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martes, 19 de junio de 2018

Tecnologías y democracia. La segunda vuelta electoral ya existe, nada más falta reconocerla.


A principios de los años noventa cuando internet empezó a popularizarse la gente veía en él una promesa de democratización de la sociedad. Internet permita ponerle un correo electrónico al presidente de la compañía y tener con él un intercambio directo de opiniones, achataba las jerarquías.
Unos años después cuando vino la revolución de la web 2.0 todos nos volvimos escritores y editores, además de conservar nuestros roles de lectores y críticos. Muchos empezamos a escribir un blog y poco después todos nos volvimos cineastas y radiodifusores. Tomamos por asalto Youtube y las transmisiones en vivo por Facebook.

Poco a poco los monopolios de los medios electrónicos convencionales empezaron a dejar de tener la influencia casi absoluta que tenían sobre el público en general. Algunos países con regímenes autoritarios trataron incluso de censurar el tráfico de información a través de la red de redes.

Otros menos viscerales trataron de comprender los nuevos medios y usarlos en su beneficio un poco en el estilo del “Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu”: si las reglas cambian, úsalas a tu favor.

Muy pronto las redes sociales empezaron a utilizarse en un sentido y en otro. Las “fake news” se volvieron el pan nuestro de cada día y los lectores sin mucho análisis las comparten y las dejan circular, si son favorables a su punto de vista y las increpan si no lo son.

Internet siguió ayudando a la democratización de ciertas causas, al permitir dar a conocer causas para las que se solicitaba apoyo, a través de sitios como Avaaz y Change.org que permiten recolectar apoyos de firmantes electrónicos en favor de detener matanzas de elefantes, por ejemplo, o solicitar castigos a criminales o indultos a inocentes, injustamente procesados. Los ciudadanos han podido así, a través de sitios como estos, reconocerse en el ciberespacio y apoyar conjuntamente las causas que los unen.

Recientemente las elecciones para presidente en México han dado un ejemplo de cómo estas tecnologías están, una vez más, ayudando a rebasar con mayor rapidez que la que las vías ordinarias permiten, las inevitables limitaciones de cualquier legislación.

En México, como se sabe, no existe la segunda vuelta electoral. Es decir, se vota una sola vez y quien gana, aunque lo haga con un porcentaje alrededor del 30% es quien va a gobernar, aunque tenga al 70 % en contra, dividido en diferentes frentes opositores.

En otros países, cuando el ganador de las elecciones no obtiene un porcentaje de votos superior al 50%, se hace una segunda vuelta electoral.  En ella los votantes únicamente tienen como opción a los dos candidatos que obtuvieron las dos votaciones más altas, para buscar que quien gobierne lo haga con mayoría. Eso permite un reacomodo de los opositores que pueden derivar en alianzas de gobierno.

Desde el año 2000 en México se dio un fenómeno sustitutivo, parcialmente, de la segunda vuelta: el voto útil.  Muchos votantes (yo entre ellos) que habían sufragado por Cuauhtémoc Cárdenas en el 88 y el 94 decidieron ese año votar por Fox. Quienes así lo hicimos pensábamos que Cárdenas no tenía oportunidad de derrotar a Labastida, el candidato Priísta, y que Fox si la tendría.  Por eso, lo que era mejor votar por Fox y ayudar a la derrota del PRI, que votar por Cuauhtémoc y permitir que el PRI siguiera seis años más en el poder.

El concepto del voto útil, al igual que la segunda vuelta, han sido muy cuestionados por una clase política consciente de la poca simpatía que ella genera entre los votantes. La sospecha de cada uno de los partidos es que confrontados uno a uno entre ellos, pierden. Lo cual es obviamente imposible.

Con el tiempo, la única vuelta electoral mexicana se ha ido convirtiendo “de facto” en una segunda vuelta. En ella los votantes eligen entre las dos opciones que puntean las encuestas. Lo hacen para apoyar a la que más les gusta, o para cerrarle el paso a la que menos les gusta.

Obviamente que los partidos han empezado a usar las encuestas para ganar esta “primera vuelta” electoral. Hay todo tipo de encuestas, no sólo por los resultados, sino por las casas encuestadoras y por las metodologías empleadas. Las hay que hacen visitas a casas y las hay que las hacen por teléfono o por computadora. Las hay de casas encuestadoras y las hay de empresas de otros giros como las que hacen estudios de mercado.

Dejemos de lado el asunto, no insignificante, de que alguien paga por esas encuestas y que eso podría darles un sesgo, incluso involuntario, en los resultados. El hecho es que existen encuestas cuyos resultados sirven para apoyar cualquiera de las tres candidaturas principales. Cada partido, por supuesto, defiende las que favorecen a su candidato.

Para tratar de dar un poco de luz en el desconcierto que para la mayoría de nosotros pueden significar la multiplicidad de encuestas y sus diferentes resultados surgió Oraculus. (https://oraculus.mx/). Se trata de un agregador de encuestas, para tener a través del análisis de diferentes encuestas una visión con menos riesgo de error.  Los socios fundadores de Oraculus son: Leo Zuckermann, Jorge Buendía, Juan Ricardo Pérez-Escamilla Gonzalez y Javier Márquez.

Con una metodología que está explicada en su sitio web, Oraculus seleccionó las casas encuestadoras que iba a tomar en cuenta para sus análisis y ha venido dando seguimiento mensual a la evolución de los resultados que su análisis de varias encuestas arroja.

Los resultados de las encuestas llevan a estimar probabilidades. Lo más probable de acuerdo a Oraculus es que López Obrador esté en primer lugar de preferencia de los votantes. Tiene únicamente un 5 % de probabilidad de encontrarse en segunda posición. Anaya tiene un 81 % de probabilidad de ser el segundo lugar de preferencia y Meade el 85 % de encontrarse como tercero en las preferencias electorales.

Resultados muy semejantes son, al 12 de junio, los de otros agregadores, citados en el mismo sitio de Oraculus, como Bloomberg, El País, Gppools, numérika y  n321.

Oraculus es un ejemplo de cómo la tecnología está siendo usada para poner al alcance de los ciudadanos información que deriva de una gran variedad de encuestas.

Otro ejemplo muy interesante de uso de la tecnología en este proceso electoral es el surgimiento de una solicitud a través de Change.org para comprometerse a votar por el candidato que al 30 de junio se encuentre en segundo lugar de las encuestas agrupadas por Oraculus . Quienes lo promueven asumen:

  • Que López Obrador es el puntero
  • Que no tiene una mayoría absoluta
  • Que su mayoría se debe a la división del voto opositor
  • Que, si se consolida el voto opositor, AMLO será derrotado el 1º de Julio.

Más allá de mi propia simpatía por un proyecto modernizador, diferente al de López Obrador, encuentro muy interesante la manera en la cual las Tecnologías de la información están poniendo nuevamente al alcance de los ciudadanos opciones para organizar su descontento y construir mayorías., mediante el uso de Oraculus y de Change.org.

Una de las razones por la que encuentro interesante este uso de las TIC es porque muestra que existe una ciudadanía que las está incorporando en sus maneras de organizarse para incidir en la toma de decisiones colectivas, es decir las está usando para construir una ciberciudadanía.

Habrá quien desconfié y busque en estas iniciativas la mano negra de un partido o de otro, pero aun suponiéndola existente, la participación masiva de los ciudadanos terminaría por hacer que sean los ciudadanos quienes finalmente se apropien de la estrategia, más allá de los deseos de las cúpulas partidistas.  

Creo que la lección que podemos sacar de este caso es que la segunda vuelta existe y que ya nada más falta reconocerla como tal.
La iniciativa de Change. org puede verse en: 
https://www.change.org/p/votantes-mexicanos-marchavirtualpormexico?

sábado, 12 de mayo de 2018

La lógica del voto. (A partir de conversaciones propias y ajenas en Facebook)


Ya se sabe que la mayor parte de las veces votamos con el sentimiento más que con la razón, pero no deja de sorprenderme el enorme número de personas inteligentes que viendo las cosas más o menos con claridad están dispuestas a votar por AMLO, racionalmente.
Pensando en el fenómeno, encontré paralelismos entre el pensamiento político para decidir el voto y el pensamiento matemático para demostrar un teorema. Me parece que muchas de las personas inteligentes que deciden votar por AMLO toman esa decisión como quien demuestra un teorema: Dadas las premisas  A y B se sigue la conclusión C

Justo cuando pensaba en cuáles podrían ser las premisas para concluir que se debe votar por AMLO me encontré con esta conversación en el muro de Facebook de un amigo. Esta plática entre mi contacto y una interlocutora suya me ayudó a entender el fenómeno La transcribo porque la encuentro muy ilustrativa:

Interlocutora. Yo estaba muy segura de AMLO, pero alguien me puede explicar ¿qué hace Elva Esther Gordillo, entre otros, en su equipo? Estoy muy desconcertada y casi que me inclino hacia el Bronco.

Mi contacto. Te entiendo. La verdad, ese AMLO no ayuda mucho. Yo voy a votar por él, no tanto porque él me parezca la gran cosa, sino porque estoy en contra, principalmente del modelo económico que se ha venido llevando a cabo desde hace 30 años (Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña). En ese sentido, mi voto, más que un voto a favor, va a ser un voto anti.

Y quizá no salga bien lo del peje, pero, como en el póker, “pago por ver”.

Hay en este intercambio elementos muy interesantes. Uno es que la razón para votar por el peje que da mi contacto, es hacerlo contra el modelo económico de los últimos 30 años.  Entiendo el enojo y que eso lo lleve a votar contra “el sistema”. El problema que le  veo a sustituir algo por hartazgo es que estamos dispuestos, literalmente, a aceptar a cambio lo que sea, este es el segundo elemento interesante que se aparece en la conversación: Como dice mi contacto: a “pagar por ver”, como en el póker. Subyace en esta disposición a correr riesgos,  la convicción de que no se puede estar peor.  

Un tercer elemento, derivado posiblemente de la publicidad que el candidato de Morena ha venido haciendo los últimos 18 años,  es que ÉL es prácticamente LA ÚNICA opción de cambio. La interlocutora de la conversación transcrita,  se encuentra tan desconcertada que dice: “casi me inclino hacía el Bronco”. Es tal su enojo que el único que emerge como alternativa para ella, ante los devaneos del peje con Elba Esther,  es un personaje formado en el PRI y que hoy se dice independiente.

Las premisas que podrían desprenderse de ese diálogo son:

     A: Hay que votar contra el sistema
     B: La única alternativa es López Obrador.
     C: No podemos estar peor.

Con ese sistema de premisas es muy fácil demostrar que si quieres el cambio hay que votar por López Obrador y si las cosas salen mal, pues no importa porque peor no podemos estar.

Conclusión impecable lógicamente bajo esas premisas. Casi tan impecable como demostrar que la suma de los ángulos de un triángulo deben ser 180 grados en la geometría de Euclides.

En la geometría, el cambio de uno de los postulados de Euclides (el famosísimo quinto postulado acerca del número de paralelas que pueden pasar por un punto externo a una recta) lleva a construir otros esquemas de pensamiento igualmente consistentes lógicamente, en los cuales la suma de los ángulos de un triángulo no son 180 grados.   

¿Qué pasa si cambiamos alguna de las premisas del voto pro peje?

Tendríamos que abrirnos al análisis de las otras posibilidades y ver que no sean lógicamente incompatibles con las premisas que se mantienen como la A y la C. Este es un análisis que por lo general no intentan los simpatizantes de Morena. No es mi intención tratar de convencerlos de nada (¡menuda tarea!) sino más bien exponer que lógicamente existen otras posibilidades.

Cambiemos, por ejemplo la premisa B, para escribirla:

B. López Obrador no es la única, ni la mejor opción para el cambio.

¿Es realista esa premisa? Sería la pregunta. Por supuesto que la respuesta depende de cada uno de nosotros, para mí sí lo es.

Para tratar de explicar porque lo  veo así, tomaré fragmentos de otras conversaciones de Facebook con algunos de mis contactos, que me han preguntado si es en serio qué pienso que Anaya sea una opción:


Conversación 1.

Interlocutor: Mi querido Maestro, ¿es en serio que usted va por Anaya? lo pregunto para no decir en algún momento "pendejadas". Yo aún no tengo por quién y me frustra, en fin…

Yo: Sí voy por Anaya. Nunca por el PRI. Los "independientes" no lo son y el peje me parece autoritario y anticuado. Anaya no será la maravilla pero permite la participación de la sociedad civil. Me gusta su cercanía con Álvarez Icaza y Agustín Bazave. 


Conversación 2.

Interlocutor: Profe, usted obviamente apoya a Anaya ¿cierto?

Yo: Cierto. Dos son las principales razones para hacerlo. Una es la “ciudadanización” de la política mediante la participación de asociaciones civiles como Ahora, en el Frente. La segunda es la propuesta de un gobierno de coalición con una república parlamentaria, en el cual el poder del presidente deje de ser omnímodo. Una república de instituciones y de respeto a la ley, de uso no faccioso de la justicia y donde se termine la impunidad. Esos son al menos mis anhelos.
Mi primera intención de hecho era apoyar la candidatura de Álvarez Icaza, como candidato independiente. Pero cuando a finales del año pasado decidió que no se registraría me pareció que la opción más ciudadana era la de la coalición que formaba el frente. Estaba casi seguro que Ahora se iba a sumar al frente -como ocurrió. Por eso estaba esperando la noticia.
Es muy interesante todo el camino que posiciones de izquierda han tenido que seguir en México para encontrar una representación en la toma de decisiones. Hace unos días releí el artículo de Octavio Paz titulado “El ogro filantrópico”, que por cierto tiene como fecha de escritura el 30 de marzo de 1978, hace casi exactamente 40 años. En ese texto, escrito a la víspera de la reforma política, dice Paz que el cambio en México vendría del ejército o de una escisión del ala izquierda del PRI y elogia la figura de Reyes Heroles, promotor de la reforma.
La reforma permitió efectivamente la formación del PRD a partir de la fusión de un sector del PRI con otros movimientos de izquierda como el PMT, del que también habla Paz, en su texto. Releído a cuarenta años de su escritura es muy claro que hemos avanzado políticamente, pero que para nada está terminada la tarea.



Conversación 3.

Interlocutor: Profe, si no fuera por el Peje, ¿quién sería el candidato de izquierda en México?

Yo. La pregunta es interesante y requiere argumentarla un poco, espero tener tiempo en estos días de escribir algo más explicativo. En ausencia de tiempo diré de manera breve que en México la herencia de la izquierda (sea lo que sea que entendemos hoy, por ese término) está parcialmente en el PRD. Un candidato con el aval del PRD podría considerarse un candidato de la izquierda (no necesariamente de izquierda). Cabe, desde luego la pregunta de qué pasa si ese partido PRD va en coalición con otros que no son de izquierda PAN y MC. Bueno, pues que en caso de ganar ese candidato no gobernará la izquierda, ni la derecha; sino un gobierno de coalición. Algo que a mí me parece mejor para poder sacar adelante acuerdos que muchas veces se empantanan cuando un solo partido no tiene la suficiente fuerza política.




Addendum.
Una vez publicado el texto recibí comentarios de uno de mis contactos. Su aportación y mi respuesta conforman la 

Conversación 4 

Interlocutor. Muy interesante ejercicio Rafa! Aunque habría que ver fuera del círculo de la pura lógica! Tampoco simpatizo con AMLO y coincido en que no es de izquierda...pero en la parte digamos experimental, sí ha demostrado al menos que pudo gobernar la cdmx...de hecho mi licencia permanente se la "debo" al Peje....Qué experiencia de gobierno y trayectoria ofrece Anaya? El escandalo de sus prooiedades sigue sin aclararse....asi que en los hechos, en la praxis politica (nunca mejor dicho) amlo seria el menos peor....Saludos!

Yo. Gracias por tu comentario. En cuanto a lo que anotas: A) Yo también tengo la licencia permanente expedida en 1999 por la secretaría de transporte y vialidad del gobierno del DF, así que si algún mérito le cabe a AMLO en eso, es simplemente no haber terminado con algo que habían iniciado sus predecesores. B) En cuanto a la experiencia de gobierno de Anaya: no es nula, fue subsecretario y es una persona inteligente que aprende rápido. Quien tiene inteligencia puede adquirir experiencia, quien tiene experiencia no necesariamente va a adquirir inteligencia. C) Mientras el escándalo (mediático) no se aclare (aunque ya hay un resolutivo de un juez de que se usó a la PGR de manera inadecuada en contra de él) debemos seguir presumiéndolo inocente. Una persona debe ser considerada inocente en tanto no se demuestre su culpabilidad y no viceversa: culpable hasta que demuestre su inocencia. D) Para mi AMLO no es el menos peor, pero como digo en el texto que leíste en el blog: no pretendo convencer a nadie. Simplemente compartí un análisis de algo que me parece interesante: que gente inteligente piense que AMLO es una alternativa. Gracias por la oportunidad de conversarlo, seguimos en contacto.

Así pues, para mi existe la posibilidad de un sistema de premisas diferentes que permite concluir lógicamente que Anaya es una opción de cambio real.
 

Nota: Este texto, por cierto, lo escribí después de cenar con una amiga a la que me une una de esas amistades a prueba de pláticas de campañas presidenciales.  Cuando me dijo que no la convencía López Obrador, pero no veía alternativa. Le comenté que estaba pensando en escribir una entrada al blog, a partir de conversaciones sobre ese tema que había mantenido en Facebook. ¡Escríbelo, por favor! Me dijo.

¡Voila!

lunes, 23 de abril de 2018

Aplausómetro del primer debate presidencial 2018

Margarita está suscrita al Reforma y aunque muchas veces lo lee desde algún dispositivo móvil, cuando tiene tiempo le gusta pasar las mañanas de sábado y domingo leyendo el periódico, a la antigüita: con el papel desplegado sobre el sillón y una taza de café al lado, mientras yo la escucho compartirme su lectura.
Gracias a esa suscripción suya tengo acceso, a veces, a los suplementos que Reforma edita para sus suscriptores. Así por ejemplo tuve el álbum de estampitas del mundial, el número especial sobre la temporada de las grandes ligas y algunos números de “A correr”.
En esta ocasión la promoción del diario a sus suscriptores fue una invitación a seguir el debate presidencial en las instalaciones del periódico en la Colonia del Valle. Yo resulté ser un invitado de la invitada. La pregunta de “¿Te gustaría acompañarme?” realmente me hizo muy feliz.
La cita era a las 18:45 del domingo. Nosotros, desde las seis de la tarde,  estábamos sentados en las bancas de piedra de plaza del periódico, a un lado del Sport City, viendo a las palomas jugar con el agua de la fuente central, con el paraguas a un lado por si Tláloc se hacía presente.
Pasadas las seis y media atravesamos la calle y nos sumamos a las personas que ya empezaban a entrar.
Adentro varios meseros nos ofrecieron de beber mientras esperábamos que iniciara la entrada al patio central del edificio, acondicionado como auditorio, para la ocasión. El inevitable encuentro con conocidos y el rápido intercambio de puntos de vista sobre el proceso electoral, antecedieron a nuestra instalación en la segunda de nueve filas de asientos.  
Ya instalados en nuestros sitios, los meseros volvieron a ofrecernos de beber y alguna botana. Habíamos comido tarde, así que únicamente bebí algo de agua de Jamaica primero y después agua simple. Pude sin embargo darme cuenta que servían un vino tinto argentino de uva Malbec llamado Pasión 4. El blanco me pareció, a la distancia, que era español, pero no pude comprobarlo.
El lugar se fue llenando, los asistentes platicábamos entre nosotros, se sentía emoción en el ambiente. Para hacer tiempo y por deformación numérica me levanté a contar las illas para estimar el número de asistentes: 9 filas, separadas por un pasillo central. A cada lado del pasillo 18 sillas. Total 18 X 18 lugares, o sea: 324.
El número era sólo una aproximación porque no todas las filas tenían el mismo número de sillas y al menos la primera fila, no estaba dividida en dos. Más tarde el anfitrión Valencia Salcedo nos daría el dato exacto: éramos 358 personas las que estábamos ahí.
Valencia Salcedo nos presentó a su acompañante para moderar el evento, Lorena Becerra. Entre ambos nos explicaron el funcionamiento de una “app” para celular que nos permitiría ir evaluando el desempeño de los candidatos a lo largo del debate. Nos explicaron  lo que íbamos a evaluar e hicimos un ejercicio con el mundial de futbol.
Mientras nos explicaban, el nerviosismo de los asistentes aumentaba, pues se acercaban las 8 de la noche. Finalmente el momento llegó y estábamos ahí oyendo al Bronco iniciar su participación.
El ejercicio de Reforma tuvo tres sedes: la Ciuadad de México, Monterrey y Guadalajara. La edición del diario del día de hoy da los pormenores de la encuesta y de otros análisis de sus editorialistas y del posdebate conducido por Aristegui y René Delgado, así que me contentaré con enlistar los momentos en los que la audiencia en la Ciudad de México, aplaudió a los participantes:
El primer aplauso general, lo recibió el Bronco cuando cuestionó a López Obrador por andar vendiendo algo que no era suyo, en referencia a su pretendida oferta a Trump del avión presidencial.
Anaya recibió aplauso cuando cuestionó la congruencia de López Obrador por tener en su equipo de campaña a gente, como Alfonso Romo, a la que criticó en su libro del fobaproa.
También Meade recibió aplausos cuando le dijo a López Obrador que más que usar la escoba lo que parece  gustarle es usar el recogedor.
Anaya también recibió aplausos al cuestionar a Meade por la protección dada a los Moreira.
Anaya volvió a recibir aplausos al cuestionar directamente a Meade: ¿Tu jefe es honesto?
Más aplausos para Anaya cuando le preguntó a Meade de qué tamaño le tocó la rebanada de pastel, al exhibirle una foto con Cesar Duarte partiendo un pastel. Fue quizás el mayor aplauso de la noche.
Margarita Zavala se llevó también un aplauso cuando cuestionada por la gestión de su marido respondió: “he aprendido mucho de Felipe”.
El bronco volvió a llevarse aplausos cuando hablando de matrimonios igualitarios dijo: Creo en el matrimonio, tanto que me he casado tres veces.
Más aplausos para el bronco cuando le pasó a López Obrador un documento  para que donara el dinero de la campaña a damnificados del sismo.
Otra vez Anaya se llevó ovaciones al hablar de las mujeres como grupo vulnerable.
También el moderador Sergio Sarmiento se hizo aplaudir cuando respondió a López Obrador: “dice que no tiene ambición de poder y es la tercera vez que se presenta como candidato a la presidencia”.
Los únicos aplausos que recibió López Obrador fueron a su silencio ante la pregunta del bronco a los otros candidatos de si aceptarían segunda vuelta electoral. Todos asintieron menos AMLO y eso hizo estallar los aplausos.  
El último aplauso de la noche fue también para Anaya cuando cuestionó el pasado Príista de AMLO y su falta de congruencia al tener como colaborador cercano  a Barttlet.
En resumen Anaya recibió aplausos en seis de sus intervenciones, el bronco en tres, Meade y Zavala,  una vez cada uno y AMLO en ninguna.
Por supuesto que no trato de cambiar la intención de voto de nadie, eso es prácticamente imposible. Solamente platico mi experiencia de participar en el ejercicio del Reforma y en detallar como era el ambiente en la sede del periódico. Los detalles del resultado de la encuesta a todos los asistentes en las tres ciudades, los trae la edición del  Reforma del día de hoy https://www.reforma.com/
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