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lunes, 31 de agosto de 2015

Poner el reloj de la UNAM a la hora.



Cuando paso algún tiempo sin escribir para el blog, no consultó los reportes, que periódicamente me llegan, del número de visitas que recibe, porque imagino que al no estar escribiendo, habrá pocas visitas.
Sin embargo este lunes decidí abrir el archivo, predispuesto a aceptar que no debe haber muchos accesos, pero me sorprendí, sí los había. Me dio curiosidad ver cuáles eran los textos que estaban buscando los visitantes y me llevé otra sorpresa momentánea. Los lectores están buscando el texto “Suemi rectora”.
La sorpresa fue momentánea, porque me dí cuenta, de inmediato, de que era imaginable. La UNAM cambia de rector el próximo 17 de noviembre y ya se han empezado a “mover las aguas”. Algunas de las personas que buscan información sobre el cambio de rector de la UNAM, a través de internet, son remitidos por los buscadores a ese texto que escribí hace cuatro años, cuando Suemi se candidateó.
Hace cuatro años también publiqué en el blog otro texto que titulé “Narro contra Narro” porque me parecía que el rector, que se postulaba en ese momento para reelegirse, era quien tenía mayores posibilidades de éxito. Por cierto que noté que también este texto ha estado siendo leído recientemente. Hoy las cosas son diferentes, no hay posibilidad de reelección y todo  mundo puede aspirar a suceder a José Narro.  
En la UNAM se escuchan permanentemente nombres de quienes podrían participar en el proceso de elección del rector, pero desde el regreso de vacaciones la efervescencia ha aumentado.  Probablemente debido al anuncio de que quien hasta ese momento había fungido como subsecretario de relaciones exteriores, Sergio Alcocer, regresaba a la UNAM.
El universitario y exfuncionario del gobierno federal no se anduvo por las ramas y en entrevista a El Universal aceptó querer ser rector. A la declaración de Alcocer siguieron otras, como la de Rosaura Ruiz quien también sin ambages aseguro que es tiempo de que la UNAM tenga una rectora . Si quedaba  alguna duda de que la carrera por la rectoría había comenzado, estas dos entrevistas las disiparon.
Las dos entrevistas y la declaración de los entrevistados de su deseo de ser rectores presionaron los tiempos de la Junta de gobierno y la obligo a publicar un comunicado anunciando que el próximo 24 de septiembre publicará la convocatoria con la cual dará inicio al proceso institucional de designación. En otras palabras lo que decía el comunicado era: ¡Tranquilos!, no por mucho madrugar, amanece más temprano.
No obstante la inquietud se mantiene y un grupo de académicos de la UNAM dirigió un comunicado a la junta de gobierno pidiéndole seguir algunos lineamientos para “transparentar” el proceso de elección del rector, entre ellos el de hacer públicas las presentaciones de los candidatos, sus planes de trabajo y las deliberaciones del órgano colegiado.
Ni que decir que nada tranquilizará ya la inquietud universitaria. Se trata de elegir a la persona que será el líder de una comunidad de más de 300 mil personas y que es La Universidad Pública Nacional, de un país con más de 100 millones de habitantes. Una universidad, que aunque no nos guste, se ha envejecido. No sólo en su planta académica, sino en su “pensamiento”. Es una Universidad que requiere renovarse para estar a la altura de los jóvenes talentosos que cada año aprueban el examen de ingreso.
El proceso que ya se inició es ahora, más que otras veces, una buena oportunidad de poner el reloj de la UNAM a la hora de los tiempos de un país que requiere como nunca calidad en su educación superior para dar a sus jóvenes talentosos alternativas.
Una oportunidad también de ejercer la autocrítica y mirar lo que otros  hacen bien fuera y lo que nosotros no hacemos tan bien dentro. Oportunidades que ojalá no desperdiciemos tratando de descalificar a uno y otros posibles aspirantes.

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