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domingo, 15 de enero de 2012

Guías para invertir y para apostar.

En varias ocasiones he escrito acerca del tema de las apuestas, obviamente desde el punto de vista científico. Para Revista de revistas escribí los artículos: ¿Es usted un experto apostando? Pobre Laplace y ¿Qué tanto podemos creer en las encuestas? Los tres reimpresos en el libro Dime abuelita por qué, en el que también está otro artículo sobre el tema de la estadística: Normales y anormales en la cata de vino.
Quizás por esa inclinación, mía, al tema; me enviaron hace poco, por correo electrónico, un artículo sobre el origen de las agencias calificadoras.
El tema me parece pertinente, para compartirlo con los lectores del blog,  ahora que Standard and Poors ha disminuido la calificación crediticia de varias naciones europeas, entre ellas Francia, reputada como la segunda economía del viejo continente.
¿Quién es Standard and Poors y cuál es su actividad?
Standard & Poors es una agencia calificadora y para explicar su rol, podríamos empezar por decir como, en una economía capitalista, se financian los grandes proyectos: Cuando se va a llevar a cabo una empresa que requiere de una gran inversión, se convoca a  particulares que quieran invertir su dinero, prestándolo para  financiar el proyecto. Típicamente esto se realiza no mediante la inversión directa de los particulares, sino intermediada por un banco.
El banco ofrece a los particulares bonos de inversión y presta el dinero obtenido de la venta de bonos a los desarrolladores del proyecto.  El negocio del banco consiste en cobrar una tasa de interés más alta por prestar el dinero a los desarrolladores, que la que paga por recibirlo en préstamo. Si el proyecto fracasa, el banco no obtendrá el pago de lo prestado y no podrá pagar a quienes adquirieron los bonos, el valor acordado; pero si el proyecto se desarrolla exitosamente, los compradores de los bonos obtendrán las ganancias prometidas por el banco.
El monto de las ganancias esta relacionado con el riesgo que corre el prestamista, a mayor riesgo, mayor pago. Es necesario, entonces, tener un mecanismo para medir el riesgo de comprar bonos de una empresa u otra. Esto es lo que hacen las agencias calificadoras: medir el riesgo de una inversión. Pero no siempre fue así.
En septiembre de 1873  los grandes proyectos ferroviarios en Estados Unidos constituían la mayor oportunidad global de inversión.  El banco Jay Cook & Company, con sede en Filadelfia, lanzó al mercado bonos por 100 millones de dólares de Northern Pacific Railway, promotor de la segunda gran línea transcontinental de los Estados Unidos.
Sin embargo, condiciones desfavorables, como la política monetaria restrictiva del presidente Grant, la Guerra Franco-Prusiana y  las dudas que la prensa generó sobre el proyecto al poner de relieve las incertidumbres en torno a una serie de compañías obligaron a Jay Cook a absorber el 75% de las participaciones, lo que provocó su quiebra. “La Bolsa cerró diez días, por primera vez en su historia y se calcula que unas 5.000 compañías quebraron en aquella gran depresión. Más de 39.000 kilómetros de ferrocarril se habían quedado en el aire”.
Cinco años antes,  de la quiebra de Jay Cook, Henry Varnum Poor y su hijo Henry William Poor, habían publicado, bajo el sello 'Poor’s Manual', el primer volumen de su informe anual de empresas ferroviarias con información sobre los activos, compromisos y ganancias de las compañías de ferrocarriles. De este esfuerzo inicial de medir el riesgo de invertir en las compañías ferroviarias surge en 1919 Poor's Publishing,  editora del manual Railroad y Mood. Tres años después, Poor’s Publishing, comienza a calificar bonos de empresas.
Esta es la mitad del origen del nombre Standard and Poors, la otra mitad viene de la empresa, Standard Statistics Bureau fundada en 1906 por Luther Lee Blake. Esta empresa, igual que Poor’s se dedicaba a publicar información de ferrocarriles y grupos industriales. En 1923 amplió su rango de acción y empezó a calificar los bonos municipales.
Hoy estamos acostumbrados a la calificación basada en siglas, la famos triple A, sinónimo de confiabilidad, fue introducida por John Moody, creador de John Moody & Company, empresa que originalmente se dedicaba también a la calificación de títulos ferroviarios mediante su Moody's Analyses of Railroad Investments.
Otra calificadora, hoy célebre, Fitch Publishing es fundada en 1913 por John Knowles Fitch. Esta compañía adopta en 1924 la notación de riesgo, iniciada años atrás  por Moody’s.
Estos son los orígenes de las célebres calificadoras Standard & Poors, Moody’s y Fitch que han pasado de estimar los riesgos de inversión en un proyecto, como el de los ferrocarriles, a calificar la salud financiera de los países. Son tan poderosas que el periodista Thomas Friedman ha dicho: “existen dos superpotencias en el mundo, Estados Unidos y Moody’s; uno te puede destruir con bombas y el otro bajando tu calificación”.
Sin embargo, en última instancia, las calificadoras no hacen otra cosa que publicar el análogo a los programas del Hipódromo que listan las particularidades de los caballos para que quién quiere apostar sus dinero al éxito de ese caballo, de esa empresa o de ese país, puedan medir su probabilidad de éxito.
Con algunas diferencias, ciertamente; los países requieren atraer a los inversionistas, mucho más que los caballos a los apostadores y cuando un caballo pierde, no hay fobaproa, ni rescate del gobierno, el apostador asume su pérdida.

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