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viernes, 20 de julio de 2012

El triunfo del poderoso caballero.



HSBC no tiene controles adecuados contra el lavado de dinero, funcionarios de pronósticos deportivas tratan de hacer un fraude de más de 100 millones de pesos. Ambas noticias sobre "el dinero", me llevan a recordar, primero el famoso poema de Quevedo sobre el "Poderoso Caballero" y a transcribir después un fragmento de un libro, recibido recientemente de regalo, que trata de explicar la razón por la cual el dinero es tan poderoso caballero. Inciemos por lo  que Quevedo escribió:

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.


Pasemos, ahora, al libro recibido de regalo. Se trata de  El Triunfo del Dinero, del historiador inglés Niall Ferguson. En él, su autor trata de dar una explicación de por que el dinero ha modelado nuestra forma de vivir.  Dice el escritor en el epílogo del libro:  En el siglo XIII los bonos del estado introdujeron la titularización de montones de pagos de intereses, mientras que los mercados de bonos revelaban los beneficios de los mercados públicos regulados a la hora de negociar y fijar los precios de los valores. En el siglo XVII empezaron a poderse comprar y vender de manera similar las acciones de las empresas. Desde el XVIII, los fondos de los seguros y, más tarde, los fondos de pensiones explotaron las economías de escala y las leyes de las medias estadísticas para proporcionar protección financiera frente a un riesgo calculable. Desde el XIX, los futuros y las opciones ofrecen instrumentos más especializados y sofisticados, los primeros derivados financieros. Y desde el XX se ha alentado a las familias, por razones políticas, a aumentar el apalancamiento y desviar sus carteras en favor de las propiedades inmobiliarias.
A las economías que combinaban todas esas innovaciones institucionales –bancos, mercados de bonos, mercados de valores, seguros y democracia de propietarios- les ha ido mejor a largo plazo que a las que no, debido a que la intermediación financiera en general permite una asignación de recursos más eficiente que, pongamos por caso el feudalismo o la planificación centralizada. Por esa razón, no resulta del todo sorprendente que el modelo financiero occidental tendiera a difundirse por todo el mundo, primero bajo el aspecto del imperialismo y luego bajo el de la globalización.

La historia de la civilización occidental es pues la historia del dinero, o viceversa. Follow the money, dirían los aficionados a las novelas de misterio. El dinero siempre lleva a la trama de la historia. Ya Quevedo nos lo había enseñado.  

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