A finales de 1989, ya habiendo
solicitado permiso al Consejo Técnico para irme de sabático al
Instituto Mexicano del Petroleo a colaborar con Marisa Ruíz Santoyo,
en las investigaciones sobre transporte de contaminantes en la
atmósfera, me llamó Jaime Keller para decirme que era probable que
“nos encargaran hacernos cargo de la facultad”, el plural lo uso
él.
Efectivamente así fue. Jaime Keller
Torres fue nombrado el quinto director de la escuela. Unos días
antes de que la Junta emitiera su veredicto, me llamó Keller y me
preguntó si me molestaría que me buscara por teléfono después de
que él conociera el resultado. Le contesté, bromeando, que lo que
me molestaría sería que no me llamara.
La junta deliberó el11 de
diciembre y Keller me habló para decirme que me esperaba al día
siguiente, día de asueto, en su casa con un equipo mínimo de personas que
nos pudieran ayudar. Hice, a esas horas, unas cuantas llamadas y al día
siguiente estuvimos en casa de Keller; Juan Antonio Montaraz, Jorge
Martínez Peniche, Jorge Tórtora y María Esther Monroy Baldí. Se
sumaron al grupo, unos días después, Nacho Rivera y Fermín Viniegra.
Los dos primeros estarían ocho años después en la terna para
suceder a Keller.
A Fermín yo lo fui a buscar a la
Facultad de Ciencias y lo invitamos a desayunar en Samborns de Plaza Satélite, al día siguiente. Durante el desayuno le hicimos la
propuesta de hacerse cargo, a partir de ese momento, de la División
de Ciencias Físico Matemáticas y aceptó. Lo que recuerdo que dijo
fue: “¿Así, sin anestecia?”
Keller me preguntó, en algún momento, si quería ser
Secretario Académico, le dije que sí y en la primera reunión del
Consejo Técnico – y creo que la única- de la que fui secretario,
hicimos el trámite para diferir el disfrute del año sabático.
No voy a decir ahora que tengo
cualidades que no poseo. No soy una persona que pueda “negociar”
con grupos de presión. Mi posición -ante los mensajes que, de
inmediato, empezaron a mandar los Consejeros Técnicos hostiles- era
de confrontarlos. Keller no me decía que no, pero en la práctica no
lo hacía. Por esa razón le sugerí al director separar la
Secretaría del Consejo Técnico de la Secretaría Académica. Me
dijo que sí y me pidió nombres para hacerse cargo de la Secretaría
del Consejo, sugerí a Adolfo Obaya y a Torres Cossio. Keller los
entrevistó a ambos y no optó por ninguno. Los dos fungieron,
simultaneamente, como secretarios del Consejo Técnico.
El inicio de la primera gestión de
Keller estuvó marcado por la celebración del Congreso Universitario
de 1990. Montaraz y yo fuimos delegados electos por el personal
académico1.
Del Congreso se ha escrito mucho e incluso la UNAM publicó un libro
con fotografías. Creo que para todos nosotros fue una gran
experiencia. Recuerdo en particular el último domingo,
mientras esperabamos la comida, que ya no estaba programada, como el
tedio produjo una lluvia de aviones de papel por todo el interior del
frontón cerrado.
Tambien tengo clara la imagen de Yacamán en
muletas bajando muy airado a protestar por unas pancartas y las
intervenciones de Litvak, el Pino, etc.
Presidía la mesa uno del Congreso, el
Dr. José Laguna ex director de la facultad de medicina y quien al
finalizar el congreso fue nombrado Coordinador para el Desarrollo
Académico de las Unidades Multidisciplinarias. De mis recuerdos y
gran afecto hacía el Dr. Laguna he publicado ya en este blog el
texto "Una Laguna que fue un Oasis".
http://desarmandolamafia.blogspot.mx/2011/07/una-laguna-que-fue-un-oasis.html
No voy a insistir en lo poco
disciplinado que en muchos aspectos era Jaime Keller, de mis
recuerdos de él ya también he escrito en este blog, el texto "Se los
digo de otra manaera"
(http://desarmandolamafia.blogspot.mx/2011/01/se-los-digo-de-otra-manera-recuerdos-de.html),
que es el estribillo con el que siempre nos trataba de convencer de
hacer alguna cosa. Voy simplemente a recordar aquella ocasión en que Jorge Tórtora en una de las juntas- asambleas de planeación le dijo un día que el director era el campeón mundial de brincarse las trancas.
No es pues de extrañar que con ese
campeonato que Tórtora le concedió Honoris Causa, a Keller
le costara mucho trabajo tratar laboralmente con el Dr. Laguna, a
quien nunca vi llegar tarde a ningún lado. Keller delegó en mí, el
trato con el Dr. Laguna. Gracias al apoyo del Dr. Laguna hubo durante
la primera gestión de Jaime Keller, momentos que parecían muy
promisorios para la escuela. Llegó, sin embargo, un momento en que había una
especie de dos direcciones. El Dr. Laguna llegaba temprano los
miércoles y teníamos reuniones de planeación con él; se iba,
llegaba Keller y teníamos otra junta, distinta, de palneación con él.
Empecé a sentir el disgusto de Keller
conmigo y creo que también el Dr. Laguna lo percibió. Para mi buena
suerte se reestructuró el Consejo Asesor de Cómputo del rector y
había que nombrar a un representante de las Unidades
Multidisciplinarias. Le pidieron al Dr. Laguna que hiciera la
propuesta y tuve el honor de que me sugiriera para ser parte del
Consejo. Más adelante, para mí, sería vital ese nombramiento, pues
me dió una salida cuando Keller se reeligió.
Desafortunadamente el Dr. Laguna se
enfermó y a la pena por la suerte del amigo hubimos de sumar la
triste convicción de que había terminado una etapa de orden y de
planeaciónen la facultad.
Pocos días, o quizás semanas, después
de que el Dr. Laguna se enfermara, Keller nos invitó a comer a Jorge
Martinez y a mi. Brevemente, lo que me dijo Keller es que quería mi
renuncia a la Secretaría Académica. En su estilo de decir las cosas
de otra manera, me lo dijo ofreciéndome un proyecto nuevo: Crear un
Centro de Investigación en el CAT. Me ofreció todos los apoyos que
tenía en la Secretaría Académica. A mi, me entusiasmaba el
proyecto.
Cuando terminamos de comer y nos
quedamos Jorge y yo solos, le pregunté:
-¿Cómo la ves?
-¿Cómo la ves tu, que eres el que se
va? Contestó.
-Sí, pero tu eres el que llega,
argumenté.
- Nunca me lo propusó, me hizo notar
Jorge.
Hasta ese momento me dí cuenta que
efectivamente no sería Jorge el sucesor. La secretaría se la
entregué a Sara Valdés en una ceremonía en la que quizás aparte
de Keller, Jorge, Sara y yo los demás asistentes no entendían que
pasaba.
A partir de ese momento, las
diferencias entre Keller y yo se fueron profundizando hasta el
momento en que él se reeligió y yo me fuí, al día siguiente.
Uno
de los daños colaterales de esas diferencias fue la supresión de
“Ciencia, Conciencia y Café” el programa de conferencias de
divulgación de la ciencia que organizaba yo; primero desde la
secretaría académica y después desde el efímero CIM (Centro de
Investigaciones Multidisciplinarias)
Me fui a la DGSCA con un cambio de
adscripción temporal para hacerme cargo de la subdirección de
cómputo para la docencia.
Yo había creído, como sin duda lo
creía el Ingeniero Manuel Viejo Zubicaray, a quien le oí decirlo muchas veces,
que la FES Cuautitlán se iba a convertir en la Ciudad Universitaria
del Norte, había hecho mi vida alrededor de la FESC, vivía en la
zona de Satélite y ahora; a principios de 1994, estaba sin saberlo
cambiando mi proyecto de vida.
Para principios de 1996 ya había yo
tomado una decisión importante: cambiarme de casa. Dejar la zona de
Satélite y mudarme al sur de la ciudad, para estar más cerca de
Ciudad Universitaria. Esa decisión era una especie de renuncia a
volver permanentemente a la FES Cuautitlán y lo tenía claro.
Para 1997 me nombran Director de
Cómputo para la Investigación en la DGSCA y no tenía ningún
interés en postularme para suceder a Jaime Keller, en el proceso que
se avecinaba a fin de año.
Dos de mis amigos y compañeros en el
equipo de colaboradores de Keller, sí se postularon y llegaron a la
terna: Jorge Martínez Peniche y Juan Antonio Montaraz Crespo. Al
final, el segundo de ellos resultó el director.
Recuerdo la cena con
ambos, en la tasca Manolo, la noche que se conoció la terna. Recuerdo a Juan Antonio tomando la
llamada del rector, en mi casa en el sur de la ciudad. No había
querido regresar a Satélite por miedo a que la llamada lo tomara
viajando de regreso. Éramos unos cuantos en espera de la llamada y
cuando se produjo todos estuvimos muy contentos.
Juan Antonio abrió las puertas para
que regresara a la escuela Ciencia, Conciencia y Café. Aunque seguía
yo en la DGSCA iba cada conferencia a moderar la mesa del café.
El cambio de adscripción temporal a la DGSCA
venció y lo renové. Me sugirieron hacerlo definitivo y en ese
momento no quise, porque pensaba que lo mío era estar en una
escuela, en contacto con los estudiantes y no en una dependencia de
la administración central.
La huelga de 1999 me tomó en la DGSCA y
a su conclusión en el 2000, estaba un poco cansado de la
responsabilidad administrativa, tenía tres años sabáticos
acumulados y los empleé en dirigir la Unión de Empresarios para la
Tecnología en la Educación (UNETE). Fue una experiencia muy
enriquecedora, que quizás platicaré en algún otro momento, con
más detalle.
El punto, para la mini historia de la
FESC que estoy narrando, es que mientras estaba de sabáticos, venció
el cambio de adscripción temporal a la DGSCA. En algún momento de los sabáticos volví a estar
administrativamente en la FESC, sin que me diera yo
cuenta. Cuando el tercer año sabático
terminó, tuve que reintegrarme, no a la DGSCA, sino a la FES C.
Aún era director Juan Antonio Montaraz, en un segundo periodo.
El grupo que hoy llamamos la mafia
había devastado el área de físico matemáticas y había pocas
posibilidades de hacer algo que valiera la pena en esos temas, así
que busqué nuevamente un cambio de adscripción temporal. Me llamaba
la atención el gran potencial de la FES Acatlán: era, como la FES C
una escuela multidisciplinaria, pero con carreras muy interesantes
como Matemáticas Aplicadas y Computación, Pedagogía, Letras
Hispanas, Diseño Gráfico, todas ellas muy útiles para hacer cursos
en línea y montarlos en una plataforma, que era lo que yo quería
hacer.
Como si fuera poco, la FES Acatlán
tenía un gran Centro de Idiomas, donde dar clases de francés. Ya
había yo dado clases de español para extranjeros ahí, años atrás
y ya había yo obtenido mi certificación del CELE como maestro de
francés.
Hablé con la directora de la FES
Acatlán y se formalizó un cambio de adscripción. Aunque el Consejo
Técnico de la FES C, de entonces, concedió el cambio de adscripción
definitivo, Acatlán lo aceptó temporalmente, con la idea de hacerlo
definitivo después del tercer año, si les parecía adecuado.
Trabajé muy a gusto dando clases de
matemáticas superiores. Quizás una de mis mayores satisfacciones
haya sido poder poner en contacto a estudiantes de Acatlán con el
mundo de Ciudad Universitaria, llevarlos a la sala Ixtli de visita y
haber tenido tesistas como José Luis Avendaño Nandez, que terminó
reconvirtiéndose de matemático aplicado a físico y al final doctorándose en el extranjero. Bueno, alguna
parte de la física es una aplicación de las matemáticas, podemos
verlo así.
El tiempo pasó, vencieron los plazos
del cambio de adscripción temporal y por alguna razón que
desconozco, pero imagino, la FES Acatlán no aceptó el cambio de
adscripción definitivo2.
Hubo algunos detalles de forma, porque aunque los plazos se habían
vencido, me habían asignado actividades académicas, después del
tercer año, lo cual de facto hacía que el cambio fuera
definitivo, algo que hubiera podido pelearse legalmente.
Pero
pensando en que no vale la pena estar donde no te quieren, regresé
nuevamente a la FES Cuautitlán. Obviamente pensando en volver a
moverme. Las razones eran dos: Vivía ya muy lejos de la escuela y la
más importante: no había posibilidad alguna de hacer vida académica
en el área de físico matemáticas.
Estoy por entrar ya a la época de
Suemi Rodríguez, pero creo que es mejor que, como Sherezada,
continue mañana, porque el texto se va haciendo largo...
1También,
por cierto, lo fue Alfredo Cuellar, actual director.
2Sobre
este punto puede verse en este mismo blog el texto
http://desarmandolamafia.blogspot.mx/2013/09/comisiones-dictaminadoras-de-la-fesc-un.html
sobre los vasos comunicantes entre el personal académico de fisico
matemáticas en la FES C y en la FES A.
Me parece muy interesante lo que relata. Espero tener algún día la oportunidad de contarle cómo me convertí en Consejera Universitaria de mi querida FesC allá por el año 98. También tenía mi propia perspectiva de la mafia del poder.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.
Muchas gracias por tu comentario. Mi correo electrónico es erreefeefe@unam.mx si quieres puedes mandarme un texto con tu relato o un archivo de audio. Saludos
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