El uso es ley, decía mi maestro de etimologías de la prepa, Alfonso
Torres Lemus, cuando alguien le preguntaba si era correcto o incorrecto el uso
de una cierta palabra. A mí me gustaba cuando contestaba eso, porque sentía
como que no teníamos que hacerle mucho caso a los académicos que “limpian,
fijan y dan esplendor” y era como descubrir que la lengua nos pertenece a los
hablantes.
El idioma ha sido para mí siempre un placer: decir, callar o
sugerir lo que se desea con una palabra u otra. Alterar el sentido de las
frases, con el cambio de una letra o de entonación es un deleite. Me hubiera
gustado estudiar letras, pero la atracción de las matemáticas era mayor. La lingüística
ni siquiera sabía que existía.
Iba a decir que mi vida profesional transcurrió por rumbos
ajenos a los del lenguaje, pero es falso: he sido profesor de español para
extranjeros en México y en Francia y he sido profesor de francés en México. Sin embargo esas actividades han sido más de “hobby”
que realmente por trabajo. No me considero un profesional de esas actividades.
Por ese hobby, me sorprendo a veces pensando en temas del
idioma de una manera un tanto inocente, por no decir ignorante. Es decir desde
la perspectiva única y exclusivamente del hablante que observa los hechos y no
del académico que conoce las razones.
Uno de esos pensamientos naif,
que me acompaño el fin de semana pasada, mientras manejaba en un paseo, fue el
de “La cuarta terminación de participio pasado irregular”. Quiero compartir, con quien leyere, estos
pensamientos, a lo mejor entre ellos hay un académico que pueda esclarecerme el
punto.
En la escuela nos enseñan que existen los participios
pasivos regulares que se forman con las terminaciones Ado, Ido y los
irregulares que son los que terminan en To, So, Cho. Ejemplos de participios
pasados regulares son caminado y salido que lo son de los verbos caminar y
salir, respectivamente. Por el lado de
los participios irregulares podemos mencionar ignoto, converso y satisfecho, cada uno corresponde a una de las
tres terminaciones posibles.
Alguien habrá notado, sin duda, que además del participio
pasado irregular converso, existe el regular convertido. Lo mismo que impreso e
imprimido. Convertir, imprimir y muchos otros verbos aceptan ambas formas de
participio pasado. Vale la pena hacer notar que converso e impreso tiene
también función de sustantivos. Por ejemplo cuando se dice: El impreso está
sobre la mesa o El converso era un hombre piadoso.
Pues bien, resulta que leyendo un texto donde se rimaba
espejo con reflejo me pareció que el sustantivo reflejo era una especie de
participio pasado irregular de reflejar (obviamente el participio regular es
reflejado). Traté de construir una frase como “El hombre vio su pensamiento reflejo
(reflejado) en esa frase”, pero el hecho de que reflejo sea también un adjetivo
distorsionaba el sentido.
Traté de buscar otros posibles ejemplos de este “cuarto”
tipo de participio pasado irregular, se me ocurrió añejo, como participio
pasado de añejar. Pensé en: “El vino ha sido añejo en barricas de roble”. Me
parece que en la frase se tiende a entender añejo como sustantivo y no como
participio pasado, aunque creo que también podría pensarse que es una frase
donde se usa una forma arcaica (o poética) de participio pasado de añejar.
Seguí buscando más posibilidades y encontré otro caso en parejo,
que a mí me parece que podría ser un equivalente de emparejado. Aunque seguía
pareciéndome muy forzado su uso como participio pasado.
Aunque lo estuve eludiendo por un tiempo, había notado desde
la rima con espejo, que también era el caso de pendejo. Me hubiera encantado que pendejo fuera una especie
de participio pasado irregular de pender, pero una rápida consulta al
diccionario de la Real Academia me informó que viene de pecten –inis que quiere decir pubis y que pendejo sería el pelo
púbico.
No pude dejar de bromearme a mí mismo y pensar que quizás no
era descabellada la idea de que vocablos terminados en jo fueran participios pasados, pero que tampoco estaba excluido que
fuera solamente una pendejada.
Seguí reflexionando en el tema y me di cuenta que solo había
estado pensando en palabras que terminaban en ejo –muy útiles para los dobles sentidos y las rimas picarescas- pero
había dejado de lado otras posibilidades, pues la terminación que caracterizaría
el participio pasado sería jo, no ejo. Entonces se me ocurrieron también
fajo, tajo, atajo y relajo.
No hay que ser muy ducho para percibir que un fajo de
billetes es la cantidad de ellos que está dentro de una faja o sea fajado. Tajo
que es lo que se ha cortado de una tajada, sería el participio pasado de tajar.
Atajo tendría que significar lo que ha sido detenido o atajado, pero tiene mucha
más fuerza como el sustantivo, que designa un camino breve y alterno.
Finalmente relajo es la consecuencia de que algo se relaje y tendría valor de
participio pasado. La disciplina relajada da por resultado el relajo.
Pero bueno, ya estuvo suave de relajo por el día de hoy.
Volvamos a las cosas serias y pongámonos a trabajar. Si alguien conoce algún fundamento
teórico que soporte o niegue la posibilidad de una cuarta terminación de
participio pasado irregular, se agradecerán sus comentarios.
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