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jueves, 17 de octubre de 2013

Santiago Flores y el origen de la carrera de IA

Terminada la clase de laboratorio de ondas, el café era obligado y urgente. 
Estoy frente al puesto de café del campo 1, el que está en el pasillo de la entrada, cuando distingo la figura de Santiago Flores de Hoyos.
¿Cuántos años de no verlo, tenía? No lo se, muchos. Yo me fui de la FES Cuautitlán, a la entonces DGSCA hace veinte años, cuando volví él ya no estaba. Muy probablemente desde entonces no lo había yo visto. Luce muy parecido a como lo recordaba salvo por las canas.
Lo saludo con mucho gusto, tengo excelentes recuerdos de aquella época del Spaunam. Con Santiago es siempre un gusto, y un aprendizaje, platicar. Intercambiamos algunas frases de ingenio. El suyo esta intacto. Me cuenta que va a dar una plática para rememorar los orígenes de la carrera de Ingeniería en Alimentos. Me lo dice de una manera mucho menos formal y más humorística: “Voy a platicar cómo engañamos al Dr. Guzmán y a Soberón para crear la carrera, a partir de una opción terminal”. (No traía yo grabadora, una disculpa en caso de que la cita no sea estrictamente exacta).
Estoy con algunos alumnos y maestros, que no conocían a Santiago y me preguntan quién es ese señor que ya va camino a la unidad de seminarios. Les digo que es una de las personas que echaron a andar la carrera de Ingeniería en Alimentos en la FES C, pero más allá de eso una personalidad muy carismática y de la que muchos aprendimos.
Recuerdo los días de las asambleas al aire libre en los espacios abiertos del campo 1 y 2, cuando la comisión tripartita y cuando las huelgas del Spaunam en 75 y 77. 
No olvido la capacidad oratoria y retórica de Santiago. Ahora que escribo, recuerdo su respuesta a un estudiante que cuestionó quién era ese maestro que tomaba la palabra. En su mejor estilo Santiago le contestó: “Cuando tu no habías nacido algunos de nostros ya estábamos en las calles partiéndonos la madre”, en obvia alusión a su participación en el movimiento del 68.
Un recuerdo encadena otro, hablando del 68, me viene a la mente que alguna vez me prestó un libro de Paco Ignacio Taibo II, dedicado a “El rompe.” El rompe era el mismo Santiago y el sobrenombre le venía porque alguna vez tronó el motor de un coche o lo chocó y le apodaron por eso el “rompe coches”. El mote era un apocope. Me contó, en esa ocasión, que Paco Ignacio había estudiado Ingeniería Química y en algún momento la dejó.
Me enteré, ahí en el pasillo del café, que había una celebración de la 8ava generación de Ingeniería en Alimentos y que vendrían más profesores de esa generación, alguien me dijo que Carlos Castañeda, estaría también.
Me dieron ganas de verlo también y de saludarlo. Me fui a la unidad de seminarios y ahí estaba Santiago (A Carlos no lo ví, quizás estaba programado para otro día) platicando cómo se había hecho la carrera de Ingeniería en alimentos, mencionó la participación de Fernando Maya y de Jorge Ludlow. Fernando recién retirado en Mayo y Jorge un personaje del que se pueden escribir cientos de anécdotas.
Lo estuve oyendo un buen rato, los dispenso de narrarles las peripecias para hacer el plan de estudios que resultó de 12 semestres y luego cómo lo recortaron para dejarlo en ocho o nueve. “Una irresponsabilidad”, decía Santiago, con humor y auto crítica y luego agregó, nuevamente con humor: “pero cumplimos la meta: La meta era que nos pagarán y no nos corrieran”.
En ese momento platicó la anécdota del club de los medios cheques, es decir al que pertenecen los hombres divorciados a los que se les deduce la pensión por nómina.
En otro momento, cuando narraba la presentación del plan a los estudiantes, dijo”Ni modo, me voy a adornar, pero es cierto: yo llenaba auditorios, ¿cierto o no?” y señalaba a algunos ex alumnos de entre el público, como testigos de su dicho.
Santiago, después de participar en la creación del plan de estudios de Ingeniería en Alimentos se fue a Inglaterra a hacer el doctorado, regresó y fue coordinador de la carrera y después se fue, creo recordar, al IMP.
Otros más de quienes compartimos aquellas historias de la comisión tripartita también nos fuimos, como Jorge Martinez Peniche y el mismo Carlos Castañeda. Otros nos fuimos y volvimos como Juan Antonio Montaraz, que de su doctorado, también en Inglaterra, volvió a la Facultad de Veterinaria y de ahí a la FESC para ser coordinador del posgrado y luego director.
Agradables recuerdos y muy oportunos, ahora que estamos cerca de los cuarenta años de Unidades Multidisciplinarias. 
Cómo olvidar las reuniones en casa de Marcela Astorga, que nos organizaba, consentía y soportaba a todos.

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