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domingo, 27 de noviembre de 2011

El último encuentro

El último encuentroEl último encuentro by Sándor Márai

My rating: 3 of 5 stars


El último encuentro.
Existe en el relato del escritor húngaro, Sándor Márai “El último encuentro”
un poco del mismo sentimiento de nostalgia que hay en el Gatopardo por la desaparición de un mundo de nobleza e imperios. Solo que mientras que en el Gatopardo ese sentimiento es un “protagonista” de la historia en El último encuentro, es únicamente el telón de fondo.
Un telón de fondo que habla de la manera como se daban la fiestas, “unas fiestas en las que la mansión se luminaba, casi ardía, como si se hubiera declarado un incendio en sus enormes salones; cuando los establos se llenaban con los caballos, carrozas y cocheros de los invitados; cuando cada cuatro peldaños de la escalera de entrada se apostaba un húsar, manteniéndose durante toda la noche en posición de firme – sinun movimiento, como una figura de cera-, empuñando un candelabro de plata de doce brazos; todo aquello –las luces, la música, las palabras de los invitados, el perfume de sus cuerpos flotando en los salones- causaba la sensación de que la vida era una fiesta desesperada, una fiesta trágica y majestuosa, cuyo final se proclamaría con el sonido de las trompetas y con el anuncio de una orden nefasta”
Un telón de fondo que habla también de la revuelta de los obreros chinos en 1917: “Salieron de la selva, cuatro mil obreros, embarrados hasta la cintura, con el torso desnudo; depositaron sus herramientas en el suelo, el hacha, la pala, y dijero que ya estaba bien. Empezaron a exigir cosas. Exigían que a los hacendados se les quitara el derecho al castigo corporal. Querían que se les subiera el sueldo. Exigian descansos laborales más largos. Era incomprensible lo que les pasaba”.
La trama principal -no el tema- de la novela es el encuentro para cenar y conversar, cuarenta y un años después, de dos amigos. Tienen en ese momento setenta y tres años y han sido amigos desde los diez años, cuando se conocieron en la academia militar.
Uno de ellos, Henrik, es hijo de un guardia imperial y su familia posee fortuna, el otro, Konrad, es hijo de un funcionario y su familia realizaba esfuerzos económicos para mantener su nivel educativo.
Konrad era pariente lejano de Chopin y amaba la música, Henrik no la entendía y sin embargo ambos compartieron día con día sus vivencias durante veintidós años, hasta que un día Konrad se va a Malasia para matar algo dentro de él, como reconoce en la plática del último encuentro con Henrik.
Durante la cena platican de las trayectorias profesionales de uno y otro. Henrik, permaneció en el servicio militar, del que se ha jubilado. Konrad dejó el ejercito, tomó la nacionalidad inglesa y viajo a Malasia. De malasia –el trópico, como lo llama- hay una visión colonialista y en cierto sentido, también nostálgica en el relato: “Uno nunca llega a acostumbrarse a las mujeres malayas. Algunas son bellísimas. Sonrien sin cesar, y hay una especie de dulzura en su piel, en sus movimientos, en su sonrisa, en su costumbres, en su manera de servirte en la mesa, en la cama… sin que nunca llegues a acostumbrarte a ello. Los ingleses se protegen de todo esto. Llevan consigo su país metido en la maleta”.
La cena transcurre entre recuerdos de uno y otro en una noche de viento en que la luz se va y la cena se desarrolla a la luz de las velas. Los rostros de los personajes no se distinguen, cuando hablan. Conversan de Krizstina, la mujer ya muerta de Henrik, que le fue presentada por Konrad. Ambos la extrañan, pues solían cenar los tres juntos. Henrik habla de las pasiones, de la cacería, y de la muerte como un preámbulo para formular la pregunta que ha esperado casi medio siglo para plantear; dice: “Todo lo demás son palabras, mentiras e imaginaciones: traición, amor, conspiración, amistad, todo carece de importancia en comparación con esta pregunta.
¿Cuál era esa pregunta? ¿Cuál su respuesta? Me temo que si lo escribo, podría arruinarles una buena lectura, así que mejor dejo aquí la crónica de la lectura de éste libro, recomendación y regalo de una querida amiga.
Lo que si puedo decir es que el tema no es el amor, ni la amistad, ni la nostalgia, sino la vida.




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