Los resultados de la encuesta de la semana anterior son de 4 votos de quienes no anularon su voto y dos de quienes si lo hicieron. Obviamente parece alto un porcentaje del 33% para el voto anulado pero el total de seis votos, que el periodo vacacional puso a disposición, es obviamente poco significativo, si bien da una idea de cómo pueden haber pasado las cosas entre aquellos votantes que, como los lectores del Blog, son personas universitarias y analíticas.
Creo que los resultados de las elecciones son los que mostraban las encuestas y los que cabía esperar, no hubo mucha sorpresa. Se pueden analizar algunos detalles como si fue un mérito de Germán Martínez haber sacado de la campaña el tema de lo económico y haberla llevado más bien al tema de la seguridad, o de si fue un error suyo crear una campaña de confrontación. Se puede analizar si la desgracia de la guardería de Sonora es la responsable de la derrota del PRI en ese estado, o la influencia de los gobernadores en la movilización de votantes, pero más allá de todo eso, creo que el hecho mas importante de las elecciones, el que se nos impone de inmediato, es que retratan el país que somos:
Somos un país de desigualdades, un país distinto en las ciudades y en el campo, un país donde los partidos y los políticos tienen preeminencia sobre los ciudadanos, un país donde hay poco interés por votar y poca confianza en las instituciones.
Pero quizás lo que mejor ejemplifica nuestra incipiente democracia es lo sucedido en Iztapalapa. Más allá de la simpatía o antipatía por la figura de Andrés Manuel López Obrador, más allá de si el Tribunal Electoral actúo bien o mal al anular la candidatura de Clara Brugada, lo que no se explica es ¿cómo es posible que los partidos postulen a cargos de presidente municipal a personas con el perfil de “Juanito”, cuyo curriculum es haber salido en películas con Lyn Mai. Un personaje que ahora dice que va a renunciar, pero que antes quiere cobrar una quincena como delegado, que dice también que se quiere preparar para ser Jefe de gobierno del DF.
Pero más sorprendente aún que el hecho de que existan esos candidatos, es el hecho de que voten por ellos y ganen. Aunque pensándolo un poco mejor, puede no ser tan raro, a final de cuentas los votantes son “convencidos” por operadores políticos como bejarano y ya hemos visto sus argumento$$$$ en la televisión. También personajes de otros partidos fueron sorprendidos con maletas llenas de dinero para aceitar el mecanismo del voto.
Las necesidades de los votantes, producto de la inequidad, son utilizadas por éstos operradores políticos para ganar los votos mediante la entrega de despensas, dinero o promesas. Es terrible que existan las desigualdades, pero peor es que haya quienes medran con ellas.
Eso es lo que mostraron las elecciones: el país que somos. La pregunta es: ¿por qué somos así? ¿Porque estamos un proceso de tránsito a la democracia o porque somos un país donde el cinismo ya venció a todo lo demás?
Creo que se trata de lo primero, de un país en tránsito a la democracia, pero un tránsito erizado de dificultades, porque los poderes que se han beneficiado de la ausencia de democracia no están dispuestos a ceder la plaza.
