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martes, 24 de mayo de 2011

¿Qué enseñar?



Hace unos días, con motivo del día del maestro,  comenté que había escrito un texto sobre lo que debe ser la labor del maestro: formar a los alumnos para que desarrollen sus talentos y participen de manera colectiva en la transformación social, a partir de la tecnología o de cualquier otra área de estudios.  Aquí abajo,  incluyo unos pasajes de ese texto y al final la liga para ver el escrito completo.

Martin Gardner, el matemático que por muchos años escribió la sección de “juegos matemáticos” en Scientific American, es autor de un libro donde explica en qué cree y en qué no cree. El libro, titulado “Los porqués de un escriba filosofo” esta organizado por capítulos cuyos títulos son frases como : Porque no soy pragmatista, Porque no soy solipsista, etc.
En el capítulo titulado Porque no soy anarquista, dice Gardner en defensa del Estado: “Las grandes empresas solo pueden ser realizadas por grandes corporaciones que sean, o bien propiedad del Estado, o bien controladas por éste, o que funcionen como grandes corporaciones independientes dentro del propio Estado.”
Además de señalar una posición política en pro de la necesidad del estado, que explica porque Gardner no es anarquista, lo que muestra la frase de Gardner es que en las sociedades modernas, cualquier gran empresa que se desee realizar no es, ni puede ser, la obra de una sola persona. Los seres humanos alcanzamos grandes realizaciones, cuando trabajamos conjuntamente. Recordar esto es particularmente importante cuando se trata de educar y más si es a adolescentes.
Hace ya mucho tiempo que sabemos que el rol principal de la enseñanza básica no es proporcionar conocimientos enciclopédicos ni memorísticos, sino preparar a los estudiantes para ser adultos1. Una parte importante de la preparación para ser adulto, consiste en adquirir una serie de saberes formales y certificarlos, es indiscutible; pero no es la única, es también muy importante aprender a convivir en sociedad. Aprender que alcanzar una meta, como enviar una nave a la luna, extraer petróleo, fabricar autos o computadoras, requiere del concurso de muchas personas y que esas personas solo lograrán la meta si se organizan para eso.
La forma de organizarse un grupo para tratar de alcanzar una meta, los métodos, las herramientas que utiliza, los efectos colaterales de sus acciones sobre el medio ambiente, pueden ser determinantes para el éxito o el fracaso de una empresa. De esto tratan la técnica y la tecnología, de la manera como se producen los bienes que la sociedad necesita para alcanzar sus metas y de la forma en que al producir estos bienes los hombres interactuamos social, mercantil y económicamente con otros hombres y con el medio ambiente.
Todos nuestros estudiantes habrán de integrarse en algún momento a proyectos en los que tendrán que sumar su esfuerzo al de otros compañeros en un grupo para alcanzar objetivos bien definidos, ¿cómo prepararlos para ello? ¿No es ese quizás el rol principal de la escuela?

En un viaje que hice a la Ciudad de Cleveland para participar en los trabajos del grupo de Globesight, para el estudio de problemas de la globalidad, como la contaminación ambiental, las migraciones, las crisis económicas, etc. Tuve la oportunidad de ver la mesa y el aparato con los cuales Michelson y Morley realizaron el experimento para medir la velocidad de la luz. Es un dispositivo impresionante por su tamaño, por su solidez y por la precisión que permitió en las mediciones que desembocaron nada más ni nada menos que en la teoría de la relatividad. No pude evitar el pensamiento de cómo le hubiéramos hecho en México para construir ese montaje, pues es obvio que no se trata del resultado de un par de personas, sino de una tradición cultural que ha permeado a las instituciones y a la economía.
 En un país de más de cien millones de habitantes hay muchísimo talento para cualquier actividad y sin embargo, la mayor parte de ellos se pierden porque no hay una estructura social que los detecte, los capacite y los aproveche.
Por eso frente al dispositivo experimental de Michelson y Morley, pensaba yo en que ese aparato no era el resultado del esfuerzo de esos dos hombres, ni de su universidad. Era el resultado de la cultura de colaboración para alcanzar metas conjuntas que tiene la sociedad en la que ellos florecieron. ¿Cuántos Michelson y Morley habremos perdido en este país?