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jueves, 30 de septiembre de 2010

¿Dos, tres o cuántas culturas?


Física Clásica 3, era el nombre de la asignatura de óptica y se cursaba en el 4o semestre, es decir al terminar el segundo año de la licenciatura, así que debe ser a finales de 1971 que estaba sentado -las tardes de algunos miércoles- en el curso del Dr. Malacara. Eran cursos vespertinos, casi nocturnos, en los que aprendíamos que la luz era algo más que la óptica geométrica que nos habían enseñado en la prepa: la de los rayos que al incidir sobre un espejo se reflejan con el mismo ángulo de incidencia.
En el curso de Clásica 3 aprendíamos que la luz eran ondas electromagnéticas que podían polarizarse, difractarse y transportar energía, nos explicaban que a la ciencia que estudia la luz con ese enfoque se le llama Óptica Física. El asunto no paraba ahí, también nos enseñaban que había cantidades discretas de energía luminosa, llamados cuantos, que interaccionaban con las partículas de materia intercambiando energía. Como la energía de los cuantos es proporcional a la frecuencia de la luz; en esas colisiones los cuantos de luz, o fotones, llegan con una frecuencia y salen con otra. Aprendíamos, o debíamos aprender, el efecto Compton, el efecto fotoeléctrico y otros temas de lo que se llama Óptica Cuántica. Así los rayos originales de la óptica memorizada en la prepa, abrian nuestro horizonte. Algunos compañeros, motivados por el curso, decidieron seguir carreras en el campo de la óptica.
Había en ese mismo curso una muchacha que yo recuerdo como muy seria y dedicada, se llamaba Ana María Sánchez y aunque eramos de la misma generación, no recuerdo haberla visto en muchos otros cursos, quizás porque ella llevara principalmente las asignaturas en el turno vespertino. Como ocurre con los miembros de una generación, al acabar la carrera, cada uno tomó su rumbo.  Andando el tiempo me reencontré con Ana María en algún evento en Universum y luego en otro, platicamos en los descansos para café y me enteré que había inclinado su desarrollo profesional por el rumbo de la divulgación de la ciencia. En 2003, asistí a una reunión que se hizo con motivo del Premio Nacional de Divulgación “Alejandra Jaidar”, que ese año recibió Ana María. 
Se, por los datos de su nota biográfica aparecida en Ciencia y Desarrollo de Octubre 2009, que esa muchacha seria y dedicada que se sentaba en las filas de atrás en el curso del Dr. Malacara, además de tener una maestría en física, tiene también una en literatura comparada y que ha publicado cuentos, ensayos, novelas, teatro, artículos y libros de divulgación. Dice, la misma nota, que  Ana María es encargada del área de comunicación de la ciencia en la maestría en filosofía de la ciencia, de la que es profesora, en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.
Ana María ha terminado, en estas fechas un libro más, que ha editado la Universidad Veracruzana. El libro estará próximamente en librerías, su tema es la comunicación de la ciencia. Tuve la fortuna de conocer el libro antes de su circulación en las librerías y  aunque no lo he leído completamente, los fragmentos que he visto me parecen muy interesantes.
Comienza el libro con un capítulo dedicado a la noción de comunicar la ciencia, donde se habla de lo que es divulgar y lo que no es divulgar. Habla después de la evolución del concepto "Divulgar" y pasa por experiencias ocurridas en el entorno mexicano. Dos capítulos subsecuentes se ocupan respectivamente de los métodos y recursos del divulgador, y de los problemas de la divulgación, el segundo
Como una muestra de lo bien escrito que esta el libro, así  como de la seriedad,  e interés del trabajo de Ana María, transcribo a continuación parte de lo que dice ella en el  preámbulo del libro:

Con la publicación de The Two Cultures en 1959, C.P. Snow hizo notar que los literatos y humanistas se consideraban a sí mismos “los intelectuales”, excluyendo a los científicos. Esto se debía en parte a que los de ciencias no hacían mucho caso de las implicaciones culturales de su propio trabajo; por otro lado, aunque muchos científicos eminentes también escribían libros para el público general, su calidad de “hombres de letras” era ignorada por los autoproclamados intelectuales, y el valor y la importancia de las ideas publicadas permanecían invisibles porque la ciencia no era un tema de interés para los medios de entonces.
   El ambiente cultural también ha cambiado de un tiempo acá. En The Third Culture, John Brockman explica que ésta comprende a los científicos y pensadores que están ocupando el lugar de los intelectuales tradicionales (literatos y humanistas) en lo que respecta a las cuestiones humanas más trascendentes. Lo que tradicionalmente se ha llamado “ciencia” se ha vuelto hoy “cultura pública”: «La ciencia es la única noticia, la única fuente de cambio, y está alterando el mundo irreversiblemente».

En una edición posterior (1963), Snow añadió un nuevo ensayo, “The two cultures and a second look”, donde pronosticaba el surgimiento de una “tercera cultura” que cerraría la brecha de comunicación entre los literatos-humanistas y los científicos. Brockman tomó prestada la frase de Snow a sabiendas de que ésta no describe la tercera cultura que predijo: los intelectuales literarios no se están comunicando con los científicos, sino que los científicos se están comunicando directamente con el público general. Obviando a periodistas, divulgadores y profesores, los pensadores de la tercera cultura procuran evitar al intermediario e intentan expresar sus pensamientos más profundos en una forma accesible al público lector inteligente.
       
Los recientes éxitos editoriales de libros de divulgación de altura sólo han sorprendido a los intelectuales de viejo cuño quienes, según Brockman, pretenden que estos libros son anormalidades, que son adquiridos pero no leídos. Él no está de acuerdo; piensa que el auge de la tercera cultura es evidencia de que mucha gente tiene una gran avidez por ideas nuevas e importantes, y que bien vale la pena el esfuerzo intelectual invertido en conocerlas.

En una de esas y tenemos la suerte de que Ana María nos mande algo para el Blog.

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