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domingo, 27 de octubre de 2019

Lecturas del verano 2019. 1ª Parte.



He escrito alguna vez que “nunca hay suficiente tiempo para la lectura”. Pero como ocurre con los animales de la rebelión en la granja de Orwell: Todos los nunca son iguales, pero unos son más iguales que otros”. En el verano de un año sabático, el nunca tiene una insuficiencia de tiempo menor
Este verano por ejemplo he podido leer los siguientes libros:

La carte et le territoire de Michel Houellebecq,  J’suis comme ca de San-Antonio (Frédéric Dard), Número cero de Umberto Eco, La primera vuelta al mundo de Antonio Pigaffeta, La semilla del diablo y La maldición de Eva de Margaret Atwood, el cómic de Peter Pank,  fragmentos de Memorias de unos ojos pintados y de una Antología del cuento griego.

El orden en que los escribí es más o menos el orden cronológico de lectura, aunque algunas veces la lectura de dos o más de los libros ocurrió en simultaneo y que los libros de Margaret Atwood los puse juntos. Hay también varios otros libros de los que he leído partes tan pequeñas que no merecen por ahora ningún comentario.

El libro de Houellebecq es el que estaba leyendo en México antes de viajar a España y que, como es poco voluminoso, traje para leer en el avión. Un libro interesante y multitemático en el que destacan un amor (contrariado), una reflexión sobre el cambio de nuestra manera de vivir (occidental), sobre todo en Francia y la relación padre-hijo, dibujada a través de las sucesivas cenas de navidad entre el padre arquitecto, que quiso ser artista y el hijo que sí lo fue. 

Para ilustrar propongo la traducción de dos frases sacadas, casi al azar, de esta lectura:

  • Esos rusos encantadores que han aprendido en la escuela a admirar una cierta imagen de Francia -galantería, gastronomía, literatura y todo eso- y por lo general se entristecen de que el país real no corresponde a sus expectativas.
  • Al interior de una especie social, la individualidad no es más que una breve ficción.

Menciono, además, dos detalles curiosos sobre la novela y su construcción: aparecen como personajes el mismo autor, Houellebecq y Carlos Slim. El primero como protagonista importante; el segundo mencionado en una línea, como comprador potencial de obras de arte.  

El libro de San-Antonio lo disfruté muchísimo. Es una novela policiaca de lectura rápida, llena de humor y escrita en el estilo guarro-poético que es característico de su autor.

La inverosímil trama se desarrolla alrededor del secuestro de la madre del investigador para ejercer presión sobre de él. Tras muchas vueltas de la historia San-Antonio, que es el nombre del detective, que narra en primera persona sus aventuras y por lo tanto es el mismo del autor, saldrá adelante, dejando a su paso cadáveres y amores.

El protagonista tiene un ayudante, Bérurier, mejor conocido como Béru a lo largo de la historia. Béru le sirve a San-Antonio de contrapunto para sus aventuras y reflexiones.   

San-Antonio no es fácil de traducir y está lleno de pasajes que podríamos calificar de políticamente incorrectos cuando habla de las mujeres, desde la perspectiva de ese super agente secreto y seductor. Me animo, sin embargo, a traducir un pasaje.

Este ocurre cuando San-Antonio, para aclarar el secuestro de su madre, ha tenido que ir a una recepción en la embajada de un país enemigo, disfrazado de diplomático. En estos casos, dice, la mejor manera de indagar sin levantar sospechas es bailar y lo hace, por supuesto con la más dulce criatura (que) está acompañada por su madre, una mujer bastante fuerte y no tan desagradable que sería menos intimidatoria sin su bigote y sin sus 113 kilos.

Número cero de Umberto Eco lo compré en México en una feria del libro y cuando vine a España seguía esperando turno de lectura. Acá lo reencontré en un armario con libros, en el salón de convivencia del Club Natació Barcelona[1].

Mientras lo iba leyendo puse en el Facebook algunas frases tomadas de él:

  • La vida es llevadera, basta conformarse
  • Para rebatir una acusación, no es necesario probar lo contrario, basta deslegitimizar al acusador
  • Un principio fundamental del periodismo democrático: los hechos separados de las opiniones

El libro se organiza alrededor del intento de hacer un periódico para extorsionar. En el camino se construye un equipo de colaboradores para la publicación, entre ellos el narrador de la novela.  Está presente en la trama la infaltable historia de amor y el desencanto de los protagonistas con la forma de vida actual.

Aunque en realidad el libro es un “curso completo” de comunicación política. Un manual de como fabricar y manejar la comunicación.

Eco, con su maestría en el manejo de los datos históricos, mezcla en el libro el relato de una investigación que uno de los miembros del periódico lleva a cabo. Con este recurso logra el autor de El Cementerio de Praga hacer que la historia sea interesante  y no sólo una serie de consejos que el director de la publicación da a su staff. 
La investigación en cuestión es acerca de la posibilidad de que Mussolini haya sido sustituido por un doble antes de ser fusilado y de que el auténtico Duce haya sobrevivido.

Mezcla esta idea con eventos de la posguerra en Italia como la operación GLADIO y el cancelado golpe de estado del llamado príncipe negro, Junio Valerio Borghese.

Un dato adicional que obtuve de esta lectura fue conocer la existencia de la novela La liga de los honestos de Giovanni Mosca. En ella, dice Eco, un grupo de hombres honestos se infiltra entre los deshonestos para reconvertirlos. Lo que ocurre en realidad es que por el trato frecuente con los deshonestos, los honestos dejan de serlo.

Alternando con estos dos libros, leí también fragmentos de La primera vuelta al mundo de Arturo Pigafetta. El libro lo compré el 11 de agosto de 2019, luego de leer en El Periódico (Diario Catalán) que el día anterior se habían cumplido 500 años de haber zarpado el viaje, de Magallanes y Elcano, que dio por primera vez la vuelta al mundo.

Unos días después viaje a Toulouse y a Carcassonne. Como el libro está editado por Alianza Editorial, en formato bolsillo, resulta cómodo para leer en viaje. Lo llevé para leerlo en el camino.

La lectura me resultó un tanto cansada pues apenas podía leer una o dos líneas sin que hubiera una nota de pie de página de la traductora Isabel de Riquer, también autora de la introducción, remitiendo a ese texto. Después de un momento me harté y decidí leer la introducción (algo que por lo general hago después de leer el libro). 

Eso fue prácticamente lo único que leí en el viaje: la introducción. Los comentarios de la traductora sobre la obra de Pigaffeta, con un contexto histórico, los personajes, los preparativos, las relaciones de viajes como género literario y las diferentes facetas de Pigaffeta como estudioso de las lenguas, de la fauna y de la flora. También da Riquer datos sobre la edición del libro, sus traducciones y las versiones italianas modernas.

El libro, como tal, lo he ido leyendo por fechas. En el día en que se cumplen 500 años del registro hecho por Pigaffeta, leo lo que él consignó.  Mi última lectura la hice el 3 de octubre de 2019 en que se cumplieron 500 años del paso por cabo verde. La siguiente la haré el 29 de noviembre, fecha en que se cumplirán 500 años de la llegada de la expedición a Verzín, Brasil.

Es un libro cuya lectura me tomará tres años.

Me doy cuenta de que no sólo “nunca hay suficiente tiempo para la lectura”, tampoco lo hay para la escritura. Así que suspenderé aquí la crónica de mis estivales lecturas de este año, para retomarlas en un texto próximo. 
A Suivre...




[1] Este Club merecería una crónica completa para él solo, pero será en otra ocasión.

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