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jueves, 24 de marzo de 2011

¿Lastimados?

criticando la proclividad del rector Narro a declarar, usando lugares comunes, sobre casi cualquier tema. Le llama la atención, a Silva-Herzog Marquez, que con tal disposición a opinar, el rector no haya dicho palabra de la intolerancia de un grupo de universitarios que impidió a Francisco Labastida Ochoa hablar en la UNAM.
Como Universitario me parece que la investidura del rector debe ser respetada y aunque el artículo de Silva-Herzog expresa desagrado e ironía no me parece que sea irrespetuoso, ni que los encargados de comunicación social de la UNAM, ni los miembros de la comunidad tengamos que salir a desgarrarnos las vestiduras.
Me parece más grave y digno de atención otro párrafo del mismo escrito, aquel en el cual el articulista dice:
Cualquier crítica a la UNAM es interpretada como una embestida de los herejes. Hace unos meses, un legislador pidió, como era su deber, cuentas sobre el presupuesto asignado a la Universidad. El rector reaccionó velozmente-como casi siempre lo hace--diciendo que esos comentarios “lastimaban” a la comunidad. Tal parece que pedir cuentas es ofender a los estudiantes y a los investigadores, es agraviar a José Vasconcelos y ultrajar los huesos de Don Justo Sierra. Quienes han pedido transparencia, quienes han pedido cuentas, quienes han cuestionado su organización o sus reglas han sido tachados, de inmediato
Como miembro de la comunidad universitaria no me sentí lastimado por la solicitud de rendición de cuentas, sí probablemente por la manera de hacerlo que pudiera sugerir que hay un gasto excesivo o desorganizado. Me parece que los universitarios no podemos cerrar los ojos a la crítica, ni descalificarla como proveniente de enemigos de la UNAM. Quienes, por congratularse con su jefe, le ayuden a crear la falsa imagen de una ínsula de honestidad en medio de una sociedad llena de corrupción, le hacen un flaco favor, no solo al rector sino a la UNAM entera y con ella a quienes se educan o aspiran a educarse en ella.
En una sociedad de “eficiencia” y “éxito comercial”, La educación pública de calidad y la UNAM son alternativas que la sociedad no puede darse el lujo de desperdiciar, quienes la integramos -no solo sus autoridades y funcionarios- estamos obligados a defenderla, no de las opiniones de los analistas en sus artículos, sino de los cómplices internos del deterioro universitario, de quienes por mantener canonjías personales dejan que criterios distintos a los de la academia y la calidad educativa guíen la vida de la institución, porque de lo que se trata, para ellos, no es de tener una universidad pública de calidad, sino de consolidar grupos de poder que les permitan seguir cobrando sus salarios. El propósito de éste blog ha sido justamente ese, no cerrar los ojos a las cosas que funcionan mal en la FES Cuautitlán.
Dijo el mismo rector Narro, al asistir al informe de Suemi Rodríguez a finales de 2009 y escuchar los gritos en contra de ella, que ningún universitario debe ser enemigo de otro universitario, que los enemigos de la UNAM, están fuera de ella.
Sin embargo no aceptar la crítica y no actuar a tiempo para corregir errores es una forma de irse volviendo enemigo de la UNAM.
Son tiempos de velar por la UNAM porque el calendario político la hace más vulnerable, primero a fines de año la elección de rector y luego el año entrante, de presidente. No nos sintamos lastimados por la crítica, aceptémosla y actuemos en consecuencia.

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