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domingo, 21 de agosto de 2011

Porque usted lo pidió.


Hace un par de semanas, por fin me decidí a hacer de este blog una publicación con un alcance mayor al de la comunidad de la FES Cuautitlan, para la que surgió.  Contribuye a ello, sin duda, el hecho de que esté yo de sabático y mi contacto con los temas de la Facultad sea menos frecuente.
Sin embargo, el número de visitas que recibe el blog (que se acercan ya a las 50 mil), mi “compulsión” por escribir sobre las cosas que voy viviendo y mi imposibilidad de poder mantener dos blogs, me llevan a hacer de desarmandolamafia el único blog que escriba.  
Por supuesto las páginas de desarmandolamafia, siguen abiertas a los miembros de la comunidad de la FES Cuautitlan que quieran comentar temas de interés para esa comunidad, pero también irán apareciendo de más en más textos sobre temas que ya he venido tratando, como la docencia en general, la política universitaria, la literatura y la divulgación de la ciencia, entre otros.
Justamente es a partir de la divulgación de la ciencia, una de mis actividades favoritas, que se materializa “sacar del closet”  a desarmandolamafia, para que un link a sus páginas sea puesto desde la página de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Divulgación Somedicyt.
Unos días después de que se puso ese nexo, me decidí también a poner en mi página de Facebook la dirección del blog.
No tengo mucha idea de cómo -personas que no conocen la cotidianidad de la FES Cuautitlán-  puedan tomar los textos del blog que hablan de injusticias como las cometidas contra académicos como el Dr Iamalev o Miguel Ángel Pineda. A mi me gustaría que con indignación y con solidaridad.
He escrito ya, para estos nuevos lectores, una descripción del blog, que hasta ahora no me había parecido necesaria, pues era un blog casero, de consumo interno y todos teníamos claro lo que era desarmandolamafia.
También he empezado a hacer una clasificación temática de las entradas para agruparlas en etiquetas visibles desde la página principal y que los lectores no interesados en las particularidades de la FES Cuautitlan puedan orientarse hacía los textos que puedan llamar más su atención como los de la física del balón jabulani o las capacidades predictivas del pulpo Paul, sin pasar por las asambleas del Colegio Académico  Multidisciplinario de la facultad.Este es un trabajo en curso.
Espero que con esta decisión de abrir el blog a un público más general, ganemos todos. Los lectores de la FES Cuautitlán porque el blog sigue vivo, tratando los temas de la Facultad en la medida en que los miembros de ella, los alimentan y los mantienen. Los lectores que no son de la facultad porque hay varios textos que no tienen porque permanecer restringidos al publico de la escuela y finalmente tambien gano yo, porque no tengo que escribir dos blogs, uno para la FES C y otro para mí.
Así que como dicen los mercadólogos, cuando hacen un cambio a sus productos y los lanzan al mercado, con una nueva imagen. Abrimos el blog a todo mundo, porque usted lo pidio (aunque nadie pida nunca nada).
Espero que los viejos lectores lo sigan leyendo con gusto y ahora recomendando a un público más amplio y que los nuevos lectores lo encuentren interesante. A todos gracias por leerme.

jueves, 25 de marzo de 2010

Un texto de Oro de Horacio García

Hoy jueves, es día de nota de divulgación de la ciencia. Mi amigo y socio (platicaré en un momento el tema de la sociedad) Horacio García excelente divulgador de la ciencia, me ha dado un texto suyo para ser publicado en el blog.
A mi Horacio me parece un tipo sensacional, culto y sin esas envidias que provienen de la falta de la seguridad en uno mismo, lo cual lo hace ser generoso, es creativo y además escribe bien y es ameno. Como siempre digo estas cosas de él, Horacio suele, para compensar, decir otras de mí, por lo que después de unos años de oírnos elogiarnos mutuamente, decidimos crear la Sociedad de los Elogios Mutuos. Así pues, en este jueves, un texto de mi socio.
Reitero la invitación a los lectores a mandarme sus textos de divulgación para los próximos jueves, no vaya a ser que en ausencia de ellos, tenga yo que publicar otro texto mío.


Del oro del Sol al oro del banquero

Horacio García Fernández

“¿Para qué sirve el oro del Sol

si no puedo bajarlo a la Tierra?

( el banquero de Kirchhoff )

La Universidad de Gotinga, en la Baja Sajonia, Alemania, fue fundada en 1737.

Durante el siglo XIX se fue configurando como una institución particularmente destacada en Física y Química y en los años 20 y primeros de la década del 30 anteriores a la segunda guerra mundial, era un centro obligado de reunión de los físicos jóvenes de todo el mundo, quienes allí encontraban a maestros como Max Born y James Franck.

En Gotinga nació, el 31 de marzo de 1811, Robert Wilhelm von Bunsen, quien allí creció, estudió en la universidad, y se doctoró en Química en 1830, a la edad de 19 años.

En 1838 entró a la Universidad de Marburgo como Herr Profesor de Química, cargo en que se sostuvo hasta 1852.

En ese año fue invitado a cubrir la plaza que la muerte de Leopold Gmelin dejaba vacía en la Universidad de Heidelberg, plaza que ocupó el resto de su vida.

Bunsen se dedicó a la investigación y la docencia. No se casó y cuando algún amigo le preguntaba por qué no lo hacía, invariablemente contestaba:- No tengo tiempo.-

Su trabajo de investigación se inició estudiando los llamados arsenicales, compuestos orgánicos del arsénico.

El trabajo del investigador químico implica riesgos. En él, el hombre entra en pugna con la materia tratando de descubrir su conducta y en ocasiones ésta parece defender sus secretos de manera violenta, presentándose con frecuencia el accidente.

En uno de sus experimentos estalló el compuesto arsenical y Bunsen quedó tuerto y gravemente afectado, en peligro de muerte, al inhalar los vapores venenosos desprendidos.

Nunca volvió a ensayar con esos compuestos y finalmente abandonó el estudio de la Química Orgánica.

Desvió su atención hacia otros muchos problemas de Química y, preocupado por mejorar las condiciones de calentamiento de las sustancias en el laboratorio, buscó la forma de elevar la temperatura de los mecheros.

Alcanzó su objetivo en 1857 al construir un nuevo mechero, el famoso mechero de Bunsen, en el que la introducción de aire permite una combustión mas intensa y extensa de las sustancias, en la que se libera mayor cantidad de calor.

En la llama, mas caliente, del nuevo mechero, los analistas de minerales encontraron que al quemar sales de diferentes metales, se desprendían de ellas llamas de distinto color, siendo cada color característico de un metal específico.

Pronto se utilizó ésta propiedad de las sales metálicas para identificar la presencia de determinados metales en las sales derivadas de sus minerales.

En 1854 la clase de Física de la Universidad de Heidelberg se asignó a un nuevo profesor. Se llamaba Gustav Robert Kirchhoff y tenía entonces 30 años de edad.

Kirchhoff se sintió atraído por aquellos fenómenos químicos en los que, como ocurría en las combustiones a la llama del mechero Bunsen, producían determinados colores.

Inspirado, propuso a Bunsen pasar la luz de color de cada llama incandescente de metales gasificados en el mechero, por una rendija y luego por un prisma a buscando conseguir y estudiar el espectro correspondiente.

Efectivamente, al pasar por el prisma, la luz procedente de los metales incandescentes formaba un espectro visible sobre una pantalla.

Pronto observaron que el espectro formado ¡era distinto para cada metal!. El sorprendente rtesultado ¡permitía identificar a un elemento químico por su espectro!.

Había nacido un nuevo aparato de análisis: el espectroscopio.

Bunsen y Kirchhoff se entusiasmaron.

En el Sol se produce una combustión de todos los elementos que en él se encuentran. ¿Sería posible identificar los espectros de cada uno de ellos en el espectro general de la luz solar?

Kirchhoff comentó esta posibilidad con su banquero, y tratando de comunicarle su entusiasmo, le habló de la posibilidad de hallar oro en el Sol.

Probablemente obsesionado por la riqueza el banquero respondió. -“¿Para qué sirve el oro del Sol si no puedo bajarlo a la Tierra?”-

Desalentado y molesto por el comentario, Kirchhoff no contestó.

Pasó el tiempo y, usando el espectroscopio, Bunsen y Kirchhoff, descubrieron, en 1860, el cesio y en 1861,el rubidio.

El gobierno británico recompensó poco después a Kirchhoff por sus trabajos y le entregó una medalla de oro.

Al regresar a Heidelberg, Kirchhoff, quién no olvidaba fácilmente los agravios, dedicó una de sus primeras visitas a su banquero y mostrándole la medalla le dijo: “Aquí tiene usted: el oro del Sol”.