He escrito alguna vez que
“nunca hay suficiente tiempo para la lectura”. Pero como ocurre con los
animales de la rebelión en la granja de Orwell: Todos los nunca son iguales,
pero unos son más iguales que otros”. En el verano de un año sabático, el nunca tiene una insuficiencia de tiempo menor
Este verano por ejemplo he
podido leer los siguientes libros:
La
carte et le territoire de Michel Houellebecq, J’suis
comme ca de San-Antonio (Frédéric Dard), Número cero de Umberto Eco, La
primera vuelta al mundo de Antonio Pigaffeta, La semilla del diablo y La
maldición de Eva de Margaret Atwood, el cómic de Peter Pank, fragmentos de Memorias de unos ojos pintados y de una
Antología del cuento griego.
El orden en que los escribí es
más o menos el orden cronológico de lectura, aunque algunas veces la lectura de
dos o más de los libros ocurrió en simultaneo y que los libros de Margaret
Atwood los puse juntos. Hay también varios otros libros de los que he leído
partes tan pequeñas que no merecen por ahora ningún comentario.
El libro de Houellebecq es el
que estaba leyendo en México antes de viajar a España y que, como es poco
voluminoso, traje para leer en el avión. Un libro interesante y multitemático
en el que destacan un amor (contrariado), una reflexión sobre el cambio de
nuestra manera de vivir (occidental), sobre todo en Francia y la relación
padre-hijo, dibujada a través de las sucesivas cenas de navidad entre el padre
arquitecto, que quiso ser artista y el hijo que sí lo fue.
Para ilustrar propongo la
traducción de dos frases sacadas, casi al azar, de esta lectura:
- Esos rusos encantadores que han aprendido en la escuela a admirar una cierta imagen de Francia -galantería, gastronomía, literatura y todo eso- y por lo general se entristecen de que el país real no corresponde a sus expectativas.
- Al interior de una especie social, la individualidad no es más que una breve ficción.
Menciono, además, dos detalles
curiosos sobre la novela y su construcción: aparecen como personajes el mismo
autor, Houellebecq y Carlos Slim. El primero como protagonista importante; el
segundo mencionado en una línea, como comprador potencial de obras de
arte.
El libro de San-Antonio lo
disfruté muchísimo. Es una novela policiaca de lectura rápida, llena de humor y
escrita en el estilo guarro-poético que es característico de su autor.
La inverosímil trama se
desarrolla alrededor del secuestro de la madre del investigador para ejercer
presión sobre de él. Tras muchas vueltas de la historia San-Antonio, que es el
nombre del detective, que narra en primera persona sus aventuras y por lo tanto
es el mismo del autor, saldrá adelante, dejando a su paso cadáveres y amores.
El protagonista tiene un
ayudante, Bérurier, mejor conocido como Béru a lo largo de la historia. Béru le
sirve a San-Antonio de contrapunto para sus aventuras y reflexiones.
San-Antonio no es fácil de
traducir y está lleno de pasajes que podríamos calificar de políticamente
incorrectos cuando habla de las mujeres, desde la perspectiva de ese super
agente secreto y seductor. Me animo, sin embargo, a traducir un pasaje.
Este ocurre cuando
San-Antonio, para aclarar el secuestro de su madre, ha tenido que ir a una
recepción en la embajada de un país enemigo, disfrazado de diplomático. En
estos casos, dice, la mejor manera de indagar sin levantar sospechas es bailar
y lo hace, por supuesto con la más dulce
criatura (que) está acompañada por su madre, una mujer bastante fuerte y no tan
desagradable que sería menos intimidatoria sin su bigote y sin sus 113 kilos.
Número cero de Umberto Eco lo
compré en México en una feria del libro y cuando vine a España seguía esperando
turno de lectura. Acá lo reencontré en un armario con libros, en el salón
de convivencia del Club Natació Barcelona[1].
Mientras lo iba leyendo puse
en el Facebook algunas frases tomadas de él:
- La vida es llevadera, basta conformarse
- Para rebatir una acusación, no es necesario probar lo contrario, basta deslegitimizar al acusador
- Un principio fundamental del periodismo democrático: los hechos separados de las opiniones
El libro se organiza alrededor
del intento de hacer un periódico para extorsionar. En el camino se construye
un equipo de colaboradores para la publicación, entre ellos el narrador de la novela. Está presente en la trama la infaltable
historia de amor y el desencanto de los protagonistas con la forma de vida
actual.
Aunque en realidad el libro es
un “curso completo” de comunicación política. Un manual de como fabricar y
manejar la comunicación.
Eco, con su maestría en el
manejo de los datos históricos, mezcla en el libro el relato de una
investigación que uno de los miembros del periódico lleva a cabo. Con este
recurso logra el autor de El Cementerio de Praga hacer que la historia sea interesante y no sólo
una serie de consejos que el director de la publicación da a su staff.
La investigación en cuestión es acerca de la posibilidad de que Mussolini haya sido sustituido por un doble antes de ser fusilado y de que el auténtico Duce haya sobrevivido.
La investigación en cuestión es acerca de la posibilidad de que Mussolini haya sido sustituido por un doble antes de ser fusilado y de que el auténtico Duce haya sobrevivido.
Mezcla esta idea con eventos
de la posguerra en Italia como la operación GLADIO y el cancelado golpe de estado
del llamado príncipe negro, Junio Valerio Borghese.
Un dato adicional que obtuve
de esta lectura fue conocer la existencia de la novela La liga de los honestos
de Giovanni Mosca. En ella, dice Eco, un grupo de hombres honestos se infiltra
entre los deshonestos para reconvertirlos. Lo que ocurre en realidad es que por
el trato frecuente con los deshonestos, los honestos dejan de serlo.
Alternando con estos dos
libros, leí también fragmentos de La primera vuelta al mundo de Arturo
Pigafetta. El libro lo compré el 11 de agosto de 2019, luego de leer en El
Periódico (Diario Catalán) que el día anterior se habían cumplido 500 años de
haber zarpado el viaje, de Magallanes y Elcano, que dio por primera vez la
vuelta al mundo.
Unos días después viaje a
Toulouse y a Carcassonne. Como el libro está editado por Alianza Editorial, en
formato bolsillo, resulta cómodo para leer en viaje. Lo llevé para leerlo en el
camino.
La lectura me resultó un tanto
cansada pues apenas podía leer una o dos líneas sin que hubiera una nota de pie
de página de la traductora Isabel de Riquer, también autora de la introducción,
remitiendo a ese texto. Después de un momento me harté y decidí leer la
introducción (algo que por lo general hago después de leer el libro).
Eso fue prácticamente lo único
que leí en el viaje: la introducción. Los comentarios de la traductora sobre la
obra de Pigaffeta, con un contexto histórico, los personajes, los preparativos,
las relaciones de viajes como género literario y las diferentes facetas de
Pigaffeta como estudioso de las lenguas, de la fauna y de la flora. También da
Riquer datos sobre la edición del libro, sus traducciones y las versiones
italianas modernas.
El libro, como tal, lo he ido
leyendo por fechas. En el día en que se cumplen 500 años del registro hecho por
Pigaffeta, leo lo que él consignó. Mi
última lectura la hice el 3 de octubre de 2019 en que se cumplieron 500 años
del paso por cabo verde. La siguiente la haré el 29 de noviembre, fecha en que
se cumplirán 500 años de la llegada de la expedición a Verzín, Brasil.
Es un libro cuya lectura me
tomará tres años.
Me doy cuenta de que no sólo “nunca hay suficiente tiempo para la lectura”, tampoco lo
hay para la escritura. Así que suspenderé aquí la crónica de mis estivales
lecturas de este año, para retomarlas en un texto próximo.
A Suivre...
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