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lunes, 10 de octubre de 2016

¿Madurar?



Hace varios años me invitaron a participar en las pláticas de bienvenida a los estudiantes del CCH, eran mesas redondas en las que interveníamos varios académicos; unos hablando de la ciencia y otros de las humanidades, para motivar y orientar a la nueva generación que recién ingresaba.
Recuerdo haberles dicho algo referente a la nueva etapa que iniciaban y que era un paso más, para volverse adultos. Por las caras que vi en la audiencia, tuve la certeza de que no querían ser adultos y entonces reaccioné a sus gestos diciendo: “…bueno, si para ustedes un adulto es una persona frustrada, siempre de mal humor, sin alegría…yo tampoco quiero ser adulto”.
Cité después la frase de Picasso, que dice: de niños todos somos artistas, lo difícil es seguir siéndolo cuando crecemos, para hablar de la necesidad de conservar la frescura y la rebeldía aun con el paso del tiempo, aún con las exigencias del sistema.
Un día somos veinteañeros inconformes con las oportunidades que nos brinda el sistema y al “día siguiente” somos abuelos, la vida pasa rápido;  pero no puede llevarse nuestros anhelos, nuestra inconformidad con la injusticia, ni nuestra generosidad para tratar de remediar en la medida de nuestras posibilidades, las situaciones desagradables.
Frecuentemente nos sentimos “atrapados” por hechos que no podemos cambiar. Tratamos de protestar;  a veces con una tímida publicación en redes sociales, a veces tratando de ir un poco más allá, con una acción solidaria.  No falta entonces quien viene y nos dice: “Hay que madurar” ya pasaron los años de nuestra rebeldía.
Cuando oigo eso, pienso en Stephan Hessel, quien pasados los 93 años, hizo un llamado histórico a las nuevas generaciones para mantener el poder de indignarse. “La indiferenciaes la peor de las actitudes”,  les recordó.
Por eso no puedo permanecer indiferente ante hechos como el dominio de las comisiones dictaminadoras por parte del grupo de profesores "de siempre", para ejercer presión sobre los académicos. Esa presión no se ejerce para que los maestros mejoren sus desempeños docentes, sino para ganar votaciones que les aseguren el control de los órganos de toma de decisiones, como el Consejo Técnico. No puedo permanecer indiferente, si además lo hemos denunciado.
Ante la invitación de Juan Manuel Torres Merino, para ser candidato a formar parte de la comisión dictaminadora de física, podría haberme dicho (y no me lo perdonaría) que lo que pase en la FES C no me incumbe, que estoy bien donde estoy;  pero no quisé decírmelo.
Aunque sea como una cuestión de principios, aunque parezca un acto de inmadurez, me siento obligado a darles a los profesores que quieran, una oportunidad de votar por una opción que evalúe su trabajo no en una perspectiva de quid prop quo, sino de mejora real del quehacer académico en la FES Cuautitlán.
¿Madurar? ¡Todavía no!





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