Cuando paso algún tiempo sin escribir para el blog, no
consultó los reportes, que periódicamente me llegan, del número de visitas que
recibe, porque imagino que al no estar escribiendo, habrá pocas visitas.
Sin embargo este lunes decidí abrir el archivo, predispuesto
a aceptar que no debe haber muchos accesos, pero me sorprendí, sí los había. Me
dio curiosidad ver cuáles eran los textos que estaban buscando los visitantes y
me llevé otra sorpresa momentánea. Los lectores están buscando el texto “Suemi rectora”.
La sorpresa fue momentánea, porque me dí cuenta, de
inmediato, de que era imaginable. La UNAM cambia de rector el próximo 17 de
noviembre y ya se han empezado a “mover las aguas”. Algunas de las personas que
buscan información sobre el cambio de rector de la UNAM, a través de internet,
son remitidos por los buscadores a ese texto que escribí hace cuatro años,
cuando Suemi se candidateó.
Hace cuatro años también publiqué en el blog otro texto que
titulé “Narro contra Narro” porque me parecía que el rector, que se postulaba
en ese momento para reelegirse, era quien tenía mayores posibilidades de éxito.
Por cierto que noté que también este texto ha estado siendo leído
recientemente. Hoy las cosas son diferentes, no hay posibilidad de reelección y
todo mundo puede aspirar a suceder a
José Narro.
En la UNAM se escuchan permanentemente nombres de quienes
podrían participar en el proceso de elección del rector, pero desde el regreso
de vacaciones la efervescencia ha aumentado. Probablemente debido al anuncio de que quien
hasta ese momento había fungido como subsecretario de relaciones exteriores,
Sergio Alcocer, regresaba a la UNAM.
El universitario y exfuncionario del gobierno federal no se anduvo
por las ramas y en entrevista a El Universal aceptó querer ser rector. A la declaración de Alcocer siguieron
otras, como la de Rosaura Ruiz quien también sin ambages aseguro que es tiempo
de que la UNAM tenga una rectora .
Si quedaba alguna duda de que la carrera
por la rectoría había comenzado, estas dos entrevistas las disiparon.
Las dos entrevistas y la declaración de los entrevistados de
su deseo de ser rectores presionaron los tiempos de la Junta de gobierno y la
obligo a publicar un comunicado anunciando que el próximo 24 de septiembre publicará la
convocatoria con la cual dará inicio al proceso institucional de designación.
En otras palabras lo que decía el comunicado era: ¡Tranquilos!, no por mucho
madrugar, amanece más temprano.
No obstante la inquietud se mantiene y un grupo de
académicos de la UNAM dirigió un comunicado a la junta de gobierno pidiéndole
seguir algunos lineamientos para “transparentar” el proceso de elección del
rector, entre ellos el de hacer públicas las presentaciones de los candidatos,
sus planes de trabajo y las deliberaciones del órgano colegiado.
Ni que decir que nada tranquilizará ya la inquietud
universitaria. Se trata de elegir a la persona que será el líder de una
comunidad de más de 300 mil personas y que es La Universidad Pública Nacional,
de un país con más de 100 millones de habitantes. Una universidad, que aunque
no nos guste, se ha envejecido. No sólo en su planta académica, sino en su “pensamiento”.
Es una Universidad que requiere renovarse para estar a la altura de los jóvenes
talentosos que cada año aprueban el examen de ingreso.
El proceso que ya se inició es ahora, más que otras veces,
una buena oportunidad de poner el reloj de la UNAM a la hora de los tiempos de
un país que requiere como nunca calidad en su educación superior para dar a sus
jóvenes talentosos alternativas.
Una oportunidad también de ejercer la autocrítica y mirar lo
que otros hacen bien fuera y lo que nosotros
no hacemos tan bien dentro. Oportunidades que ojalá no desperdiciemos tratando
de descalificar a uno y otros posibles aspirantes.
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