Hoy tuve una mañana muy agradable, en la unidad de
seminarios del campo 1 de la FES Cuautitlán. Fui a participar en la
presentación de la revista PaCiencia Pa’Todos, junto con María del Carmen
Climent Palmer, Patricia Miranda Castro, Francisco Montiel Sosa y Alma Luisa
Revilla Vázquez.
Siempre me gusta volver a la FES-C y saludar a los amigos,
pero hoy además había un ambiente de fiesta. El auditorio estaba lleno de estudiantes
interesados en la divulgación de la ciencia. Algunos de sus maestros, con los
cuales me unen lazos de afecto, habían
sido mis alumnos. Me acompañaba, para hacer más emotivo el momento mi amiga Maria
Isabel Hernández, conocida más brevemente como Mabel y quien también fue
profesora en la FES C.
Antes de empezar el evento recibí la playera oficial de la
revista y me la puse inmediatamente sobre la camisa.
Paco Montiel inició la parte formal de la presentación, transmitiendo los saludos del Director Alfredo Cuellar, involuntariamente ausente.
Ponderó las ventajas de la FES Cuautitlán y su verdadera vocación
multidisciplinaria, después los editores presentaron el número actual de la
revista, explicaron sus secciones y hablaron de los temas de los números que ya
se preparan.
Terminada la presentación de la revista, María del
Carmen Climent nos platicó su transición de veterinaria a comunicadora
de la ciencia y los proyectos en los que ahora colabora. Dio algunos consejos
de cómo realizar ese tránsito con mínimo dolor.
A continuación, Julio Cesar Morales, que oficiaba de
maestro de ceremonias le dio la voz a Paty Miranda. Patricia habló de los
muchos puntos en los que se había sentido identificada con María del Carmen,
platicó sus experiencias en clase y la manera como motiva a sus estudiantes a
interesarse en la ciencia.
En algún momento de su intervención Paty dijo: “…y le paso
el micrófono a Rafael Fernández Flores”. Hasta ese momento yo no sabía muy bien
que se esperaba que dijera (tampoco lo supe, con la invitación de Patricia).
Había recibido por correo electrónico la revista en PDF y pensaba hablar de
algunos de los artículos, felicitar el esfuerzo de los organizadores y hablar
quizás de Ciencia, Conciencia y Café.
Cuando tuve el micrófono en las manos, frente a un auditorio
lleno me sentí, como en una asamblea, me ganó el sentimiento y recordé, en voz
alta, el compromiso tanto de Paco Montiel como de Andrea Trejo por cambiar la
Universidad en la que vivíamos hace treinta años. Dije que sólo los inconformes
cambian el mundo, los demás están muy a gusto.
Me di cuenta que corría el riesgo de salirme del tema del
que se esperaba que hablara y aproveché las dudas vocacionales, que alguien en
el público había manifestado en forma de pregunta a María del Carmen. Dije que
yo también, como había hecho ella, iba a confesarme...en lo profesional.
Hablé de mis dudas entre la literatura, la medicina y la
física. De mi paso por el grupo de teatro de la prepa, de mis inicios en la
divulgación, de mi amistad con Enrique Loubet, de las columnas que escribí para
Comunidad Conacyt y para Revista de revistas, de los libros escritos a partir
de ellas, de las entrevistas en la TV sobre los libros y del cómic Dime
abuelita por qué.
Las preguntas que habían hecho antes, me hizo imaginar que
el interés de los escuchas era el de saber cómo puede uno iniciarse en la
divulgación de la ciencia; así que cuando llegué a esta parte, pensé que ya estaba
hecho un buen resumen del tema y para terminar opiné sobre la vieja controversia
de quién debe divulgar la ciencia, el científico o el comunicador.
Invoqué a León Felipe para hacer patente mi renuncia a ejercer
repetitivamente cualquier oficio (para enterrar a los muertos, cualquiera menos
el sepulturero). Llamé a no permitir que nos hagan callo las cosas, ni en el
cuerpo ni en el alma y a seguir siempre haciendo actividades nuevas,
emprendiendo nuevas tareas.
Después de eso terminé y me sentía satisfecho por la
reacción de los oyentes. Pero tan pronto bajé del foro, empezaron los amistosos
“reclamos”: No dijiste nada de Ciencia, Conciencia y Café, no hablaste de la
Revista Marcha…
Entonces me di cuenta que hubo varias cosas que me hubiera
gustado decir y que no dije, quizás si hubiera habido una sesión de preguntas
al final y alguien lo hubiera solicitado, pero en fin, será para otra ocasión.
Voy a tratar de paliar esta falta escribiendo (más o menos
pronto) algún texto sobre la Revista Marcha, a la que nos gustaba referirnos como
“Marcha en la Universidad y la Universidad en Marcha.” Otro texto que la sesión
de esta mañana me ha hecho notar que debo escribir es sobre Mabel Hernández.
Ambos irán a la pestaña de Historia de la FES C de este blog.
Cuando acabé de hablar, Julio Cesar le dio la palabra a
Alma Revilla, quien clausuró el evento.
Aquí podría terminarse esta rápida crónica, pero antes de
hacerlo voy a decir algo sobre la propia
revista a la que deseo larga vida.
Me encanta la idea de la revista y el entusiasmo que percibo
en el equipo que la elabora, pero percibo un reto enorme: En la propia
presentación que los editores hicieron de la revista hablaron de otras revistas
de la UNAM, entre ellas ¿Cómo ves?
No mencionaron a otras dos que también pueden servir de
modelo a seguir (y superar): la Revista Digital Universitaria y la Revista de
Educación Química. Estas dos revistas,
junto con ¿Cómo Ves? están en el índice de revistas de divulgación del Conacyt.
Sé que es el primer número, pero desde ya creo que una buena meta sería estar
en ese padrón.
El que la revista este en formato digital, hace su
circulación mucho más fácil y económica. Ojala aprovechando ese hecho vayamos
conociendo datos “bibliométricos” de visitas, descargas, artículos y autores más
leídos, que permitan satisfacer las demandas del Conacyt para formar parte del
índice.
En fin, linda tarea la que se han echado encima los
editores, pero como dije esta mañana: sólo los inconformes cambian el mundo.