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jueves, 29 de abril de 2010

El hilo de Ariadna liga asesinos con premios Nobel

Noche de Jueves, momento de incluir un texto de divulgación. Nuevamente muchas gracias a Horacio García, que nos regala uno que ilustra perfectamente la idea del hilo de Ariadna y la insólita conexión que tienen la mayor parte de las veces los hechos que creemos producto de la causalidad. Disfrútenlo, a mi me gustó.



De “Un baile de máscaras” a los premios Nobel

Horacio García Fernández

El 17 de febrero de 1859, en el teatro Apolo de Roma, se estrenó la ópera Un ballo in maschera ( Un baile de máscaras ) de Giuseppe Verdi.

Al terminar y ante el entusiasmo del público, Verdi tuvo que salir varias veces al proscenio para recibir los aplausos y aclamaciones que le tributaron los asistentes.

Los motivos del éxito no sólo correspondían a la calidad de la música y los cantantes, sino también al mensaje político transmitido en la obra por Verdi y su libretista Antonio Osma..

Los italianos luchaban entonces por alcanzar su unidad política, tratando de liberarse del dominio austriaco y por lograr que Víctor Manuel, duque de Saboya, llegara a ser el primer rey de Italia.

Verdi compartía esos ideales y él mismo era un personaje popular. En las paredes de varias ciudades italianas se hizo presente el escrito ¡Viva Verdi! que ocultaba el mensaje ¡Viva Víctor Emmanuel Rey de Italia!.

El compositor había tratado de presentar Un baile de máscaras durante la temporada 1857-58 en el teatro San Carlo de Nápoles, pero el gobierno austríaco se opuso y no se dio el estreno.

El compositor se dirigió entonces a Roma, capital entonces de los Estados Pontificios, donde los censores se mostraron dispuestos a apoyarlo, siempre y cuando se cambiaran los nombres de los personajes y el lugar de los sucesos de la ópera.

La acción de la misma, tal y como la presenciamos desde su estreno, transcurre en el siglo XVII en la colonia americana de Boston y su principal personaje es el gobernador inglés Ricardo, conde de Warwick. A lo largo de la obra se narra la conjura de los aristócratas contra su gobernador, quien al final es asesinado en un baile de máscaras.

Sin embargo, el público italiano sabía que en la primera versión, Verdi se había inspirado en un personaje de la vida real, el rey de Suecia Gustavo III Vasa, asesinado, el 16 de marzo de 1792, de un pistoletazo en la espalda en un baile de máscaras.

Gustavo III había impulsado el desarrollo de la cultura, la educación popular y la mejor distribución del ingreso, todo lo cual fue considerado por un grupo de aristócratas suecos como una amenaza a sus privilegios y como ha sido tristemente frecuente en la Historia, fueron ellos quienes intrigaron y planearon el asesinato del rey.

Por otra parte, en 1847, doce años antes del estreno de la mencionada ópera, el profesor de Química en la Universidad de Turín, Ascanio Sobrero, había descubierto un potente explosivo al que llamó nitroglicerina y preocupado por los usos bélicos que pudieran darse, decidió no aprovechar comercialmente su descubrimiento.

Sin embargo no pudo evitar que la noticia se hiciera pública llamando la atención de los fabricantes de explosivos.

Nacido en Estocolmo, Suecia, el 21 de noviembre de 1833, Alfred Nobel era uno de esos fabricantes de explosivos y en 1862 empezó a dedicarse a la producción de nitroglicerina.

Buscando la forma de hacerla manejable y ayudado por el azar, llegó a la dinamita, historia que les daremos a conocer en otra ocasión.

Si ya se había hecho rico con la producción y venta de explosivos, con la venta de la dinamita lo fue mucho más.

Con esos antecedentes, resulta en principio sorprendente que siendo un individuo francamente misántropo y misógino, destinara poco antes de su muerte el equivalente a 9 millones de dólares de la época para ser invertidos en valores, ferrocarriles y bienes inmuebles a fin de crear con los intereses generados un Premio que llevara su nombre y que se otorgara anualmente a las personas más destacadas en Química, Fisiología o Medicina, Física, Literatura y acciones a favor de la Paz.

Por cierto, el premio nunca ha sido menor de 30,000 dólares y en la actualidad se acerca al millón de dólares.

Creados los fondos, solo faltaba designar los jurados correspondientes y como al hacer la inversión, Suecia y Noruega eran gobernadas por un mismo rey, Oskar II, Nobel dispuso en su testamento que las decisiones respecto a quién otorgar el premio se compartieran entre las dos naciones.

Así fue como se decidió que el Premio Nobel de la Paz fuera definido por un grupo de miembros del parlamento noruego, lo cual nos explica el evidente sentido político y circunstancial con que se otorga y lo controvertida cuando no claramente injusta y discutible de la elección del sujeto ganador que se ha hecho en muchos de los casos.

Los otros premios, que no convencen siempre a todos los investigadores, se definen por comités especializados.

De definir a quién se concede el premio de Medicina o Fisiología se encargó una comisión del Instituto Carolino de Suecia, pero el asunto se complicaba al considerar la voluntad de Nobel respecto a los otros premios.

¿Quiénes podían definir los premios de Literatura, Física, Química y, a quién se encargó la elección del premiado en Economía desde 1969?

Por fortuna para la Fundación Nobel, las instituciones de alto nivel académico requeridas, la Academia Sueca de Letras que asigna el de Literatura, y la Academia Sueca de Ciencias que asigna los tres restantes, ya existían cuando se creó el Premio.

¿Sabe usted quién las había creado casi un siglo antes?

Lo hizo aquél rey asesinado en 1792 en un baile de máscaras: Gustavo III Vasa, rey de Suecia.


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