Buscar este blog

martes, 23 de junio de 2015

La isla de Santa Elena.

Esta es la segunda parte del artículo que nos comparte el Dr. Miguel Guzmán sobre las dos tumbas de Napoleón. Además del obvio atractivo histórico, el relato tiene interés científico, pues Rafael de la Parra, quien realiza la visita a la isla de Santa Elena es biólogo marino y hace el viaje como parte de un trabajo de investigación,  que también describe.

El pasado 18 de diciembre de 2014, hallándome en Puerto Morelos,  en la casa de mi hija Luz María (quien había congregado, para un convivio de fin de año,  a sus numerosos amigos, casi todos ellos estrechamente vinculados con la biología y la investigación submarina)  conversé con Rafael de la Parra ---un prestigiado biólogo marino mexicano, investigador del comportamiento y hábitos migratorios del tiburón ballena, y autor, así mismo de numerosos artículos científicos acerca de este animal marino, Rhincodon typus, el pez más grande del mundo que habita en los océanos, pues llega a medir catorce metros de longitud,  a pesar veinte toneladas y cuya longevidad es estimada en setenta años---, quien me comentó que visitaría la isla de Santa Elena, con el objeto de formar parte de un grupo estadounidense que realizaría investigaciones de las migraciones del tiburón ballena.
De  inmediato le solicité que si tenía la suerte de hallarse en la isla de Santa Elena,  frente a la tumba de Napoleón Bonaparte  (personaje de quien asevera Wikipedia  “es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas, aunque con ciertas derrotas igualmente estrepitosas, y a quien sus soldados lo llamaban el Pequeño Cabo (le Petit Caporal), en tanto que los ingleses se referían a él con el despectivo Boney y las monarquías europeas como el tirano Bonaparte, el Ogro de Ajaccio o el Usurpador Universal”) tomara algunas fotografías, pues yo pensaba escribir algún texto acerca de ese personaje, y que me enviara un breve relato de su viaje a tan distante y aislada isla del Atlántico Sur.
Rafael de la Parra atendió mi solicitud  ---captar imágenes de ese sitio y describir la ruta de llegada a la isla de Santa Elena, así como los motivos de su viaje de investigación del tiburón ballena, y por ello me envió un extenso relato de su viaje a ese lejanísimo lugar (conviene tener presente que no sólo cuenta la gran distancia sino también la notoria dificultad para arribar a ese aislado peñón rocoso perdido en la inmensidad del Atlántico). De esa narración transcribo ahora algunos párrafos, ya que considero son muy interesantes para este artículo.   
“En el año 2007 registramos,  mediante rastreo satelital, una hembra que recorrió más de 7.000 km desde la Isla Contoy, en el Mar Caribe de México,  hasta el sur de las rocas de San Pedro y San Pablo,  en el hemisferio sur, en el océano Atlántico. Hace dos  años en la Tercera Conferencia Internacional sobre Tiburón Ballena, celebrada en Atlanta, Georgia; nuestra colega Elizabeth Clingham nos visitó desde la Isla de Santa Elena, y nos compartió sus hallazgos: la presencia de  tiburones ballena de alrededor de 10 metros de largo, con una interesante proporción de hembras presumiblemente preñadas, la cual se presenta en las cercanías de la isla, anualmente entre octubre y mayo.
“Nuestros colaboradores del Acuario de Georgia organizaron entonces una expedición de dos investigadores para estudiar esta interesante agregación. Sin embargo, uno de ellos enfermó y el médico le recomendó abstenerse de este viaje, A principios de diciembre de 2014 fui contactado, y me propusieron sustituir a este colega, en cuyo caso debía tramitar la visa sudafricana y los documentos necesarios para la expedición. Partí el 26 de diciembre de 2014 de Cancún con rumbo a Atlanta, para reunirme con nuestro colaborador, el Dr. Al  Dove, del Georgia Aquarium, y recoger una de dos enormes maletas con equipo, instrumentos, reactivos químicos y cámaras fotográficas submarinas (una de ellas diseñada para bajar hasta 600 m). De Atlanta fuimos a Londres y posteriormente a Ciudad del Cabo, en Sudáfrica.
“El 29 de diciembre nos embarcamos Al y yo en el "Royal Mail Ship Saint Helena", con rumbo a la isla, a donde llegamos cinco días después, el 3 de enero de 2015, tras un crucero de fábula muy a lo "old fashion” inglés. El barco es mitad carguero y mitad crucero, así que las cenas de gala, y algunas de ellas de etiqueta, eran siempre de seis tiempos, con deliciosos manjares. ¡El año nuevo en medio del Atlántico fue sensacional!
“Durante nuestra estancia localizamos hasta tres grupos diferentes de tiburones ballena. Colocamos un total de 14 dispositivos de rastreo satelital. Obtuvimos más de 20 biopsias de tejido dérmico. Colocamos un dispositivo de seguimiento del comportamiento y fotografiamos más de 40 tiburones, probablemente diferentes, los cuales en promedio miden alrededor de 9.5 a 10 metros, mientras que aquí (en el Mar Caribe, en las aguas de la Isla de Contoy)  tienen una longitud promedio de 6.5-7 metros. La proporción de machos a hembras es casi de 1 a 1. Hicimos estimaciones fotogramétricas utilizando apuntadores láser. Colectamos muestras de zooplancton para conocer su alimento (muy similar al de aquí, en las  inmediaciones de Contoy, y se compone principalmente de huevos de túnidos. Realizamos unas 5 o 6 inmersiones de buceo scuba, la temperatura del agua es de 22 o 23 °C, a lo cual no estamos acostumbrados.
“Aún cuando nos informaron que era muy tarde para ver ballenas jorobadas, tuvimos la fortuna de ver a una hembra y su cría a su paso por la isla. Registramos y vídeo-grabamos a un tiburón martillo dentro del agua, así como un cardumen de "wahoos".
En fin una experiencia única e inolvidable. En esta isla estuvieron,  entre otras personalidades, Napoleón Bonaparte, Sir Edmund Halley y Charles Darwin, quien fue a estudiar la geología de la isla. Los "Saints" o “Helenitas” son gente extremadamente amable y muy hospitalaria. Disfrutamos la deliciosa variedad de vinos sudafricanos y probamos el licor de "amarula". No dejamos pasar la oportunidad de tomar el café cultivado en la isla, que tiene un sabor muy exquisito.
 “El día 16 de enero de 2015 emprendimos el regreso, por la misma ruta en sentido inverso y llegué a Cancún el 25 de enero de 2015.”
En su relato comentó Rafael de la Parra lo siguiente: “Fíjate Miguel, que los británicos escogieron un sitio muy hermoso para la sepultura de Napoleón.  Caminas por un prado muy bien cuidado y llegas a un claro en medio de un bosquecillo, con muchas flores. Algunas Bugambilias de diferentes colores han invadido los árboles más grandes y le dan un aspecto solemne a todo el entorno. Hay unas aves introducidas que realmente parece que "rebuznaran", pero al menos en esta parte escuchamos otras aves diferentes, y armoniosos cantos de pajarillos, y esto me emocionó mucho”.


guzmanperedo@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario