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lunes, 20 de abril de 2009

Mi primer día en Cuautitlan

Llegue a la ENEP Cuautitlán en febrero de 1975, invitado por José Landeros Valdepeña (Quejas con él, por favor). Me llevó con el que era jefe del departamento de matemáticas en ese tiempo: Jorge Ludlow Landero. Sus oficinas estaban a un lado de las del director en el edificio que ahora, creo, es de Administración Escolar en campo 1, en donde está la caja. No estaban aun las oficinas, que después serían del director, en la planta alta de la biblioteca y que luego lo serían del Jefe de la división de Químico Biológicas, cuando Keller se cambió al cuatro.
Era una mañana de invierno medio fría, Jorge me entrevistó, me preguntó por los espacios de Banach y los espacios de Hilbert y luego nos seguimos platicando de las personas de la Facultad de Ciencias, mi facultad de origen, que él conocía. Hablamos de la Sociedad Matemática Mexicana y de que su presidente (Eugenio Filloy en aquel momento) y su vicepresidente (Juan José Rivaud) iban a dar clases en la ENEP.
Jorge era un tipo sensacional, lleno de carisma, de inteligencia, de ingenio y de sentido del humor. Una persona que trajo a mucha gente valiosa a trabajar en la ENEP.
Esa misma mañana llegó también María Luisa Arias, nos sentamos juntos en una banca de muchos asientos, pero todos unidos por la base, como los de las salas de espera de los hospitales del IMSS, solo separados por los descansa brazos. Yo tenía una taza de café apoyada en la banca y cuando María Luisa se sentó en uno de los extremos, la banca se movió, pues los asientos estaban todos unidos y se derramó el café sobre mi pantalón. Jorge me presentó a María Luisa con sus frases clásicas: “María Luisa tiene la desgracia de ser una mujer inteligente” y luego: “Conózcanse, discutan”. Ahí María Luisa y yo iniciamos una relación de amistad que tiempo después, cuando ella era jefa de la División de Químico Biológicas permitió que nos hiciera algunos dibujos para el boletín del colegio académico.
Terminada la entrevista Jorge me ofreció treinta horas de ayudante de profesor, que eran como ocho mil pesos al mes. Como referencia un bochito valía como 30 mil pesos. Yo era soltero, sin compromisos y con ganas de participar en lo que me parecía una aventura extra ordinaria: la construcción de una nueva universidad. Así que acepté. Jorge estaba muy convencido de la multidisciplina, él era un hombre multidisciplinario, ingeniero de origen y luego con una maestría en matemáticas. De él aprendimos muchas cosas los jóvenes que en aquel entonces llegamos a Cuautitlán a dar clases. Con su peculiar sentido del humos me dijo un día: “Cuautitlán es una carreta y yo soy el buey que tira de ella”.
Me dirán que recuerdo a Jorge con el sesgo del cariño y es cierto. Se que hay personas que lo cuestionan por hechos sin duda cuestionables, pero éste recuerdo es de nostalgia, de cariño y de gratitud por lo que hizo por Cuautitlán y por el mundo que puso frente a los ojos de algunos de nosotros.

3 comentarios:

  1. Dr Fernández
    Mientras "La influenza no nos alcence",¿Por qué no continua con el relato?, sería bueno saber quienes fuerón los jefes de Matemáticas y Física. ¿Sería mucho pedir?, por supuesto que a partir del ´84, ya tengo más idea de quienes lo fuerón.

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  2. Creo que además esos recuerdos nos enriquecerían a todos. Siempre me interesó la corta historia de la facultad. Si "veinte años no es nada..." treinta y cinco es sólo un poquito más y muchos de los protagonistas aún siguen recibiendo medallas por su antigüedad en la FESC. Jorge Martínez Peniche recibió la suya por 35 el jueves pasado. Así que... júntense, cuéntense y aparecerá algún alma caritativa que lo escriba. Si publican el libro, lo quiero autografiado por lo menos por ustedes dos, eh?

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  3. Gracias, Grecia. Ya escribí una segunda parte aquí en el blog. Mi autografo ya dalo por hecho, el libro quién sabe, jajajajaja. Ahora estamos "influenzados" por los acontecimientos sanitarios, pero en cuanto la vida académica se vaya normalizando, es decir a principios del próximo semestre lectivo, ¿por qué no organizamos alguna mesa redonda de "Recuerdos impertinentes e impenitentes". Creo que algunos de nosotros, veteranos de la FESC, participaríamos con mucho gusto, pero nos gustaría contar con apoyo de alguién que ayudara a solicitar los locales, hacer propaganda, etc. ¿Te animas? No tienes que hacerlo personalmente, puedes buscar ayuda.

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