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sábado, 7 de enero de 2012

Paris era una mierda


¿Han leído el libro de cuentos que se llama Mántica? Esta editado por la Secretaría de Cultura del DF en la colección Narradores de la Ciudad. El jueves por la noche lo recibí de regalo y de inmediato -deje de lado a Umberto Eco y su cementerio de Praga un rato- y me puse a leerlo. Leí un cuento cuyo título me llamó la atención, se llama: La ley de Ampere y aunque no es un relato técnico, menciona con exactitud de que se trata ese principio físico. El siguiente relato en el libro, se llama Paris era una mierda y es un juego de palabras y una sátira que aluden al libro de Hemingway Paris era una fiesta. Es un libro escrito por alguien que conoce profundamente Paris, el detalle con el que platica las calles, los barrios, la mierda de perro en las banquetas, lo testifica. Es alguien además a quien no le gusta Paris, al menos vivir ahí.
Lo afirmo no solo por la lectura de esos relatos, sino porque conozco al autor, es él quien me regalo el libro. He estado con él conversando en el departamento de París, que tanto me recordó el relato paródico de Hemingway. Se trata de José Abdón Flores con quien me une una singular amistad.
Conocí a José Abdón Flores haciendo cola para abordar un avión, precisamente a Paris. Un contratiempo al abordar el avión nos dio la oportunidad y el pretexto de entablar una intermitente conversación, que se ha mantenido hasta hoy. El más reciente episodio de esta charla ocurrió el jueves  que nos juntamos a cenar y a conversar. La plática tocó temas muy interesantes de la vida parisina que llevan los latinos transterrados allá. No revelaré detalles de la conversación, porque quizás José los vaya a utilizar en algunos de sus relatos, valdría la pena.
José, ganó en 2002 el Premio Julio Torri con su libro El juego de los indicios. De ese  libro, que ahora no tengo a mano; recuerdo, además del relato que le da nombre, algunos otros, como el que se llama La primera lluvia, que habla de un ser fantástico hecho de agua, que mora en una cisterna y que es seductor como una sirena. Al menos así recuerdo la historia. Guardo memoria también del que se llama Arabinosa y que habla de esa sustancia y las razones por las cuales una mujer enamorada usa ese apodo.
Este último cuento y el de la ley de Ampere ya habrán puesto a sospechar a más de uno que Abdón no es ajeno a las enseñanzas de la ciencia y efectivamente tendrán razón. José Abdón estudió una carrera en el área de Química y empezó por alguna, para mi desconocida razón, a traducir libros técnicos. Algo que se trasluce en el mencionado cuento sobre Paris. De esas traducciones a escribir ficción no se muy bien como pasó, el lo platica como un paso natural pero es obvio que no todo traductor técnico guarda ese potencial.
Actualmente Abdón sigue traduciendo, del italiano, inglés y francés y colabora en el suplemento Laberinto del periódico Milenio. Sigue viviendo en Paris y cuando viene a México, encontramos, como ocurrió el jueves,  siempre un pretexto para sentarnos a tomar una cerveza o cenar y reanudar la vieja conversación iniciada hace casi una década.