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domingo, 28 de junio de 2015

Pensar fuera de la caja.

Dice Jean Piaget que "La meta principal de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas no simplemente de repetir lo que otras generaciones han hecho; hombres que sean creativos, inventores y descubridores. La segunda meta de la educación es la de formar mentes que sean críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece".
Sin embargo no parece que muchos profesores o instituciones estén de acuerdo con esa idea de Piaget. 
Platico a modo de ejemplo la siguiente anécdota: En un examen  de física  se preguntó cómo se podía conocer la altura de un edifico, con la ayuda de un barómetro.
Un alumno fue reprobado por haber respondido que eso se podía hacer muy fácilmente  atando el barómetro a una cuerda, subiendo a la azotea del edificio y después bajando lentamente el barómetro atado a la cuerda hasta que tocara el piso. La altura del edifico puede conocerse entonces sumando la longitud del barómetro a la de la cuerda.
Quienes evaluaron la respuesta la consideraron correcta, pero estimaron que el alumno no había demostrado saber nada de física. Decidieron, sin embargo, darle oportunidad de que lo hiciera.  Lo llamaron a una reunión y le dijeron que tenía 5 minutos para proponer alguna manera de determinar la altura del edificio, usando el barómetro, en la que se hiciera uso de algún principio de física.
Pasó casi todo el tiempo concedido y el alumno no decía una sola palabra. Uno de los profesores que lo examinaba, le recordó que el tiempo se estaba acabando y le preguntó si no tenía ninguna idea.
-Tengo varias respondió el alumno y dudo de cuál será la mejor. Por ejemplo, puede dejarse caer el barómetro desde la azotea, medir el tiempo que tarda en llegar al piso y después a partir de la fórmula h= ½ gt2 determinar la altura. Otra forma sería medir la sombra del  barómetro cuando se le coloca perpendicular al piso, después medir la sombra de edificio y  finalmente por la semejanza de los triángulos conocer la altura del  edificio. O también se puede atar el barómetro a una cuerda para tener un péndulo. Con la ayuda de ese péndulo se puede medir el valor de g, la aceleración de la gravedad, al nivel del piso y del techo del edificio. La variación del valor de g permitirá conocer la altura. También se podría, si hubiera una manera de hacerlo, recorrer la altura del edificio marcando la longitud de barómetro y luego contar cuántas veces se marcó y multiplicar ese número por la longitud del barómetro. Finalmente si queremos hacerlo de la manera obvia y tradicional medimos la presión atmosférica en la azotea y en el piso y a partir de la diferencia obtenemos la altura, pero si como se nos dice en clases debemos de buscar maneras innovadoras de resolver los problemas; la mejor sería buscar al encargado del mantenimiento del edificio y darle el barómetro a cambio del dato de la altura del edificio.

La anécdota que muy probablemente sea falsa, se platica atribuyéndola a Niels Bohr, en su época de estudiante en la universidad de Copenhage, pero sirva para recordar algo que con mucha frecuencia se olvida: alentar el pensamiento diferente. 

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