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jueves, 19 de agosto de 2010

Acerca del Sexo


En realidad sería más exacto haber escrito como título de esta entrada "Acerca del género", pero me temo que resulta menos atrayebte, Este jueves publicamos un texto de mi amigo y socío Horacio García, acerca del cromosoma que es responsable de que nazcan varones y nos da algunos datos tan interesantes como insólitos. Los dejo con Horacío:  

"EL CROMOSOMA Y: UN DETERIORO NATURAL
La verdad es cegadora, relampagueante;
brilla sola y deslumbra”
( Fluoruro de mercurio )

Desde la última década del siglo xx se han realizado diversas pruebas en la cantidad y calidad del esperma de los varones europeos, mismas que han comprobado su deterioro, sobre todo en los últimos años. Las causas son múltiples, pero entre ellas destaca una: la alteración genética del cromosoma Y.

Por añadidura, hay otras malas noticias para los que siguen siendo víctimas, y victimarios, de su prejuicio machista acerca de la superioridad del hombre sobre la mujer: los datos aportados actualmente por la investigación indican que en los casos de infertilidad en la pareja, casi la mitad se debe a la insuficiencia del hombre en la producción de espermatozoides: o produce poco, o no produce.

El total de 46 cromosomas en las células de nuestro cuerpo está constituido por 22 pares de cromosomas autosómicos y otro par formado por los cromosomas “X “ y “Y”.

Los espermatozoides pueden ser de 2 tipos: unos contienen el cromosoma Y mientras otros transportan el X. En cambio los óvulos sólo contienen cromosomas X.

La determinación sexual del ser humano así concebido depende de una de las dos posibilidades de unión entre los gametos. Cuando dos cromosomas X , procedente uno del óvulo y el otro de un espermatozoide, se unen, se gesta un individuo femenino; cuando lo hacen un X y un Y, uno masculino.

Sin embargo este comportamiento no fue siempre el mismo; se presentó a partir de hace aproximadamente 300 millones de años a.n.e, mil años más, mil años menos.

Estudios modernos como los de Karin Jegalian y Bruce T. Lahn , biólogos moleculares que han aprovechado los datos proporcionados por los estudios del genoma humano, han llevado a la conclusión de que el cromosoma Y ha sufrido variaciones importantes a lo largo de los últimos 300 millones de años.

Estos estudios indican que en los primeros mamíferos, el número de genes del ADN de los cromosomas X y de los cromosomas Y era muy aproximadamente el mismo: 1,500, pero hace unos trescientos millones de años, quizá para alegría de alguna feminista exacerbada, los agentes inductores de mutaciones afectaron éstos últimos, los Y, y los dejaron imposibilitados para reparar las alteraciones que sufrían.

El cromosoma Y humano, actualmente un solitario que no tiene con quién aparearse, ha perdido desde aquel momento cinco genes por cada millón de años transcurrido.

Pero no siempre fue un solitario. En reptiles anteriores a la aparición de los mamíferos, existía como una forma del X que había perdido los genes que le permitían aparearse con su par homólogo. Esa pérdida se dio hace aproximadamente 320 millones de años.

Posteriormente, entre los mamíferos existentes hace 130 a 170 millones de años, se dio otra pérdida importante de material del ADN poco antes de la aparición de los primeros marsupiales; otra más se produjo hace 80 a 130 millones de años antes de que se presentara la diversificación de los mamíferos placentarios y finalmente se produjo otra degeneración hace 30 a 50 millones de años cuando ya los simios habían iniciado su propia evolución pero antes que surgieran los primates y los homínidos.

El Y es un cromosoma que aparece también en otros seres como por ejemplo en las mariposas. En el de los humanos sólo quedan cincuenta genes; cuya función más importante, pero no la única es la de su intervención en la producción de esperma. Este ritmo de degeneración natural parece llevarlo a la extinción.

A estas alturas de lo que llevamos escrito, se impone una angustiosa pregunta para nosotros los varones: ¿qué somos finalmente? ¿Acaso únicamente el producto de una degeneración de la feminidad? ¡vaya sorpresa para todos aquellos que se creyeron y se creen superiores a la mujer!

Nuestro querido cromosoma Y conserva en la actualidad regiones equivalentes a las que en los cromosomas X determinan la obtención de varias proteínas, pero ambos cromosomas no pueden recombinarse. ¿Se trata de una reserva de posibilidades evolutivas?



Factores como el estrés, la contaminación y la mala alimentación, entre otros, parecen haber provocado, además, una aceleración en la degradación del cromosoma Y.

Aparentes consecuencias de esta degradación son la reducción del número de espermatozoides expulsados en una eyaculación que se ha medido en varones europeos y, probablemente, la menor capacidad para penetrar en el óvulo que la acompaña.

Jennifer Marshall Graves, de la Universidad Nacional Australiana en Canberra, es la experta internacional más destacada en la investigación de este fenómeno.

¡ Cuidado con creer que sus datos, provienen de una interpretación inspirada en el prejuicio!
No, no se trata de ninguna novela de intriga escrita por una feminista a ultranza.

La doctora Graves ha descubierto que los daños en el cromosoma Y “saltan” aparentemente varias generaciones antes de volver a aparecer.

En sus estudios colabora con ella su colega John Aitken, de la Universidad de Newcastle.

Para ella, esta degeneración del cromosoma Y es una de las principales causas de la pérdida de calidad del esperma humano y de su secuela de infertilidad.

Si la degeneración continúa, el desdichado cromosoma se destruirá a sí mismo. Graves y Aitken le han calculado cerca de diez millones de años más de vida..( ¡ Uf ! )

De manera, que los varones que nos enteramos de esto no tenemos porqué preocuparnos mucho. Como dice nuestro amigo Fluoruro de mercurio: “No te preocupes; no saldrás vivo de este mundo.”

Acerca del Sexo


En realidad sería más exacto haber escrito como título de esta entrada "Acerca del género", pero me temo que resulta menos atrayebte, Este jueves publicamos un texto de mi amigo y socío Horacio García, acerca del cromosoma que es responsable de que nazcan varones y nos da algunos datos tan interesantes como insólitos. Los dejo con Horacío:  

"EL CROMOSOMA Y: UN DETERIORO NATURAL
La verdad es cegadora, relampagueante;
brilla sola y deslumbra”
( Fluoruro de mercurio )

Desde la última década del siglo xx se han realizado diversas pruebas en la cantidad y calidad del esperma de los varones europeos, mismas que han comprobado su deterioro, sobre todo en los últimos años. Las causas son múltiples, pero entre ellas destaca una: la alteración genética del cromosoma Y.

Por añadidura, hay otras malas noticias para los que siguen siendo víctimas, y victimarios, de su prejuicio machista acerca de la superioridad del hombre sobre la mujer: los datos aportados actualmente por la investigación indican que en los casos de infertilidad en la pareja, casi la mitad se debe a la insuficiencia del hombre en la producción de espermatozoides: o produce poco, o no produce.

El total de 46 cromosomas en las células de nuestro cuerpo está constituido por 22 pares de cromosomas autosómicos y otro par formado por los cromosomas “X “ y “Y”.

Los espermatozoides pueden ser de 2 tipos: unos contienen el cromosoma Y mientras otros transportan el X. En cambio los óvulos sólo contienen cromosomas X.

La determinación sexual del ser humano así concebido depende de una de las dos posibilidades de unión entre los gametos. Cuando dos cromosomas X , procedente uno del óvulo y el otro de un espermatozoide, se unen, se gesta un individuo femenino; cuando lo hacen un X y un Y, uno masculino.

Sin embargo este comportamiento no fue siempre el mismo; se presentó a partir de hace aproximadamente 300 millones de años a.n.e, mil años más, mil años menos.

Estudios modernos como los de Karin Jegalian y Bruce T. Lahn , biólogos moleculares que han aprovechado los datos proporcionados por los estudios del genoma humano, han llevado a la conclusión de que el cromosoma Y ha sufrido variaciones importantes a lo largo de los últimos 300 millones de años.

Estos estudios indican que en los primeros mamíferos, el número de genes del ADN de los cromosomas X y de los cromosomas Y era muy aproximadamente el mismo: 1,500, pero hace unos trescientos millones de años, quizá para alegría de alguna feminista exacerbada, los agentes inductores de mutaciones afectaron éstos últimos, los Y, y los dejaron imposibilitados para reparar las alteraciones que sufrían.

El cromosoma Y humano, actualmente un solitario que no tiene con quién aparearse, ha perdido desde aquel momento cinco genes por cada millón de años transcurrido.

Pero no siempre fue un solitario. En reptiles anteriores a la aparición de los mamíferos, existía como una forma del X que había perdido los genes que le permitían aparearse con su par homólogo. Esa pérdida se dio hace aproximadamente 320 millones de años.

Posteriormente, entre los mamíferos existentes hace 130 a 170 millones de años, se dio otra pérdida importante de material del ADN poco antes de la aparición de los primeros marsupiales; otra más se produjo hace 80 a 130 millones de años antes de que se presentara la diversificación de los mamíferos placentarios y finalmente se produjo otra degeneración hace 30 a 50 millones de años cuando ya los simios habían iniciado su propia evolución pero antes que surgieran los primates y los homínidos.

El Y es un cromosoma que aparece también en otros seres como por ejemplo en las mariposas. En el de los humanos sólo quedan cincuenta genes; cuya función más importante, pero no la única es la de su intervención en la producción de esperma. Este ritmo de degeneración natural parece llevarlo a la extinción.

A estas alturas de lo que llevamos escrito, se impone una angustiosa pregunta para nosotros los varones: ¿qué somos finalmente? ¿Acaso únicamente el producto de una degeneración de la feminidad? ¡vaya sorpresa para todos aquellos que se creyeron y se creen superiores a la mujer!

Nuestro querido cromosoma Y conserva en la actualidad regiones equivalentes a las que en los cromosomas X determinan la obtención de varias proteínas, pero ambos cromosomas no pueden recombinarse. ¿Se trata de una reserva de posibilidades evolutivas?



Factores como el estrés, la contaminación y la mala alimentación, entre otros, parecen haber provocado, además, una aceleración en la degradación del cromosoma Y.

Aparentes consecuencias de esta degradación son la reducción del número de espermatozoides expulsados en una eyaculación que se ha medido en varones europeos y, probablemente, la menor capacidad para penetrar en el óvulo que la acompaña.

Jennifer Marshall Graves, de la Universidad Nacional Australiana en Canberra, es la experta internacional más destacada en la investigación de este fenómeno.

¡ Cuidado con creer que sus datos, provienen de una interpretación inspirada en el prejuicio!
No, no se trata de ninguna novela de intriga escrita por una feminista a ultranza.

La doctora Graves ha descubierto que los daños en el cromosoma Y “saltan” aparentemente varias generaciones antes de volver a aparecer.

En sus estudios colabora con ella su colega John Aitken, de la Universidad de Newcastle.

Para ella, esta degeneración del cromosoma Y es una de las principales causas de la pérdida de calidad del esperma humano y de su secuela de infertilidad.

Si la degeneración continúa, el desdichado cromosoma se destruirá a sí mismo. Graves y Aitken le han calculado cerca de diez millones de años más de vida..( ¡ Uf ! )

De manera, que los varones que nos enteramos de esto no tenemos porqué preocuparnos mucho. Como dice nuestro amigo Fluoruro de mercurio: “No te preocupes; no saldrás vivo de este mundo.”