me oían y me recomendaban gente que nos podría ayudar. Así apareció Octavio Castro e hicimos algunas pruebas de dibujo e ilustraciones del texto original del libro -sin ningún guión- que no nos gustaron; pero que tampoco nos convencieron de que había que abandonar el proyecto. Busqué apoyo para el guionismo y llegó entonces, por una vía análoga a las que trajo a Octavio, Marco Zapata.
Con Marco empezamos a imaginar los personajes. Una mañana nacieron Emi y Leo de una tormentosa tormenta de ideas.  Esa misma mañana también vieron la luz el perro Web, el gato Molécula y Olimpo. El proceso avanzaba lentamente, yo quería formar varios equipos para paralelizar la producción y sumar más dibujantes y más guionistas. No quería ponerme a escribir guiones y ahí estaba el cuello de botella. Me acordé de un viejo amigo, actuario de profesión, pero que había enmendado el camino y se había convertido en dramaturgo y profesor en la escuela de televisa: Carlos Mugica.
Junto con Carlos, paradójicamente, apareció algo de orden. Se perfilaron los caracteres, apareció el villano Kevin, la romántica Rebe y volvimos, con la película más clara, a rehacer el guión de la primera historia. Nos dimos cuenta que era demasiado para un solo relato y lo cortamos en dos partes.
De repente tuvimos ya dos guiones, se hicieron los dibujos y creamos un dummy.  No lo quisimos publicar hasta asegurarnos de que tendríamos los materiales para las siguientes historias. Ahí caímos en un pequeño bache porque Carlos, que estaba al frente de “todo el guionismo”, empezó a estar más atareado con la puesta en escena de sus obras y con sus cursos. Yo me desesperaba y el tiempo fluía.
Decidí que iba a hacer lo que no quería: ponerme a escribir guiones. Era una tarea placentera (escribir guiones es como ir al cine, me dijo alguien un día que le comenté que no iba a ir al cine, pues tenía un guión que escribir) pero para la que no tenía tiempo suficiente; nuevos aires profesionales soplaban en mi vida y estaba muy contento con ellos. Tomé la decisión de compartir el guionismo con Sabrina y Gabriela Lara.
A ellas (a Sabrina, en realidad; pero se presentan como unidad) las había entrevistado cuando quería tener más guionistas para paralelizar la producción. Un tiempo antes había hecho una lista de en qué orden íbamos a ir convirtiendo los artículos en historietas, tomé el siguiente de ella y escribí un guión sobre el teorema de Pitágoras; Sabrina hizo otro sobre el principio de Arquímedes, después Sabrina y Gabriela hicieron el guión de la historia de la bomba atómica, que usamos para elaborar un número doble  y nos sentimos ya más seguros, para irnos a imprenta.
Poco a poco nos fuimos dando cuenta que el proyecto funcionaba. Los textos y los dibujos estaban a tiempo, lo mismo que la imprenta (No es gratuito, hay que decirlo. Hay el apoyo de muchas personas detrás de esto). De repente llegamos a siete números, cada uno con dos historias, catorce en total. Habíamos empezado a crear una red de contactos, entre los que se encontraba el Museo Tecnológico de la CFE. Los amigos de la Academia Mexicana de Ciencias y de la revista ¿Cómo ves? nos habían venido apoyando con la publicidad; así que, casi sin darnos cuenta,  las cosas estuvieron listas para que mi abuelita se presentara en el MUTEC, el próximo jueves.
Una vez llegada mi abuelita al museo, a mí no me queda más que concluir este texto, como se debe: agradeciendo a todos –y son muchos- los que nos han ayudado a darle vida a Emi, Leo y su círculo de amigos y relaciones.
Espero ver, el jueves en el MUTEC, a muchos de ustedes. Espero también que mi abuelita tenga una larga vida.

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