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lunes, 14 de abril de 2025

El lenguaje de la pasión

 

Cuando le dieron el Nobel a Vargas Llosa me vinieron a la memoria, mis encuentros con su obra. Estaba en la prepa, cuando el maestro de literatura nos habló de “La Casa Verde” y de “La Ciudad y los Perros”, libros escritos por un autor peruano, del que no había yo oído hablar antes.

Era la época del boom de 100 años de soledad y de García Marquez. Me enteré así que existía Mario Vargas Llosa, aunque nunca leí ninguno de los dos libros.
Me gustaban los cuentos de Borges (no Borgues, el autor al que Fox volvería famoso), que eran imaginativos y filosóficos, también los de Cortázar. En cuanto a novelas disfrutaba la erudición y barroquismo de Alejo Carpentier y su Consagración de la Primavera. Las novelas de Vargas Llosa, me parecía, se dedicaban “nada más” a narrar historias.
Pantaleón y las visitadoras, La guerra del fin del mundo, Conversación en la catedral, Los cuadernos de don Rigoberto y otras obras más de Vargas Llosa fueron títulos de cuya aparición me enteré en mis recurrentes visitas a las librerías, pero no se me antojaba para nada leerlos. Tenía por Vargas Llosa, una animadversión ideológica.

Alguien me regaló su libro: Cartas a un joven novelista, donde el peruano da consejos a un imaginario corresponsal acerca del oficio de escritor, lo leí y tampoco me pareció extraordinario.
Un día, en una librería de viejo, dí con el libro Contra Viento y Marea que recopilaba artículos periodísticos de Vargas Llosa, escritos entre 1962 y 1982. En esa modalidad me empezó a llamar la atención.

Comencé a reconocer en él, no solo al escritor, sino al ser humano que a través de la literatura va tratando de comprender el mundo y de tomar una postura congruente con él.

Entendí a través de sus escritos, ordenados cronológicamente, en la recopilación, la transición ideológica de Vargas Llosa, de un izquierdismo juvenil, un tanto acrítico, a posiciones más eclécticas que le valieron críticas de sectores ideológicamente intransigentes.
El libro que originalmente se publicó con el título de Entre Sartre y Camus reunía solo 14 artículos acerca de la literatura francesa, para la edición que ya se llamó Contra Viento y marea, Vargas Llosa agregó una cincuentena más “que se refieren a la vocación literaria, el compromiso político, la revolución, la universidad, las libertades y la crítica”, como dice el mismo autor.
El lector ve desfilar en el libro las ilusiones y desilusiones políticas del escritor, como él mismo lo dice: “Exhibo esta suma de contradicciones, ingenuidades, equivocaciones y alguna que otra intuición feliz sin arrogancia ni arrepentimiento, con cierta melancolía por las ilusiones que se llevó el viento” (…) En un sentido, esta colección puede leerse como un documental sobre sobre los mitos, pasiones, entusiasmos, querellas, esperanzas, fanatismos y brutalidades entre las que vivía un latinoamericano en las décadas del sesenta y setenta...”
Unos años después en otra librería -no de viejo, esta vez- encontré el libro El lenguaje de la pasión, éste recoge los artículos publicados por Vargas Llosa en El País, entre 1992 y 2000. Con el buen recuerdo del primer libro, compré éste y lo leí con más detenimiento que el primero.

Al hacerlo fui haciendo resúmenes, para mi, de algunos de los artículos que compila. Los transcribo aquí para dar una idea de la variedad de temas que maneja el libro y de la evolución ideológica de Vargas Llosa. Por cierto, que fue en ese libro que me enteré de la existencia del libro de Santa Evita, que ya he comentado aquí mismo:



La señorita de Sommerset.  Margaret Elizabeth Trask, autora inglesa de novelas de amor que dejó una herencia de 700 000 dólares a la asociación de escritores británicos para crear un premio a la mejor novela, preferentemente de amor, escrita por alguien menor de 35 años.
 
Sombras de amigos.  A partir del recuerdo de Carlos Barral (Seix Barral) Rememora a amigos de Barcelona de los años sesenta, entre ellos a Gabriel Ferraté, traductor y admirador de Grombrowicz y quien se suicidó al parecer por que decía que cumplir 50 años era inmoral. A Juanito García Hortelano bondadosísimo escritor que preferiría ahogarse que pedir auxilio, cosa que solo hacen los malos escritores. Jaime Gil de Biedma, poeta de arrogancia intelectual y ambivalencia sexual. En sus poemas, según Vargas Llosa se piensa más que se vive “como en los cuentos de Borges”.
 
La moral de los cínicos. Parte de la idea de Weber (1919) de las dos categorías de acciones morales: las de la convicción y las de la responsabilidad. Arquetipo del primero es el intelectual y del segundo el político, para concluir que la segunda se ha desdibujado y sirve únicamente de pretexto a políticos venales con el consecuente desencanto de la gente que ve la política como un mundo aparte, con leyes aparte. Propone no continuar con las dos morales sino tener solo una, la de la convicción y que los políticos, como hizo Churchill, digan la verdad y asuman las consecuencias.
 
Posmodernidad y Frivolidad.
Reflexión sobre el rol de la literatura, su enseñanza y el papel del articulista a partir del comentario del libro, Mirando al abismo, de Gertrude Himmelfarb, quien inspirada en La imaginación liberal de Lionel Trilling  critica el estructuralismo de Foucalt y el descontructivismo de Derrida y Paul de Man. Recuerda Vargas Llosa también a Edmond Wilson quien, con su ensayo Hacía la estación de Finlandia sobre la evolución de las ideas y literatura socialistas, le contagio su convicción de que lo mejor y lo peor de la aventura humana pasa por los libros.
 
Tragicomedia de un judío. A partir del libro de John Gross acerca de Shylock, el prestamista del Mercader de Venecia, Vargas Llosa reflexiona sobre el principio de la búsqueda de un principio o plusvalía que animan a Shylock, dice: “Las dos caras de Jano del sistema capitalista que, a la vez que lanzaba el imparable desarrollo de Occidente, producía enormes desigualdades de ingreso y sacrificios tremendos en ciertos sectores aparecen anunciadas en la peripecia tragicómica del judío veneciano”.
 
Dios los cría. Analiza la alianza del Vaticano con fundamentalistas Islámicos frente a la Conferencia del Cairo que estudia las consecuencias del crecimiento demográfico. Encuentra que todas las religiones son irracionales, que en la vida occidental el peso de la religión cristiana es menor debido a la separación estado-iglesia, que el estado debería proveer un marco legal para que ninguna pareja estuviera obligada a tener más hijos, ni menos, de los que desea. Augura que,  dadas las condiciones en que se encuentran aún muchos países, la conspiración retrograda y antifeminista entre islamistas y cristianos resultará exitosa.
 
Ayuda para el primer mundo.
Plataforma 0.7%.  Organización civil española que demanda destinar ese porcentaje del PIB en apoyo al tercer mundo lo hace reflexionar sobre dos aspectos: a) Lo inútil de movimiento para el tercer mundo, pues la pobreza no se “cura” con dádivas” sino atacando las causas que,  para Vargas Llosa, son los gobernantes corruptos (señala a México como el país que más millonarios ha producido en los últimos 20 años (1994)) y b) Lo útil que le resulta a España, Europa y el primer mundo que existan organizaciones civiles como plataforma 0.7% que muestran como la sociedad puede organizarse al margen de los políticos y partidos mediocres o corruptos.
Italia no es Bolivia. Toma las declaraciones de Giuliano Ferrara, portavoz del gobierno italiano, que pide no confundir a Italia con Bolivia para recordar los cambios positivos en la región latinoamericana, con excepción de Cuba. Atribuye el éxito a la apertura comercial y privatizaciones llevadas a cabo en esos países. Algo, que recuerda, Italia está tratando de hacer, sin lograrlo aún. Narra cómo después de la catástrofe económica que produjo en Bolivia, Siles Suazo, los gobiernos de Paz Estenssoro primero, de Paz Zamora después y en ese momento de Gonzalo Sánchez de Lozada, dieron nuevo impulso a la economía, integrando a Bolivia a los mercados mundiales, gracias a  una política de apertura y liquidación de las minas de estaño, empresa pública. Remata comparando la modestia de Paz Estenssoro, retirado y la corrupción de Bettino Craxi, para alegrarse de que Bolivia no sea Italia, para suerte de los bolivianos.
 
La muerte del gran escritor.
  Henri Raczymow escribió un libro con este título, donde analiza por qué ya no hay figuras como las de Voltaire, Flaubert, Zola. En primer lugar, porque la literatura ya no tiene el aura mágica que empezó a tener en el siglo de las luces. Son dos los mecanismos que han desacralizado a la literatura: Una sociedad donde lo único importante es lo inmediato y el otro el “mercado”. La televisión es el gran instrumento de la democracia: ella suministra a la sociedad la dosis de humor, emociones y sexo que consume. Ahora el escritor mediático da prestigio al libro y no a la inversa.  A Vargas Llosa la desacralización del escritor no le parece una desgracia ( ¿se lo parecerá la sacralización de los y las vedettes?) ni tampoco que la literatura, para vender tenga que ser entretenida. Celebra en cambio que con la democracia hay un mayor número de lectores potenciales de los escritores desacralizados.
 
Trench Town Rock. Una visita a Trench Town da pie a Vargas Llosa para aportar datos biográficos de Bob Marley y del culto rastafari. Ras Tafari Makonnen proclamado negus en 1930 en Etiopía, cumpliendo la predicción del Jamaiquino Marcos Garvey, descendiente de esclavos y apóstol de la negritud. En Jamaica empezó a ganar adeptos esta nueva religión que decía que Jah (Jehová) llevaría los negros de regreso a Etiopia. Los rastas, adeptos de esta religión, evitan el alcohol, el tabaco y la carne y siguen el precepto levítico de no cortarse el cabello, ni las uñas. Su rito básico es la marihuana. Bob Marley, ganado por el Gurú Mortiño Plano para esta religión, le imprimió el sello de su personalidad, lo mismo que al reggae.
 
El príncipe agorero. Comenta dos ensayos de Hans Magnus Enzensberger sobre la migración y la guerra civil. Argumenta Enzensberger que el problema no es la migración, sino la pobreza. Esta a su vez está causada por el mercado mundial que produce una gran cantidad de “pobres estructurales”. La violencia resulta de su desesperación. Vargas Llosa no comparte esta tesis, pues para él, el capitalismo permite salir de la pobreza a los pueblos, cita los casos de Chile y Singapur. Además, el desarrollo de un país conviene a otros, dice, pues los productores son a la vez consumidores. Menciona a China, como ejemplo. No atina Vargas Llosa a explicar la violencia de los pobres que, según él, se debe a que se enteran de lo que no tienen; debido a la internacionalización de las comunicaciones. ¿Debe entonces seguirse la política del avestruz, para evitar la violencia?
 
Bajo el cielo de Jerusalén. Vargas Llosa recibe el premio Jerusalén y en este su discurso de aceptación recuerda su primer viaje a Israel y su evolución filosófica de la utopía colectivista y estatista al liberalismo, pasando por el pragmatismo democrático. Agradece a Israel haberle enseñado que no es un reaccionario pues sigue identificado con las ideas de rebeldía y de reforma injustamente estereotipados como patrimonio de la izquierda. Hace después una crítica al nacionalismo israelí citando un verso de Neruda: Patria, palabra triste, /como termómetro o ascensor. Aboga el peruano por un mundo sin fronteras ni pasaportes y lo cree tan posible como el sueño de Teodoro Herzl, que imagino Israel. Él, en aquel entonces recién firmado, acuerdo de paz entre Israel y la OLP lo hace estar optimista respecto a la posibilidad de que el sueño Sionista de vivir en paz,  trabajando, codo a codo, con sus vecinos árabes se haga realidad.
 
La identidad francesa
. Vargas llosa hace pública su respuesta a una encuesta de La Nouvelle revue française acerca del posible decaimiento de la literatura gala y de algunos índices perceptibles de su identidad. Inicia argumentando contra la existencia de identidades nacionales. Juega con la idea paradójica de que una identidad nacional de los franceses sería no tener identidad nacional. Es decir ser tremendamente individualistas y antigregarios. Acerca de la preocupación que motiva la encuesta, el supuesto declive de las letras y el pensamiento francés, dice que estos gozan de buena salud. Lo preocupante es el aire de nacionalismo que ánima la encuesta, y la política cultural francesa a la que encuentra “provinciana”. Sin embargo, la cultura francesa (que ahora sí existe) sobrevivirá esos intentos de censura y proteccionismo llevados a cabo por funcionarios mediocres.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Lecturas 2020

 

Una columna publicada el último domingo del año sobre las lecturas de su autor me llevaron a reflexionar en las que yo he realizado en este 2020.

Los tres primeros meses  del 2020 estaba yo todavía en España leyendo los libros que sacaba de la red de bibliotecas públicas de Cataluña, en particular la de la Barceloneta. Sobre esas lecturas creo que ya he escrito suficiente en otros posts de este mismo blog.

Cuando tomé el avión, de regreso,  traía dos libros para la lectura transatlántica. No es que pensara concluir ambos, pero tengo el hábito de leer dos o más libros simultáneamente. Los libros eran “Lugares de mi memoria” de Elvira Matas y “Una historia de España” de Arturo Pérez Reverte.

Poseer el primero de estos libros es un privilegio. Me lo regaló la autora, quien hizo un tiraje muy restringido, dedicado básicamente a sus descendientes para platicarles de las cosas que habitan en su memoria.

El recurso narrativo que utiliza Elvira es el de una maleta que descubre y de la que va sacando recuerdos que motivan su relato.

Elvira es argentina, hija de catalanes que emigraron a América en la época del franquismo y que volvió a España por la actividad política que la familia tuvo en la época de la dictadura. Es una mujer de firmes convicciones políticas, farmacobióloga, con habilidades literarias y a quien conocí a través de Paco Ibáñez.

Cuando terminé de leer el libro, ya en México, le escribí a Elvira dándole mis impresiones. He aquí algunas de ellas:

El primer comentario es que me gustó mucho. Me gustó el estilo narrativo. Es muy literario.

 

Como me habías platicado de él antes de que lo leyera, tenía yo una cierta expectativa. Lo pensaba más personal. Se habla de la vida de pareja combatiente, de la pareja solidaria, de la pareja en familia, pero poco o nada de la pasión que llevó a formar esa y la otra pareja.

Claro que todo lo dicho en el párrafo anterior es problema mío, del lector, por esperar algo injustificadamente. Es potestad del autor hacer lo que tu hiciste: seleccionar los lugares de su memoria que quiere mostrar.

Me gusta el recurso de la maleta que si “non e vero e ben trovato”. A veces tenía la impresión de que podría tratarse de una novela de misterio donde la protagonista busca encontrar a una familiar, la mujer del trineo y el tren, y va poco a poco encontrando piezas del rompecabezas para armarlo. Para enterarse cuando finalmente lo consigue de que…

El exilio está presente en todo el relato. Tanto el de los ancestros, como el tuyo, que paradójicamente es un exilio de regreso.

Te podía imaginar perfectamente en las terrazas de los café con tus pensamientos. Los pensamientos de quien ha aceptado que “el exilio es la penosa línea divisoria entre un pasado que se abandona y un futuro que construir, mientras se vive un presente gris.” Los pensamientos, sin embargo, de quien no fantasea con volver a Mendoza. Como tampoco su madre fantaseó con volver a Barcelona.

Apenas se entera uno de tu quehacer profesional. Su descripción queda como subsidiaria de la descripción de la vida familiar. Dices que aceptas un empleo en Terrassa, pero no recuerdo si hablas del negocio que montas, de tus empleados, de las dificultades para hacerlo exitoso.

No lo haces, por lo menos, con la misma intensidad con la que describes el negocio paterno, los pájaros que cuidaba la devoción de tu madre y la participación de tus hermanos.

Me gustaron las frases que entreveras, por supuesto la de Borges, más allá de la situación en la que la usas: “El olvido es la única venganza y el único perdón”.  También me gusta que digas que te excitan las personas inteligentes.  Creo que la parte donde dices que te gusta jugar -y ganar- a las cartas, ya la sospechaba yo.

No sé si gané mucho más en conocimiento de tu persona leyendo el libro. Gané en conocimiento de tu historia, comprendí quizás porque decías o hacías algunas cosas. Lo que vi en las páginas del libro fue a una mujer inteligente y sensible, buscando en los lugares de su memoria, algunos para mostrar. Me quedan dudas: ¿por qué escogió esos? ¿Desecho algunos? ¿Cuáles?¿Por qué?

Pero esas preguntas son ociosas. Todos sabemos que es potestad del autor seleccionar lo que cuenta. A mi finalmente, como lector, lo que me queda decir es si me gustó o no.

La respuesta es la primera frase de este comentario: ¡me gustó mucho!

También, ya en México, terminé de leer el libro  de Pérez Reverte. Es la recopilación de artículos que fue publicando en su columna “Patente de Corzo”. Cada entrega narra un episodio de la historia española. Son artículos muy amenos, bien documentados y que reflejan obviamente la opinión de su autor.

A un extranjero, como yo, le resultan muy útiles para entender algunas de las situaciones actuales de la política española, incluidos los reclamos de algunas autonomías como la catalana, por ejemplo.

En particular recuerdo el texto por el que me acerqué a esa obra. Es el  capítulo XX , se llama “Aquellos admirables animales” y  habla de la conquista de México. Lo conocí cuando su autor lo uso satíricamente como respuesta a la solicitud de AMLO de que los españoles pidieran disculpas por la conquista: “esta es mi disculpa dijo Pérez Reverte”.  La parte final de ese escrito cita a Carlos Fuentes alabando la llegada del idioma español a México. “Se llevaron el oro, pero nos trajeron el oro”.

El libro relata después en capítulos sucesivos la construcción y hundimiento de un imperio, las guerras carlistas, el golpe de estado de Primo de Rivera, la caída de la monarquía, el franquismo y el regreso a la democracia.  Se trata de una lectura amena que puede hacerse con pausas.

De Europa vinieron también otros libros, dos de ellos “Civilizations” de Laurent Binet y “Les particules eléméntaires” de Houellebecq fueron los siguientes en la lista de lectura.

De Binet había ya leído un par de libros, “HHhH” y “La séptima función del lenguaje”. Ambos me gustaron mucho. “Civilizations” me gusto menos.

El libro está construido sobre la base de ¿qué hubiera pasado si…? En este caso qué hubiera pasado si América hubiera conquistado Europa y no a la inversa.  El libro arranca con la llegada de los escandinavos a América, habla de Colón que es sacrificado con algunos de sus hombres en América y de las expediciones transoceánicas  de Atahualpa primero y de Cuauhtémoc después.

La civilización que encuentran los expedicionarios de América al llegar a Europa es una cultura basada en la religión cristiana y en la que empiezan a insinuarse la Reforma de Lutero. Lutero mismo es un personaje que aparece en la novela, lo mismo que Tomás Moro y Erasmo de Róterdam. Todos estos pasajes traslucen una fina crítica a esa cultura religiosa a la que Binet Llama del “Dios Clavado” (Le dieu cloue) y que desconcierta a los americanos cuando la van descubriendo.

Aparece también Carlos V metido en la guerra de Flandes pero sin ser dueño de aquel imperio en el que no se ponía el sol. Es un libro interesante sobre todo por la crítica que realiza de la historia de la civilización europea parodiándola, pero cuesta trabajo al menos como mexicano dar verosimilitud a personajes como el de Cuauhtémoc e incluso como el de Atahualpa.

El libro de Houellbecq platica la vida de dos medio hermanos -uno de ellos científico y el otro profesor de francés- como pretexto para hablar de la sociedad europea de finales del siglo XX: el avance científico, le liberación sexual, el descrédito de la religión, el advenimiento -en su lugar- de sectas sexuales y la reflexión final acerca de la felicidad. El libro es riguroso en los datos que da de ciencia.

Es una lectura que por momentos puede resultar pesada como cuando describe con tanto detalle los campamentos de verano franceses a los que acuden sectas de New Age, pero es en todo momento un libro que hace pensar.

Después de estas dos lecturas y mientras pensaba cuál de los libros que estaban en la cola de lectura seguiría, se colaron dos intrusos: “Algo ahí afuera de Bruno Apaia y “Mujeres. Crónica de una rebelión histórica” de Juan María Alponte.

El primero de ellos imagina, como el libro de Binet qué pasaría si el cambio climático nos alcanza. Platica la migración desde pueblos donde la sequía ha llegado rumbo al norte. Describe por ejemplo el paso a través de Italia, de donde es originario el autor y la necesidad de pagar por poder atravesar a través de una parte del territorio. Es una lectura aún no concluida.  

Tampoco he terminado la lectura del  libro de Alponte que reúne con su estilo característico retratos de mujeres que han combatido por la igualdad de derechos. Aprendí por ejemplo que Jefferson, uno de los padres fundadores de la nación estadounidense tuvo hijos con Sally Hemings, una de sus esclavas.  La lectura de este libro me recordó el de Irving Wallace que se llama “De Ninfómanas y otras maníacas”.  

Cuando vino el momento de escoger  qué leer en las vacaciones de fin de año, regresé a la fila de libros que esperaban. Me encontré entonces dos de ellos  adquiridos en la FIL Guadalajara en 2018: “Estudios sobre el amor” de José Ortega y Gasset e “Historias selectas” de O. Henry.

De O. Henry había oído hablar por el premio literario que lleva su nombre pero nunca había leído nada de él. Aunque al hacerlo me di cuenta de que conocía algunas de las historias que él platica como aquella de la pareja empobrecida que desea hacerse un regalo de reyes. Ella tiene un hermoso pelo largo y el posee un precioso reloj de bolsa. Él para comprarle un par de peinetas vende el reloj y ella había vendido su pelo para comprarle una cadena al reloj.

También conocía la historia del hombre que deseaba hacerse apresar para poder pasar el invierno neoyorquino fuera de sus calles, durmiendo en la cárcel.

El volumen donde leí los relatos es una antología de varios obras de O. Henry, que a su vez recopilan sus publicaciones semanales del New York Globe. El libro trae relatos de “Los cuatro millones” la publicación que lo  hizo famoso, de “El corazón del oeste”, “Opciones”, “Caminos del destino”, “La lámpara maravillosa”, “La luz de la ciudad” y “Remolinos”.

Es fama justificada que los cuentos de O. Henry sorprenden por sus finales inesperados.  Pero hay también una dosis de caballerosidad en personajes que podrían etiquetarse de villanos como el bandolero transmutado en príncipe para recatar a una cenicienta del far west en “Un príncipe del chaparral” o el ladrón que está dispuesto a ir a la cárcel por salvar a una jovencita de “Una reforma obtenida”

La propia vida de O. Henry parece uno de sus cuentos. Siendo empleado de un banco en Austin roba una pequeña cantidad, huye a Honduras pero vuelve a USA al enterarse que su mujer enfermó. Es enviado a la cárcel y pasa ahí más de tres años. Desde prisión empieza escribir y la fama lo alcanza al salir. No obstante al morir, de cirrosis, traía en su bolsillo únicamente 23 centavos de dólar.

El libro de Ortega y Gasset de “Estudios sobre el amor” es una colección de artículos que su autor fue publicando en el periódico El Sol, en España, en la década de los veinte del siglo pasado. Esto confiere a la obra un carácter interesante al menos por dos aspectos: uno, en esa época se desconocía aún mucho de la fisiología de los sentimientos y dos, la mujer gozaba de menos libertades.

A veces, por esas razones, resulta difícil estar de acuerdo con Ortega cuando plantea tópicos acerca del papel social de la mujer o sobre el rol del alma. Pero siempre se puede estar de acuerdo con él en la manera en que argumenta y escribe.

Analiza, Ortega, por ejemplo, la figura de Don Juan y el amor en Stendhal. Recurre a las etimologías para hablar del encanto; pasa, por supuesto, por la divina comedia e incluso toca el tema del misticismo y el éxtasis que vincula con la hipnosis, la yoga y lo que hoy llamaríamos la meditación, que es ese poner la mente en blanco.

Al ir leyendo fui subrayando algunas frases que comparto a manera de colofón de este texto sobre mis lecturas del 2020:

·        La cultura de la “cortezia” (…) merced a la cual la mujer se hace educadora del hombre.

·        ¿Qué es la mujer cuándo no es sino mujer?

·        La vida, señora, usa espuela.

·        ¡Tiene razón Shakespeare! ¡Nuestra vida está hecha con la trama de nuestros sueños!

·        La suprema misión de la mujer sobre la tierra: exigir, exigir la perfección del hombre.

·        Los hombres pueden dividirse en tres clases: los que creen ser Don Juanes, los que creen haberlo sido y los que creen haberlo podido ser, pero no quisieron.

·        Conocer las cosas no es serlas, ni serlas conocerlas.

·        La exactitud en todo problema de vida sería lo más inexacto.

·        El amor más que un poder elemental , parece un género literario.

·        En el hombre prácticamente no existe (…) el instinto sexual, sino que se da casi siempre indisolublemente articulado, por lo menos con la fantasía.  

·        En nada como en nuestra preferencia erótica se declara nuestro más íntimo carácter.

Y podríamos agregar quizás que también las frases que seleccionamos traslucen nuestro carácter.