Estoy un poco sorprendido por el nombramiento de Enrique Graue como próximo rector de la UNAM, es cierto. No
obstante su trayectoria y sus planteamientos, me parecía poco probable
que hubiera un tercer médico en línea como rector. Sobre todo considerando que entre
los dos anteriores sumaban ya 16 años de médicos al frente de la UNAM.
Más allá del chiste fácil de “es que debemos estar muy
enfermos”, cabe la pregunta ¿por qué
otro médico? La respuesta me temo es ¿por qué no?, si es el que mejor cumple a
juicio de los miembros de la Junta de Gobierno, con los requisitos establecidos
en la legislación universitaria.
La pregunta obvia es ¿qué es cumplir de mejor manera los
requisitos? Para responder me remito al texto que publiqué aquí mismo hace unos
días titulado El rol de la Junta,
en el que decía que: la Junta enfrenta nuevos retos y actualiza sus
procedimientos, tratando de lograr lo
imposible: dejar a todos contentos. Obviamente dejar a todos contentos es
imposible; había que buscar hacerlo con una mayoría y sobretodo que los
descontentos no generaran problemas de estabilidad a la UNAM.
Desafortunadamente tanto a Bolivar como a Alcocer se les
etiquetó, como emisarios de Peña Nieto y casi, casi sus peones para acabar con
la universidad pública. Todavía el día
de ayer había carteles pegados en contra de ellos a las afueras del Instituto
de Física de la UNAM. Desde luego que la acusación no sólo es falsa, sino
injusta, pues centra su “juicio” en el hecho de que ambos han trabajado en el
gobierno federal y deja de lado toda su trayectoria de académicos
universitarios de muchos años.
Sin duda ese fue uno de los elementos que pesó, pues tal
como dice el comunicado de la Junta de Gobierno en el que anuncia la
designación de Graue: la Junta de
Gobierno ponderó, entre otras, las siguientes consideraciones: la calidad y la
viabilidad institucional del proyecto; la necesidad de equilibrar la
estabilidad y los cambios institucionales futuros; la imperiosa demanda de
innovar en los procesos docentes e impulsar la formación de nuevas
licenciaturas interdisciplinarias; la promoción de la vinculación entre
investigación y docencia, así como entre Universidad y sociedad. Consideró
también la situación de esta casa de estudios en el contexto nacional e
internacional. (El subrayado es mío)
Por cierto que a la necesidad de ese equilibrio también me
referí en el texto Si fuera miembro de la Junta de Gobierno al decir que necesitamos un rector que no precipité nuevamente a la
universidad en una confrontación interna en aras de realizar los cambios
necesarios.
Para tratar de ver en que medida lo que había yo escrito
sobre el rector que necesitamos se podría cumplir con esta designación, entre a oír nuevamente el
mensaje grabado de Graue, para la comunidad universitaria.
Recuperé dos fragmentos
que para mi son importantes, uno donde habla
de la transformación de la UNAM, el otro donde lo hace de las Tecnología
de la Información y la Comunicación.
Dice en el primero de ellos:
Son estos momentos en los cuales los universitarios nos
debemos hacer un espacio para revisar acciones y estrategias, trazadas por
administraciones anteriores, necesitamos
reflexionar revalorar su pertinencia y en su caso reforzarlas para darles
continuidad o bien sustituirlas o renovarlas para definir nuevas tareas.
En el fragmento que se refiere a las TIC dice: Contamos con
una robusta planta docente que habrá que continuar rejuveneciendo, perfeccionar
su ejercicio e integrarlo rápidamente a las tecnologías de la información. La
capacidad educativa que estas tecnologías tienen puede conseguir que el
estudiante desde etapas tempranas se confronte con casos problemas virtuales y
que al resolverlos retenga mejor el conocimiento y desarrolle la flexibilidad y
la capacidad de innovación que necesita el país y demanda la sociedad actual
Una verdadera revolución tecnológica debe suceder, lo más rápidamente posible, en nuestros campos
y ligarla con decisión, a la educación presencial. Para ello habrá que contar con
una interconexión eficiente, rápida y disponible en todo tiempo y lugar.
Ojalá, por el bien de la UNAM.
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