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sábado, 12 de mayo de 2018

La lógica del voto. (A partir de conversaciones propias y ajenas en Facebook)


Ya se sabe que la mayor parte de las veces votamos con el sentimiento más que con la razón, pero no deja de sorprenderme el enorme número de personas inteligentes que viendo las cosas más o menos con claridad están dispuestas a votar por AMLO, racionalmente.
Pensando en el fenómeno, encontré paralelismos entre el pensamiento político para decidir el voto y el pensamiento matemático para demostrar un teorema. Me parece que muchas de las personas inteligentes que deciden votar por AMLO toman esa decisión como quien demuestra un teorema: Dadas las premisas  A y B se sigue la conclusión C

Justo cuando pensaba en cuáles podrían ser las premisas para concluir que se debe votar por AMLO me encontré con esta conversación en el muro de Facebook de un amigo. Esta plática entre mi contacto y una interlocutora suya me ayudó a entender el fenómeno La transcribo porque la encuentro muy ilustrativa:

Interlocutora. Yo estaba muy segura de AMLO, pero alguien me puede explicar ¿qué hace Elva Esther Gordillo, entre otros, en su equipo? Estoy muy desconcertada y casi que me inclino hacia el Bronco.

Mi contacto. Te entiendo. La verdad, ese AMLO no ayuda mucho. Yo voy a votar por él, no tanto porque él me parezca la gran cosa, sino porque estoy en contra, principalmente del modelo económico que se ha venido llevando a cabo desde hace 30 años (Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña). En ese sentido, mi voto, más que un voto a favor, va a ser un voto anti.

Y quizá no salga bien lo del peje, pero, como en el póker, “pago por ver”.

Hay en este intercambio elementos muy interesantes. Uno es que la razón para votar por el peje que da mi contacto, es hacerlo contra el modelo económico de los últimos 30 años.  Entiendo el enojo y que eso lo lleve a votar contra “el sistema”. El problema que le  veo a sustituir algo por hartazgo es que estamos dispuestos, literalmente, a aceptar a cambio lo que sea, este es el segundo elemento interesante que se aparece en la conversación: Como dice mi contacto: a “pagar por ver”, como en el póker. Subyace en esta disposición a correr riesgos,  la convicción de que no se puede estar peor.  

Un tercer elemento, derivado posiblemente de la publicidad que el candidato de Morena ha venido haciendo los últimos 18 años,  es que ÉL es prácticamente LA ÚNICA opción de cambio. La interlocutora de la conversación transcrita,  se encuentra tan desconcertada que dice: “casi me inclino hacía el Bronco”. Es tal su enojo que el único que emerge como alternativa para ella, ante los devaneos del peje con Elba Esther,  es un personaje formado en el PRI y que hoy se dice independiente.

Las premisas que podrían desprenderse de ese diálogo son:

     A: Hay que votar contra el sistema
     B: La única alternativa es López Obrador.
     C: No podemos estar peor.

Con ese sistema de premisas es muy fácil demostrar que si quieres el cambio hay que votar por López Obrador y si las cosas salen mal, pues no importa porque peor no podemos estar.

Conclusión impecable lógicamente bajo esas premisas. Casi tan impecable como demostrar que la suma de los ángulos de un triángulo deben ser 180 grados en la geometría de Euclides.

En la geometría, el cambio de uno de los postulados de Euclides (el famosísimo quinto postulado acerca del número de paralelas que pueden pasar por un punto externo a una recta) lleva a construir otros esquemas de pensamiento igualmente consistentes lógicamente, en los cuales la suma de los ángulos de un triángulo no son 180 grados.   

¿Qué pasa si cambiamos alguna de las premisas del voto pro peje?

Tendríamos que abrirnos al análisis de las otras posibilidades y ver que no sean lógicamente incompatibles con las premisas que se mantienen como la A y la C. Este es un análisis que por lo general no intentan los simpatizantes de Morena. No es mi intención tratar de convencerlos de nada (¡menuda tarea!) sino más bien exponer que lógicamente existen otras posibilidades.

Cambiemos, por ejemplo la premisa B, para escribirla:

B. López Obrador no es la única, ni la mejor opción para el cambio.

¿Es realista esa premisa? Sería la pregunta. Por supuesto que la respuesta depende de cada uno de nosotros, para mí sí lo es.

Para tratar de explicar porque lo  veo así, tomaré fragmentos de otras conversaciones de Facebook con algunos de mis contactos, que me han preguntado si es en serio qué pienso que Anaya sea una opción:


Conversación 1.

Interlocutor: Mi querido Maestro, ¿es en serio que usted va por Anaya? lo pregunto para no decir en algún momento "pendejadas". Yo aún no tengo por quién y me frustra, en fin…

Yo: Sí voy por Anaya. Nunca por el PRI. Los "independientes" no lo son y el peje me parece autoritario y anticuado. Anaya no será la maravilla pero permite la participación de la sociedad civil. Me gusta su cercanía con Álvarez Icaza y Agustín Bazave. 


Conversación 2.

Interlocutor: Profe, usted obviamente apoya a Anaya ¿cierto?

Yo: Cierto. Dos son las principales razones para hacerlo. Una es la “ciudadanización” de la política mediante la participación de asociaciones civiles como Ahora, en el Frente. La segunda es la propuesta de un gobierno de coalición con una república parlamentaria, en el cual el poder del presidente deje de ser omnímodo. Una república de instituciones y de respeto a la ley, de uso no faccioso de la justicia y donde se termine la impunidad. Esos son al menos mis anhelos.
Mi primera intención de hecho era apoyar la candidatura de Álvarez Icaza, como candidato independiente. Pero cuando a finales del año pasado decidió que no se registraría me pareció que la opción más ciudadana era la de la coalición que formaba el frente. Estaba casi seguro que Ahora se iba a sumar al frente -como ocurrió. Por eso estaba esperando la noticia.
Es muy interesante todo el camino que posiciones de izquierda han tenido que seguir en México para encontrar una representación en la toma de decisiones. Hace unos días releí el artículo de Octavio Paz titulado “El ogro filantrópico”, que por cierto tiene como fecha de escritura el 30 de marzo de 1978, hace casi exactamente 40 años. En ese texto, escrito a la víspera de la reforma política, dice Paz que el cambio en México vendría del ejército o de una escisión del ala izquierda del PRI y elogia la figura de Reyes Heroles, promotor de la reforma.
La reforma permitió efectivamente la formación del PRD a partir de la fusión de un sector del PRI con otros movimientos de izquierda como el PMT, del que también habla Paz, en su texto. Releído a cuarenta años de su escritura es muy claro que hemos avanzado políticamente, pero que para nada está terminada la tarea.



Conversación 3.

Interlocutor: Profe, si no fuera por el Peje, ¿quién sería el candidato de izquierda en México?

Yo. La pregunta es interesante y requiere argumentarla un poco, espero tener tiempo en estos días de escribir algo más explicativo. En ausencia de tiempo diré de manera breve que en México la herencia de la izquierda (sea lo que sea que entendemos hoy, por ese término) está parcialmente en el PRD. Un candidato con el aval del PRD podría considerarse un candidato de la izquierda (no necesariamente de izquierda). Cabe, desde luego la pregunta de qué pasa si ese partido PRD va en coalición con otros que no son de izquierda PAN y MC. Bueno, pues que en caso de ganar ese candidato no gobernará la izquierda, ni la derecha; sino un gobierno de coalición. Algo que a mí me parece mejor para poder sacar adelante acuerdos que muchas veces se empantanan cuando un solo partido no tiene la suficiente fuerza política.




Addendum.
Una vez publicado el texto recibí comentarios de uno de mis contactos. Su aportación y mi respuesta conforman la 

Conversación 4 

Interlocutor. Muy interesante ejercicio Rafa! Aunque habría que ver fuera del círculo de la pura lógica! Tampoco simpatizo con AMLO y coincido en que no es de izquierda...pero en la parte digamos experimental, sí ha demostrado al menos que pudo gobernar la cdmx...de hecho mi licencia permanente se la "debo" al Peje....Qué experiencia de gobierno y trayectoria ofrece Anaya? El escandalo de sus prooiedades sigue sin aclararse....asi que en los hechos, en la praxis politica (nunca mejor dicho) amlo seria el menos peor....Saludos!

Yo. Gracias por tu comentario. En cuanto a lo que anotas: A) Yo también tengo la licencia permanente expedida en 1999 por la secretaría de transporte y vialidad del gobierno del DF, así que si algún mérito le cabe a AMLO en eso, es simplemente no haber terminado con algo que habían iniciado sus predecesores. B) En cuanto a la experiencia de gobierno de Anaya: no es nula, fue subsecretario y es una persona inteligente que aprende rápido. Quien tiene inteligencia puede adquirir experiencia, quien tiene experiencia no necesariamente va a adquirir inteligencia. C) Mientras el escándalo (mediático) no se aclare (aunque ya hay un resolutivo de un juez de que se usó a la PGR de manera inadecuada en contra de él) debemos seguir presumiéndolo inocente. Una persona debe ser considerada inocente en tanto no se demuestre su culpabilidad y no viceversa: culpable hasta que demuestre su inocencia. D) Para mi AMLO no es el menos peor, pero como digo en el texto que leíste en el blog: no pretendo convencer a nadie. Simplemente compartí un análisis de algo que me parece interesante: que gente inteligente piense que AMLO es una alternativa. Gracias por la oportunidad de conversarlo, seguimos en contacto.

Así pues, para mi existe la posibilidad de un sistema de premisas diferentes que permite concluir lógicamente que Anaya es una opción de cambio real.
 

Nota: Este texto, por cierto, lo escribí después de cenar con una amiga a la que me une una de esas amistades a prueba de pláticas de campañas presidenciales.  Cuando me dijo que no la convencía López Obrador, pero no veía alternativa. Le comenté que estaba pensando en escribir una entrada al blog, a partir de conversaciones sobre ese tema que había mantenido en Facebook. ¡Escríbelo, por favor! Me dijo.

¡Voila!

lunes, 23 de abril de 2018

Aplausómetro del primer debate presidencial 2018

Margarita está suscrita al Reforma y aunque muchas veces lo lee desde algún dispositivo móvil, cuando tiene tiempo le gusta pasar las mañanas de sábado y domingo leyendo el periódico, a la antigüita: con el papel desplegado sobre el sillón y una taza de café al lado, mientras yo la escucho compartirme su lectura.
Gracias a esa suscripción suya tengo acceso, a veces, a los suplementos que Reforma edita para sus suscriptores. Así por ejemplo tuve el álbum de estampitas del mundial, el número especial sobre la temporada de las grandes ligas y algunos números de “A correr”.
En esta ocasión la promoción del diario a sus suscriptores fue una invitación a seguir el debate presidencial en las instalaciones del periódico en la Colonia del Valle. Yo resulté ser un invitado de la invitada. La pregunta de “¿Te gustaría acompañarme?” realmente me hizo muy feliz.
La cita era a las 18:45 del domingo. Nosotros, desde las seis de la tarde,  estábamos sentados en las bancas de piedra de plaza del periódico, a un lado del Sport City, viendo a las palomas jugar con el agua de la fuente central, con el paraguas a un lado por si Tláloc se hacía presente.
Pasadas las seis y media atravesamos la calle y nos sumamos a las personas que ya empezaban a entrar.
Adentro varios meseros nos ofrecieron de beber mientras esperábamos que iniciara la entrada al patio central del edificio, acondicionado como auditorio, para la ocasión. El inevitable encuentro con conocidos y el rápido intercambio de puntos de vista sobre el proceso electoral, antecedieron a nuestra instalación en la segunda de nueve filas de asientos.  
Ya instalados en nuestros sitios, los meseros volvieron a ofrecernos de beber y alguna botana. Habíamos comido tarde, así que únicamente bebí algo de agua de Jamaica primero y después agua simple. Pude sin embargo darme cuenta que servían un vino tinto argentino de uva Malbec llamado Pasión 4. El blanco me pareció, a la distancia, que era español, pero no pude comprobarlo.
El lugar se fue llenando, los asistentes platicábamos entre nosotros, se sentía emoción en el ambiente. Para hacer tiempo y por deformación numérica me levanté a contar las illas para estimar el número de asistentes: 9 filas, separadas por un pasillo central. A cada lado del pasillo 18 sillas. Total 18 X 18 lugares, o sea: 324.
El número era sólo una aproximación porque no todas las filas tenían el mismo número de sillas y al menos la primera fila, no estaba dividida en dos. Más tarde el anfitrión Valencia Salcedo nos daría el dato exacto: éramos 358 personas las que estábamos ahí.
Valencia Salcedo nos presentó a su acompañante para moderar el evento, Lorena Becerra. Entre ambos nos explicaron el funcionamiento de una “app” para celular que nos permitiría ir evaluando el desempeño de los candidatos a lo largo del debate. Nos explicaron  lo que íbamos a evaluar e hicimos un ejercicio con el mundial de futbol.
Mientras nos explicaban, el nerviosismo de los asistentes aumentaba, pues se acercaban las 8 de la noche. Finalmente el momento llegó y estábamos ahí oyendo al Bronco iniciar su participación.
El ejercicio de Reforma tuvo tres sedes: la Ciuadad de México, Monterrey y Guadalajara. La edición del diario del día de hoy da los pormenores de la encuesta y de otros análisis de sus editorialistas y del posdebate conducido por Aristegui y René Delgado, así que me contentaré con enlistar los momentos en los que la audiencia en la Ciudad de México, aplaudió a los participantes:
El primer aplauso general, lo recibió el Bronco cuando cuestionó a López Obrador por andar vendiendo algo que no era suyo, en referencia a su pretendida oferta a Trump del avión presidencial.
Anaya recibió aplauso cuando cuestionó la congruencia de López Obrador por tener en su equipo de campaña a gente, como Alfonso Romo, a la que criticó en su libro del fobaproa.
También Meade recibió aplausos cuando le dijo a López Obrador que más que usar la escoba lo que parece  gustarle es usar el recogedor.
Anaya también recibió aplausos al cuestionar a Meade por la protección dada a los Moreira.
Anaya volvió a recibir aplausos al cuestionar directamente a Meade: ¿Tu jefe es honesto?
Más aplausos para Anaya cuando le preguntó a Meade de qué tamaño le tocó la rebanada de pastel, al exhibirle una foto con Cesar Duarte partiendo un pastel. Fue quizás el mayor aplauso de la noche.
Margarita Zavala se llevó también un aplauso cuando cuestionada por la gestión de su marido respondió: “he aprendido mucho de Felipe”.
El bronco volvió a llevarse aplausos cuando hablando de matrimonios igualitarios dijo: Creo en el matrimonio, tanto que me he casado tres veces.
Más aplausos para el bronco cuando le pasó a López Obrador un documento  para que donara el dinero de la campaña a damnificados del sismo.
Otra vez Anaya se llevó ovaciones al hablar de las mujeres como grupo vulnerable.
También el moderador Sergio Sarmiento se hizo aplaudir cuando respondió a López Obrador: “dice que no tiene ambición de poder y es la tercera vez que se presenta como candidato a la presidencia”.
Los únicos aplausos que recibió López Obrador fueron a su silencio ante la pregunta del bronco a los otros candidatos de si aceptarían segunda vuelta electoral. Todos asintieron menos AMLO y eso hizo estallar los aplausos.  
El último aplauso de la noche fue también para Anaya cuando cuestionó el pasado Príista de AMLO y su falta de congruencia al tener como colaborador cercano  a Barttlet.
En resumen Anaya recibió aplausos en seis de sus intervenciones, el bronco en tres, Meade y Zavala,  una vez cada uno y AMLO en ninguna.
Por supuesto que no trato de cambiar la intención de voto de nadie, eso es prácticamente imposible. Solamente platico mi experiencia de participar en el ejercicio del Reforma y en detallar como era el ambiente en la sede del periódico. Los detalles del resultado de la encuesta a todos los asistentes en las tres ciudades, los trae la edición del  Reforma del día de hoy https://www.reforma.com/
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martes, 27 de marzo de 2018

Estrella Burgos y los siete pecados capitales.


Hace más de 37 años que Estrella Burgos y yo nos conocimos en el curso -que hoy llamaríamos diplomado- de divulgación de la ciencia impartido por el Conacyt en 1980. En esa época Estrella era una joven muy inquieta, no fumaba y sus rodillas le permitían correr.
Hoy sus rodillas no la dejan correr, fuma y sigue siendo una joven muy inquieta, a la que se le otorgó el “Premio Alejandra Jaidar 2017”  de divulgación de la ciencia. La noticia me dio mucho gusto, porque igual que la mayoría de las personas que la tratan diariamente, admiro su trabajo y la quiero mucho.
Aprovechando nuestra amistad le dije que quería entrevistarla con motivo del premio, pero no deseaba hacerle las clásicas preguntas de ¿Por qué decidiste dedicarte a la divulgación de la ciencia?, ¿En qué momento te diste cuenta que la divulgación era lo tuyo?... quería más bien una conversación que permitiera a quienes no la conocen personalmente, o muy cercanamente, hacerse una idea de la persona que es Estrella.
Lo que se me ocurrió fue que nos sentáramos a desayunar en el restaurante Nube 7 del Museo  Universitario de Arte Contemporáneo, mientras platicábamos de los siete pecados capitales. Eso resultaría un excelente pretexto para dar una idea de lo que es la persona que habla de ellos. 
Aquí la crónica de lo que conversamos esa mañana de finales de enero:

RFF. Empecemos por la lujuria, es el primero de casi todas las listas de pecados. No sé por qué. 

Estrella: Quisiera pensar en la lujuria como una cosa buena, como una cosa positiva, como el goce. Como el deseo,   como se dice en estos tiempos consentido, consensuado y aprobado. Como que me choca que esté en esa lista, porque es como pensar que ese tipo de cosas está mal.  Yo la sacaría de esa lista.

RFF. Entonces para ti, la lujuria no es un pecado. 

Estrella. No

RFF ¿Qué sería?, ¿un gusto?

Estrella. Un gusto… una necesidad hasta biológica, es algo que tienes, no es algo que tú escojas. Yo la entiendo más como el  deseo y la necesidad de satisfacción del deseo.

RFF. Pero al decir lujuria, hay como un superlativo de ese deseo, ¿no?

Estrella. El superlativo sería como la adicción sexual, supongo. Y eso sí sería muy malo.

RFF. O un sentido artístico, no hacer las cosas por hacerlas, sino con un cierto gusto, con refinamiento.

Estrella. Sí, pero ciertamente eso  no es la lujuria. Eso es otra cosa y es muy positiva. Estoy confundida entre lo  que yo podría entender y lo que se entiende, pero creo que al plantearlo como un pecado se parte de condenar algo, que en mi opinión, no sólo no es condenable; es indispensable. Más bien creo que no debe estar en esa lista, porque no me parece un pecado.

RFF. Entonces, ¿tú te considerarías lujuriosa?

Estrella. En mi concepción de la lujuria, sí.
RFF. ¿La pereza?

Estrella.  Tampoco sé si merezca ser un pecado capital. Me estoy rebelando contra los pecados capitales. Sí tengo mi lado perezoso, no me gusta levantarme temprano, me gusta remolonearme un poquito en la cama.

RFF. “Si es cuestión de confesar”, diría Shakira… 

Estrella. Así es, pero más que pereza es una cierta negligencia, porque a veces me doy la oportunidad de hacer algo que quiero hacer, en lugar de hacer algo que tendría que hacer y a lo mejor eso califica de pereza.

RFF. No, el desorden no es un pecado capital.

Estrella. ¿No?, ¿estás seguro? Jajajaja. Creo que la pereza tiene un lado muy positivo: muchos filósofos y pedagogos plantean que es importante aprender a aburrirse. Yo relaciono la pereza un poco con el aburrimiento, no con el ocio…pero sí soy perezosa.

RFF. Ya llevamos dos, la lujuria y la pereza. Ya sabemos que eres lujuriosa y perezosa… ¿y la gula?

Estrella: ¿Ya viene por mí, la Santa Inquisición? La gula tampoco debería de ser un pecado capital. Supongo que lo es porque los recursos son limitados, pero en cuanto al gusto por comer, disfruto mucho la comida a ciertas horas. Como muy despacito, no  puedo  entender a la gente que se “traga” las cosas en tres minutos y se va. Yo como despacito y eso me permite disfrutar mucho la comida. Ahora, la gula así como atiborrarse…

RFF. ¿Cómo la gran comilona?  

Estrella. O como Gargantua y Pantagruel.  Esa es una cosa atroz y puede que sí sea digno de ser considerado criminal, porque algo que puede ser un placer lo conviertes en algo espantoso.

RFF. Hablando de qué tan bien está hecha la lista de pecados capitales, la ebriedad no está en la lista, ¿tú crees que debería ser parte de la gula?

Estrella. Mmmm,…no. Yo la pondría en otro tipo de problemas. Es también un remedio a la ansiedad, a la angustia, a la desesperación…

RFF.  Sí, pero puesto en el contexto de la gula y de la comida, también es un condimento. Tú decías que te gusta comer despacito y cuando comes y te tomas una botella de vino…

Estrella. ¡Ah no!, eso está riquísimo, pero no  quiere decir que te pongas hasta atrás…aunque siempre tienes el riesgo. Jajajaja.

RFF. Ya te confesaste lujuriosa y perezosa. ¿También eres golosa?

Estrella. Pues sí.  Entiendo la gula no como un pecado capital, sino como el disfrute de lo que te comes. Yo soy, por ejemplo postrera. Como mucho también por los ojos. Me cuesta mucho decidir que voy a pedir en un restaurante, porque quisiera todo y puedo estar así, sin escoger hasta media hora. Son los meseros los que me obligan a tomar una decisión. Así que sí, sí soy golosa.

RFF. ¿La ira?

Estrella. La ira, yo sí creo que es un pecado capital. Me aterroriza. Soy muy mala para enfrentar a la gente enojada, me asustan muchísimo, no sé qué hacer.  Y cuando yo llego a sentir ira, me asusto de mi misma. Me siento muy mal, muy mal de haberme llegado a poner así.  Claro que la ira también la puedes entender como tu sentimiento hacía cosas con las que uno tiene que estar enojado. Uno tendría que sentir un enojo muy profundo ante la desigualdad, la injusticia, la pobreza. Ante el  maltrato, ante la violencia, ante todo eso. Pero la ira como tal, no es muy útil. La ira en el otro sentido: el de quien se pone como energúmeno porque las cosas no le salieron, lleva generalmente al maltrato. Eso es algo que yo aborrezco.

RFF. Entonces, tú no eres irascible.

Estrella. Muy de vez en cuando.

RFF. Que bueno, porque ya te habías confesado practicante de los primeros tres pecados. Te salvaste de uno.

Estrella. Ya me salve de uno, pero es que es de los más feos.

RFF. ¿La envidia?

Estrella. Ese es otro muy feo, también. Ese sí merece estar en la lista, por a lo que lleva, a veces. Todos los que somos fans de la novela policiaca, sabemos que la envidia puede llevar a unos crímenes espantosos.  Pero también creo que está dentro del abanico de los sentimientos humanos. Es muy destructiva y es, jugando a la sicología, un síntoma de que no estás muy contento contigo, con lo que tienes, con lo  que logras. 

RFF. ¿Crees que hay envidia de la buena y de la mala?

Estrella: Sí, sí lo creo.

RFF. Tú, ¿eres envidiosa de las buenas?

Estrella. Yo creo que sí. Si tú me dices: me voy a Paris, me da mucho gusto por ti, porque eres mi amigo y sé que lo  vas a disfrutar, pero digo: ¡Ay ojalá, yo también pudiera ir a Paris! Pero no me voy a molestar contigo, ni me voy a sentir menos. Entiendo que hay envidia de la buena cuando tú quisieras también tener la misma experiencia, pero no en lugar del otro, ni enojándote con él.

RFF. Cuándo tú sabes que alguien te tiene envidia, ¿Qué sientes?

Estrella. Pues es que yo nunca sé cuando  alguien me tiene envidia, si es que alguna vez alguien me la ha tenido.

RFF. ¿No sientes lo que decía -creo Oscar Wilde- de que el éxito sería la mitad de divertido si no viniera acompañado de envidia? ¿No sientes que la envidia sea en alguna medida reconocimiento de los otros a tu trabajo?

Estrella. Pues es que a veces puede ser, pero a veces no. A veces es que la gente te ve de una manera que tu ni te imaginas y que ni siquiera es real…

RFF. Y entonces tú les das las gracias por imaginarte de esa manera.

Estrella. Sí porque nadie envidia el infortunio, ni la desgracia, ni la fealdad…creo que la envidia viene más de ese sentimiento de que el otro no se merece lo que le pasa, o lo que tiene.

RFF. O de me lo merezco yo más que él.

Estrella. Sí y eso ya revela una serie de problemas muy feos de quien siente la envidia. 

RFF. ¿La avaricia? 

Estrella. Ese también me parece que sí debería de estar en la lista. No me considero para nada avariciosa, más bien me regañan por lo contrario. No entiendo la avaricia, porque me parece que uno de los grandes satisfactores de la vida está en compartir. Quizás por eso está en la lista, porque va en contra de compartir, de estar con los otros. El avaricioso acumula y guarda y ya nadie disfruta de eso, ni siquiera el propio avaricioso. Acordémonos de Scrooch…

RFF Sí, el avaro es el primero que no disfruta.

Estrella. Es el primero y además sufre, porque le tiene que dedicar mucha energía a la acumulación de esas riquezas… y a cuidarlas: “que no sepan y que no me roben”. La avaricia no trae nada bueno a nadie. ¡A nadie!  Y sí te quita una gran cantidad de las cosas buenas de la vida.

RFF. Tendríamos que disfrutar de tu no avaricia, más seguido, ¿no Estrella? … ¿Y la soberbia?

Estrella. Jajaja...Ese también merece estar ahí. No puedo decir que yo no haya sido soberbia o  arrogante. No estoy segura, pero es muy probable que lo haya sido. Es muy fácil caer en la soberbia y la arrogancia, pero es muy distinto a ser un soberbio de tiempo completo. A esa arrogancia le llamamos a veces narcisismo y a veces lo es. Puede ser patológica. También la soberbia te impide muchas cosas buenas de la vida. 

RFF. Es cierto.

Estrella. …Si soy soberbio, soy el mejor, los demás están por debajo de mí y todo el tiempo tengo que demostrar eso; ya no comparto, ya no conozco, ya no me interesa el otro.
Entonces: si he sido arrogante o soberbia, por favor discúlpenme, es horrible ser soberbio. Porque además el soberbio no aprende. Imagínate que horror estar en la vida y no aprender, ni poder ver al otro. 
Ponerse en los zapatos del otro es el sentido más profundo de la compasión, mientras más compasivo eres, mejor ser humano eres y más disfrutas de la vida. Entonces la soberbia sí merece estar en esa lista.

RFF. Terminamos con los pecados capitales. Ya dijiste varios que no deberían de estar en esa lista. ¿Alguno otro que sí debería de estar y no está?

Estrella. La mentira o la “mentirosidad”, no sé cómo ponerlo en forma de pecado. jajaja.

RFF. Muchas gracias Estrella. Creo que uno se hace una idea bastante agradable de quién eres a través de los pecados que cometes o de los que no quieres cometer…voy a escribir esto y veremos que da.

Estrella. Va a estar bien.  Por sus preguntas los conoceréis.

RFF. Y por sus respuestas, más.