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lunes, 7 de febrero de 2011

Tristes hombres…

…si no mueren de amores. Tristes, tristes. Tristes armas, si no son las palabras. Tristes, tristes. Tristes guerras, si no es amor la empresa.
Lindos versos de Miguel Hernández que recordé el sábado en la noche en el auditorio nacional, en la presentación de Joan Manuel Serrat. Cómo no estar ahí, Cómo faltar a ese reencuentro con la poesía de Machado y de Miguel Hernández. Cómo,  no emocionarse con versos como: “Desperté de ser niño; Nunca despiertes. Triste llevo la boca, Ríete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa, pluma por pluma”.  
Cómo no seguir pensando que es posible un mundo mejor que el de las transas, las mafias, los compadrazgos, el cinismo y la violencia, cuando sale a cantar Serrat: “…yo  amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón. Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse”. 
Cómo no seguir enamorado del amor con poemas como:  “... Menos tu vientre todo es confuso. Menos tu vientre todo es futuro fugaz, pasado baldío, turbio. Menos tu vientre todo es oculto, menos tu vientre todo inseguro, todo es postrero polvo sin mundo. Menos tu vientre todo es oscuro, menos tu vientre claro y profundo”.
Una noche clara, un poco fría. Caminable a través de Polanco para llegar al auditorio y no batallar con el estacionamiento. En las escaleras todo mundo espera a todo mundo. Veo, al pasar, al director de la Facultad de Química y algunos amigos, por ahí anda también Sergio Sarmiento. Adentro del auditorio dominan las canas, pero entusiasma también ver muchos jóvenes. Cuando llega el momento de cantar, muchos de ellos lo hacen y conocen bien las letras.
Serrat hace un espectáculo cálido, platica anécdotas y regresa a cada petición de “Otra, otra, otra…”, que el público de pie le solicitamos. La última vez sale ya sin el saco y con los cables del “chicharo” al aire. Esta cansado, pero muy contento. La entrega del público y el artista es mutua.
Varias piezas las oí totalmente enmimismado, llevado por recuerdos del pasado, por esperanzas del futuro, por certezas del presente.
Cuando nos convencemos de que la función ha terminado y avanzamos hacía la salida, vamos aun bajo la magia de la poesía.
Afuera la noche nos espera para acompañarnos en la caminata de regreso, que hacemos pasar por Emilio Castelar, para terminar cenando en la Casa Portuguesa un rico lomo de Bacalao, acompañado de vino blanco portugues, mientras seguimos hablando de poesía, de amor, de anhelos y de nostalgia, mientras la noche se va haciendo día. Gracias por la invitación.  
Por cierto Serrat se presentará en la UNAM, en la Facultad de Química

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