Han sido días muy intensos desde el 5 de noviembre en que se publicó la convocatoria, primero hubo una lista de 21 candidatos, después fueron cinco los entrevistados por el Rector, quien elaboró una terna, que se aprobó por el Consejo Técnico el 26 de noviembre y desde el 30 la comunidad ha estado visitando a miembros de la Junta de Gobierno, para exponer sus argumentos a favor de uno u otro de los miembros de la Junta. Hubo citas incluso en sábado y otras están por ocurrir aún, el día de hoy, lo que muestra lo activo que ha sido el proceso.
En algunas de las visitas que realicé a miembros de la Junta de Gobierno, me topé con gente de la FESC, que seguramente mantiene puntos de vista distintos a los míos, sobre la administración de la Facultad y en las inevitables esperas, en los pasillos o salas, nos saludamos, a veces solo rápidamente por cortesía y a veces la situación nos dio oportunidad de conversar, obviamente no de los temas del proceso que podrían separarnos, sino de los que pueden unirnos: la academia.
Platico esto, porque esas conversaciones me hacen ver que hay puentes que se pueden construir para restaurar el tejido social de la Facultad. Esa será, sin duda, la tarea más importante del próximo director, recuperar el sentido de comunidad, que nadie se sienta fuera de las oportunidades de desarrollo académico o de los apoyos para realizar su trabajo, por no pertenecer a un grupo particular. Que nadie usufructúe tampoco, de manera inmerecida, privilegios por pertenecer a un grupo. La transparencia, la equidad, la inclusión y la legalidad habrán de ser los mecanismos para reconstruir ese sentido de comunidad, que asomó en los encuentros casuales durante las visitas a la junta de gobierno y que me hace estar optimista.
