No, perdón. En realidad, fue
al revés de lo que dice el título. Hace unos días Tuve el privilegio de
impartir en la capital del Estado de México un taller de creación literaria
para niños. El tema era La Luna.
No tenía mucha idea de cómo lo
iba a hacer, porque no había visto al público y en estos casos es muy
importante “sentirlo”, ver sus caras, leer sus gestos y sus sonrisas. Cuando
los vi entrar me di cuenta de que iba a ser una experiencia muy interesante.
Había niños muy pequeños como
Alexa de 3 años, que obviamente no iba a escribir nada. Al menos como
escribimos nosotros, los adultos. Ella hizo varios dibujos; que es, más o menos,
uno de los "dialectos" en que ahora se comunican algunos jóvenes.
Me acompañaba en la aventura
mi colaboradora, Heidy Rivas. Heidy me había ayudado a preparar una serie de
preguntas acerca de la luna para iniciar la actividad. Ella había seleccionado una
lectura que era un cuento sobre un niño que quería ir a La luna. Al final
resultaba que es niño era Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la
superficie de la luna.
Leí el texto en voz alta,
haciéndoles notar a los jóvenes talleristas algunos detalles. Por ejemplo, la relación
entre el título: El niño que soñaba con viajar a la Luna y el desarrollo de la
historia.
El primer párrafo, del cuento
que leí, habla de que el niño que luego será Neil Armstrong tenía un sueño. Antes
de concluir el párrafo aparece la pregunta ¿Sabes cuál era?
Expliqué que ese era un
recurso para crear una especie de misterio, que invitara al lector a continuar adelante.
Sin mucho detalle, les fui
hablando de la manera como se presentaban los personajes, de cómo se planteaba
el núcleo del relato y su desenlace.
Al acabar la lectura -que nos
habrá llevado unos diez minutos- los jóvenes tenían frente a sí casi cincuenta minutos para
realizar su cuento.
Les pedí que antes de empezar a escribir, pensaran en el título. Les dije que
un buen título puede servir de guía a lo que se quiere platicar.
Algunos escribieron rápidamente
un título y pasaron a redactar el texto, otros se quedaron frente a la hoja en
blanco muy concentrados.
A los que estaban bloqueado en
su proceso creativo les dije que empezaran a escribir acerca de su bloqueo,
hasta que las frases se fueran orientando poco a poco a platica una historia
sobre la luna.
Vi que en algunos la parálisis
creativa obedecía al deseo de hacer un relato perfecto. No iban a poner ninguna
línea, que no llevará directo a un final contundente.
A ellos les explique sobre el
proceso continuo de mejora que se logra escribiendo “mal” y corrigiendo.
Al final, para quienes no
tenían aún ningún tema, les sugerí que hablaran del lado oscuro de la luna, que
especularan sobre él.
Voy ahora a pasar a comentar
algunos de los trabajos realizados por los asistentes:
Los títulos de sus relatos
fueron:
·
Mi historia sobre la luna.
|
·
Vivir en la luna
|
·
Mi mayor temor por ir a la luna
|
·
Mi miedo a la luna
|
·
El gran sueño hacía la luna
|
·
Porque la luna es redonda
|
·
El gran viaje hacía la luna.
|
·
Locura en la Tierra
|
·
El lado oscuro de la luna
|
·
El niño viaja a la luna
|
·
Alex y la luna
|
·
Viaje de mis mascotas a la luna
|
·
“La aventura de Maylin”.
|
·
Atorado en el espacio
|
·
Mi viaje a la luna
|
·
¿Qué es la luna?
|
·
El primer viaje de Neil
|
·
Romina viaja a la luna.
|
·
La aventura de la luna.
|
·
Mi viaje en la luna
|
·
La cara oscura de la luna
|
·
¿Habrá ángeles en la luna?
|
·
El niño que venció su miedo para ir a la luna
|
No todos los textos que se escribieron son un cuento, pero sí todos son muy interesantes. Hay unos que son cercanos a la crónica, otros a la poesía.
Daré algunos
ejemplos: Mi historia sobre la Luna
está escrito por Danna Paulina de 12 años y se asemeja más a la crónica. Dana habla
de las conversaciones con su mamá sobre la luna. Me encuentro en su texto esta
linda frase, como respuesta cuando le proponen ver películas sobre la luna: “Yo
no quiero ver películas, quiero leer cuentos y saber más sobre la luna”.
En Vivir en la luna, Ashlee Dorian de 14
años desata su imaginación y viaja a la luna poniéndole cohetes a su casa. Una
vez en la luna los extraterrestres se convierten en él y él, en los extraterrestres.
Una especie de fusión cósmica.
El
texto de Gisleny Yoselín es de corte autobiográfico. Para vencer su miedo a
volar a la luna, reflexiona: “Cómo sabes si te caerías, si aún no has volado”. Ella introduce en su texto una estructura bien
armada de diálogos entre los personajes.
Juan
Yahem en su narración Atorado en el espacio hace uso de la técnica de crear
interés mediante preguntas al lector. Juan concluye cada párrafo de su
narración con una pregunta: ¿Sabes cuál es su miedo?, ¿Saben por qué le vino
ese miedo? ¿Saben por qué? El único párrafo que no termina con una pregunta es
el último. Ahí Juan da la respuesta: “Porque el teme que lo dejaran de admirar
por pisar a la luna”.
Cada
uno de los cuentos tiene frases e ideas muy interesantes. En muchas de las
narraciones padre e hijo viajan juntos a la luna o construyen juntos la nave,
para viajar al espacio.
Alfredo Mora en su cuento El lado oscuro de la luna nos
dice: “con sus ahorros compraron combustible y dos trajes espaciales para ir a
investigar ese suceso de la luna”.
Si
bien en los cuentos no falta imaginación, es una gran tristeza ver la terrible
ortografía de prácticamente todos los cuentos. Viaje siempre lo escriben con B,
pero no sólo eso los textos son “orales”. Por ejemplo, escriben: “se y so
esplonauta”. Me imagino que quería decir “se hizo astronauta”.Aunque la
palabra explonauta, me gustó. Es realmente necesario trabajar con los
niños y jóvenes para dar su sitio al lenguaje correctamente escrito..
He
dejado para el final el que para mi gusto, es el mejor relato. Lo escribió
Yazareth Galindo de 12 años. El cuento se llama La cara oculta de la luna y tiene un aire poético. Inicia Yazareth
dicendo: “hace mucho tiempo la luna era muy feliz en el espacio hasta que los
seres terrestres empezaron a viajar a ella y le lastimaban la cara haciéndole
huecos grandes de sus naves espaciales y pequeños de las pisadas de los
astronautas”.
Este
cuento, que por cierto, tiene una buena ortografía, concluye con una hermosa
frase: “ella no sabe que desde lejos ella era hermosa ya que se podía ver la
forma de un conejo”.
Toda esta experiencia del taller de creación literaria para niños, me hizo
acordar de la frase atribuida a Picasso:
“De
niños todos somos artistas, lo difícil es seguir siéndolo cuando crecemos”.
Ojalá
podamos darles a los jóvenes de las generaciones de estos talleristas, las
herramientas para seguir siéndolo. Incluida, claro, una buena ortografía.
Gracias
Ivett Tinoco por la invitación a impartir el taller.
Gustavo Adolfo Bécquer dijo: "El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo".
ResponderEliminarGracias por incentivar a estos pequeños a utilizar una vez más su imaginación y crear un mundo ese día. ¡Excelente taller!
Muchas gracias. Es estimulante ver a estso niños y jóvenes que tienen ganas de hacer cosas tan insólitas como escribir un cuento sobre la luna.
EliminarWow. ¡Qué linda experiencia! Había niños desde los que aún no saben escribir hasta 14 años, con esas diferencias de edad seguro no fue sencillo. ¿Qué ganará el ganador?
ResponderEliminarQuién sabe que relajo se armó con mi respuesta, que aparece como "comentario borrado por el autor". Decía que al momento de impartir el taller no noto mucho la diferencia de edades, porque voy platicando con cada niño sobre su creación e incluso la chiquita Alexa,de 3 años, me platicaba de su papá, del casco de su papá, etc. y me enseñaba los progresos de su dibujo.
EliminarEn cuanto al "ganador", soy bastante poco conductista. No se me da lo de los premios y castigos. Creo que ni jugar Serpientes y Escaleras, me gustaba. Para mí todos los autores tienen el premio de su obra. De todos modos voy a compartir los relatos con mi cuate Sergio de Régules, a ver él que opina. Gracias por tu comentario.
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