Entre los correos que me llegan con información sobre eventos y reuniones, llegó uno del Dr. Rene Miranda anunciando la realización del simposio “De la Perezona a los profesores eméritos de la UNAM”. El correo trae como adjunto el anuncio del evento, que lo anuncia para el viernes 17 de junio, pero en el que los diseñadores gráficos olvidaron poner donde se realizará. Por la información que trae, sobre los organizadores, presentador y participantes, es de suponerse que el evento se llevará a cabo en la FESC, en Campo 1. Lo más interesante del evento -por mucho- son las personalidades que asisten. Estarán los profesores eméritos Barbarán Arreguín Lozano, Cesar Rincón Orta, Estela Sánchez Quintanar, Francisco Javier Garfias, Javier Padilla Olivares y Jesús Guzmán García.
De los doctores Barbarán Arreguín y Estela Sánchez no tengo una referencia directa, como sí la tengo de Cesar Rincón que me dio clases de álgebra en la facultad de ciencias. Se quejaba, el Dr. Rincón, de que los estudiantes de la facultad de ciencias traíamos siempre una varita para medir inteligencias. Es cierto que en la Facultad de ciencias éramos un poco refractarios a la diferencia, otros químicos que incursionaban por ahí, en esas épocas eran el Dr. Zetina, que daba clases de Fisicoquímica y el mismo Jaime Keller, que buscaba acercarse al instituto de física. También hubo la contraparte de físicos que fueron a la facultad de química, entre ellos la Dra. Carmen Varea, que dirigió la tesis de Alejandro Pisanty.
A Francisco Javier Garfias y Javier Padilla Olivares los recuerdo sobre todo a través de los comentarios que de ellos hacía Jorge Ludlow. Los dos eran ya personajes reconocidos del mundo de la química cuando se inauguró en 1974, la FES Cuautitlán. Grafias. Hasta donde me acuerdo estuvo por esos años en la entonces ENEP y luego volvió a pasar un sabático, pero la memoria puede no ser exacta. Lo recuerdo con el pelo plateado, ya entonces, visitando a Ludlow y conversando con él. Padilla fue director de la Facultad de Química y después miembro de la junta de gobierno.
Mención especialísima merece el Dr. Guzmán García, que fue el director fundador de la ENEP Cuautitlán. Todos quienes estuvimos en la escuela en los años en que a él le tocó dirigirla, lo recordamos con mucho cariño.
Un hombre honrado, comprometido, leal, trabajador, entregado. Entre las muchas anécdotas que de él recuerdo está la que ocurrió durante el primer paro estudiantil de la ENEP, el que desembocó en la comisión tripartita en que estábamos los estudiantes, los funcionarios y los profesores. De esa comisión se podría escribir un libro, pero el hecho que quiero platicar para ilustrar la forma transparente de ser del Dr. Guzmán es el que ocurrió cuando los estudiantes lo cuestionaban sobre uno de los puntos del pliego petitorio:
¿Y el comedor, Doctor? Le preguntaron.
Ese punto ya esta resuelto, ya me lo dijo Memo, contestó el Dr. Guzmán.
Memo era el Dr. Guillermo Soberón, rector de la UNAM en ese momento y lo que el Dr. Guzmán exhibía como prueba de que habría un comedor era “simplemente” la palabra del amigo que se lo había dicho. Así es el Dr. Guzmán, una persona para la cual la palabra empeñada tiene el mismo valor que lo que se compromete por escrito.
Muchas más anécdotas se podrían platicar de momentos de la huelga del 77 para la construcción del Stunam. Jorge Martinez Peniche, Juan Antonio Montaraz y yo le cobramos gran estimación, no obstante estar en posiciones diferentes.
Un día, durante la huelga le pregunté: ¿Usted cuándo se va a afiliar?
Cuando vuelva a la base de profesores, fue su respuesta.
En esas épocas algunos de nosotros nos estábamos empezando a casar. El Dr. Guzmán fue padrino de la boda de Juan Antonio Montaraz y Patricia Miranda, un hombre entrañable.
Si pueden ir no se pierden el día 17 de junio la visita del Dr. Guzmán.
Bienvenido a la casa que usted construyó Doctor.
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