La Junta de Gobierno ha dado a conocer hoy la lista de “las
y los distinguidos universitarios que a su juicio cumplen de mejor manera con
los requisitos establecidos” en la convocatoria para la elección de rector para
el periodo 2015-2019.
Aunque no hay una regla de cuántos aspirantes deben pasar a
la fase de entrevistas con la Junta, llama la atención que la lista sigue
siendo muy numerosa; comparada con las de los procesos más recientes,
donde el número de integrantes alcanzó los dos dígitos.
Las y los distinguidos universitarios (para ser
políticamente correcto) que han quedado fuera del proceso son, el Coordinador
de la Investigación Científica de la UNAM, las actuales directoras de las
Facultades de Derecho y de Filosofía y Letras, los exdirectores de las
Facultades de Ciencias y de Veterinaria y un profesor de la FES Acatlán.
Se pueden intentar varios análisis, por ejemplo sobre el porcentaje de mujeres que han quedado
fuera en esta etapa, o el de personas
con nombramientos académico administrativos, en la actual administración, que
ya no siguen; pero me parece que el
punto central es que no se trataba realmente de descartar, sino de mantener. Mantener
al mayor número posible de aspirantes por una razón: Evitar la polarización
entre un par o una tercia de candidatos.
Una encuesta
del Grupo Reforma realizada a 500 universitarios el 8 de octubre pasado,
acerca de las preferencias de la comunidad universitaria por los candidatos,
daba a Rosaura Ruíz y a Sergio Alcocer, como los preferidos con 16% cada uno.
Detrás venía una tercia con 9 % de preferencia: Enrique Graue, Francisco
Bolívar y Javier de la Fuente. Detrás Gloria Villegas con 6% y el resto con
porcentajes entre 1 y 5 %.
Con todas
las reservas del caso sobre la metodología, los márgenes de error, el hecho de
que 23% de consultados no contestó, 8 % dijo que no prefería a ninguno, que
ninguno de los aspirantes era conocido por más del 50%, etc, la encuesta muestra que hay entre los
aspirantes tres subgrupos. Una pareja que encabeza las preferencias, una tercia
que no está tan lejos y el resto.
De quienes quedaron fuera en esta etapa, sólo Gloria Villegas tenía un porcentaje de
preferencias superior al 5% en la encuesta de Reforma.
En la lista
que da a conocer hoy la Junta están los cinco candidatos que encabezan las
preferencias y otros cinco cuyo rol, probablemente, es el de dar pluralidad a
las opciones para no permitir que se polarice la competencia entre dos o tres
de los punteros y que ninguno de los aspirantes se arrogue la representación de
alguna minoría.
Así visto, me parece que la Junta
está cumpliendo con su papel, que es el de llevar el proceso en calma. No
olvidemos que históricamente la Junta se formó para resolver aquel conflicto de
los años 40 en que hubo dos rectores en la UNAM.
El entonces presidente Ávila
Camacho propuso formar una Junta integrada por los ex rectores, para que
hicieran la designación del nuevo. Alfonso Caso, el rector que resultó electo, encabezó
el proyecto de elaboración de una nueva Ley Orgánica para la UNAM. Dentro de
esa nueva ley orgánica, se consagró la figura de la Junta de Gobierno, como el
órgano para la elección del rector.
Ahora, casi setenta años después,
con una Universidad muy distinta, con instalaciones fuera del campus central de
C U -que en épocas de la primera Junta de Gobierno, ni siquiera existía- con
los medios de comunicación omnipresentes, con las redes sociales actualizando y
magnificando cualquier dato, la Junta enfrenta
nuevos retos y actualiza sus procedimientos, tratando de lograr lo imposible: dejar a todos contentos.
Por cierto los candidatos estarán
presentes a través de radio UNAM y TV UNAM, mañana viernes y el sábado, los
detalles de sus presentaciones están en el comunicado de hoy de la Junta deGobierno.
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