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sábado, 5 de octubre de 2019

Libros públicos.


Hay cariños entrañables, que ni el tiempo ni la distancia menguan. Nacen grandes y siguen creciendo, alimentándose de las actividades que las personas que se quieren realizan juntos; como por ejemplo comer, platicar o pasear. 
En estos días he tenido la ocasión (no siempre posible) de comer con un muy querido amigo en el barrio de la Barceloneta.
Durante la comida hemos hablado de todo y de nada. Ya se sabe que en estos encuentros lo menos trascendente son los temas de los que se platica, lo que importa es la empatía que quienes conversan se muestran uno al otro.
Acabada la comida, notamos que aún nos quedaba tiempo antes de reiniciar la jornada laboral. El azar nos echa a caminar por las calles de la Barceloneta y una cierta predisposición nos lleva a la biblioteca municipal del barrio.
Tres o cuatro pisos de estantería abierta y clasificada. En la planta baja -al lado de los escritorios y computadoras de quienes administran- hay también una sala de lectura y publicaciones periódicas, incluidos los diarios.
Trato de recordar cuánto hace que no entro a una biblioteca pública en México, exceptuando las de la UNAM.  Viene a mi mente; la biblioteca del Congreso de la Unión, a la que asisto en busca de materiales para realizar alguna tarea. También pienso en la biblioteca Benjamín Franklin a la que iba para pedir prestados libros que no estaban traducidos al español (así conocí los primeros libros de Asimov). El préstamo era por una semana y había que leer de prisa para terminar los libros. Y mi favorita de aquellos tiempos: La Biblioteca Sor Juana en las calles de San Cosme, pegada a la Secundaria 4, lo que me permitía evadirme de las tediosas clases e irme “de pinta” a leer libros de mitología griega.
Mientras disfruto frente a los libros exhibidos como un sibarita ante el menú, me acuerdo de la biblioteca en casa de Jorge Ludlow, en la que destacaban los “Great Books” de la Británica.  Decía Jorge, provocador como era,  que la existencia de las bibliotecas privadas se justifica por la mala calidad de las bibliotecas públicas.
Recorro todos los pisos, paso tiempo leyendo los lomos de los libros, de vez en vez sacó alguno y lo hojeo. Trato de pensar en lo que podré leer en los próximos  días, en que estaré ocupado instalándome e integrándome a mi nuevo entorno temporal. Suspiro y pienso: ¡Nunca hay suficiente tiempo para la lectura!
En el tercer piso mi amigo, que conoce mis debilidades, me dice: Mira, aquí hay cómics.  Veo una serie de números de Tin tin, que es una historieta francesa, traducida. Al lado aventuras de Mortadelo y Filemón, que es española y que nunca he leído. El nombre nunca me atrajo, pero pienso en que la próxima vez, quizá lo pida prestado. Por ahora llama mi atención el libro “Comics. Una historia global, desde 1968 hasta hoy” de Dan Mazur y Alexander Danner. Lo tomo y desciendo a los mostradores, para pedirlo prestado.
Mientras me atienden pregunto si tienen el ejemplar de National Geographic dedicado a Leonardo da Vinci. Consultan la computadora y sí lo hay, lo pido también en préstamo. Mi acompañante ha hecho a su vez su selección de libros, el tiempo libre que teníamos, antes de volver cada uno a sus respectivas labores,  se va agotando. Salimos sin embargo muy contentos con nuestros respectivos cargamentos.
En casa, hojeo rápidamente el número de National Geographic, encuentro información que he leído en otros sitios y no me cautiva demasiado. La emprendo con el libro de cómics.
Un mes después una nueva caminata nos lleva, esta vez de manera deliberada a la biblioteca a devolver los materiales prestados. Obviamente antes hemos tenido una agradable comida y conversación en un restaurante de la Barceloneta, al lado del mercado.
Dentro del edificio, repetimos prácticamente el mismo ritual de ir viendo los lomos de los libros y hojeándolos. Me oriento, esta vez a la sección de ciencia. Hay libros de física y matemáticas entre otros. Hay algunos de análisis matemático que me parecen muy especializados como para estar en una biblioteca pública, pero me gusta que estén.
Entre los libros de esa sección hay uno que llama mi atención: La física en 200 problemas. Está escrito por W.G. Rees y publicado por Alianza Universidad, no lo conocía. Lo tomo, pensando que se trata de un libro que describe la evolución de las ideas de la física a través de 200 problemas, como el de la radiación del cuerpo negro, por ejemplo. Pero no es el caso, es un libro de problemas resueltos de nivel licenciatura.
En otra estantería están varias antologías de cuentos, por país, editadas por Alfaguara. Siempre me ha gustado acercarme primero a la obra de algunos escritores ( o en este caso países)  a partir de sus cuentos. Así hice, por ejemplo con Murakami de quien leí primero Sauce ciego, mujer dormida, luego Hombres sin mujeres y más adelante Después del terremoto. Todos libros de cuentos. Hasta la fecha no he leído ninguna novela suya.
Tomo el de Antología del cuento griego y reviso si trae alguno de Kazantzaki y efectivamente, hay uno. Pero no se trata de Níkos Kazantazákis, el autor de Zorba el Griego, sino de Galatia Kazantzaki, esposa de Níkos y de quien tomó el apellido. El de ella era Alexíu.
El nombre de Galatia, me hace pensar que en Griego Galaxia significa lo relativo a la leche (Gálaktos significa leche, o al menos eso nos enseñaban en la primaria, cuando nos explicaban el nombre de la vía láctea). Después descubro que los franceses la conocen como Galatée, o sea Galatea. Pienso fugazmente en Dali.
Mi acompañante que antes me ha oído decir que me gustaría leer algún autor catalán, pero en español, me señala un libro de Lluis Llach: Memorias de unos ojos pintados. También lo tomo.
Bajamos al mostrador para que se haga el registro de los préstamos, pregunto si tienen el libro La maldición de Eva, de Margaret Atwood. Hasta hace muy poco no conocía la existencia de esta autora, la descubrí leyendo, en “la biblioteca” del club de natación de Barcelona, la novela La semilla de la bruja.  Por cierto en esa misma biblioteca leí también el libro Número cero, de Umberto Eco.
Me contesta la dependiente que no lo tiene. Pregunto entonces por Peter Pank, se trata de un cómic alternativo de cuya existencia me enteré con la lectura del libro de Mazur y Danner. Tampoco lo tiene, pero pueden pedir ambas obras, pues están en la red de bibliotecas municipales.  Nos llamarán, cuando las tengan, nos dicen.
Una vez más el tiempo libre que antecede la vuelta al trabajo se va acabando. Regresamos cada uno a sus actividades.
Cuando llego a casa inició la lectura de la antología de cuentos, me gusta el que escribió Galatea, Historias de siempre.
Unas semanas después, llega la llamada. Ya están en la biblioteca Peter Pank y La Maldición de Eva. Ir a recogerlos, será por supuesto otra oportunidad de comer en la Barceloneta y conversar con mi amigo, de todo y de nada, anteponiendo al gran placer de la comida, el de la compañía.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Conversación con Salvador Vázquez, bibliotecario de Harold McIntosh


Apenas unos días antes de tomar el avión para iniciar mi periodo sabático en España, estuve en la Universidad Autónoma de Puebla con Alfredo Avendaño, Director General de Bibliotecas de esa universidad, para conocer el fondo Harold McIntosh, que ellos resguardan.
Alfredo gentilmente me presentó con Salvador Vázquez responsable actual del acervo y platiqué con él unos minutos, antes de recorrer las hileras de libros.
Lamento haber ido tan de prisa y sin tiempo ya para realizar otra visita, antes de volar a Europa, porque al ver los libros y la diversidad de temas se nos ocurrió que valdría la pena organizar un coloquio con temas como Química cuántica, Ciencia Ficción, Cómics, Computación cuántica y Entretenimientos matemáticos, en la que tuviéramos conferenciantes invitados y asistentes, todos conociendo el acervo y los temas de los que trata.
Desafortunadamente para mí, mi participación en esto tendrá que esperar a mi regreso al país, pero mientras tanto agradezco a Alfredo la invitación a conocer el fondo y  comparto con los lectores del blog  la transcripción de mi conversación con Salvador a finales de junio de este año:

RF. Estamos en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), en la biblioteca central, en el acervo de Harold McIntosh con José Salvador Vázquez Guerra.  

JS. Para servirte

RF. Salvador explícanos tu relación con McIntosh.

JS. De bibliotecario exactamente. Cuidando todo su acervo, todo lo que él conservaba de materiales. Yo entré, cuando entré por primera vez, a organizar toda su colección de libros y revistas.

R. Este acervo que vemos, ¿en dónde, lo tenía?

JS. En la 49 poniente y la prolongación de la 11 sur.  Al lado de donde estaba Megacable anteriormente… el panteón francés...  Ahí se encontraba el departamento de aplicación de microcomputadoras

R.¿En dónde tenía el material?  Porque este es un acervo tremendo.

JS. Tenía dos salones en donde tenía toda esta información, todo el material. Aparte tenía más en el cubículo de él. Incluso llegó a tener más materiales guardados, todavía.

R. ¿En su casa, ¿no tenía más libros?

JS. No. En su casa, no.  Todo el material que se llegaba a tener, lo tenía en el departamento. Porque quería que todo estuviera a disposición de los estudiantes, que no hubiera necesidad de ir a traerlo, ni nada; sino que ellos pudieran checarlo luego, luego.

R ¿Y dejaba que los estudiantes sacaran el material?

JS. Dejaba que los sacaran, pero nada más dentro del departamento. No fuera de él. Nada más en cubículos o cosas por el estilo.

R. ¿Qué control llevabas de los materiales?

JS. Una libreta, donde iban anotando, lo que cada uno iba sacando y que tiempo era el que se le permitía utilizarlo, normalmente dos o tres días.

R. ¿Cobrabas multas, cuando alguien se tardaba en devolverlos?

JS. No. Él nunca permitió eso.  Decía que estaba libre la biblioteca para cualquiera, sin llegar a cobrar multas, ni nada por el estilo.

R. Descríbeme, por favor, un poco el acervo.

JS. Los materiales que hay aquí, principalmente son de física, matemáticas y computación. Son los temas que él llegaba a trabajar más. Principalmente trabajaba la física cuántica y la computación cuántica

RF Qué interesante. La computación cuántica es una rama muy reciente del cómputo. ¿Podrías darme algún otro dato, de su trabajo en esta área?

JS Aproximadamente entre 2010-2011 en el Departamento de Aplicación de Microcomputadoras se comenzó a trabajar sobre Computación Cuántica entre el Dr. McIntosh, el profesor Hugo García, el Maestro José Luis San Miguel y la Profesora Elizabeth Aguilar

RF. Gracias por estos datos. ¿Qué otros temas, trabajaba McIntosh?

JS Llegó a trabajar también autómatas celulares, que era su principal línea de investigación. También otras temas más… de ecuaciones diferenciales. Lo último que estuvo investigando fue algo que se conocía como flexágonos. Los flexágonos eran una especie de jueguitos, que tenían diferentes lados.  Llegó a haber de seis, de siete, de ocho. En fin...de todos ellos

Tenían una función que muchos pensarían que era un juego, les pintaba cada lugar de un determinado color y se ponía a estarlos moviendo.

R. ¿Cómo cubos de Rubik?

JS. Como si fueran el cubo de Rubik. Él también jugó con el cubo de Rubik. Aquí también hay libros sobre el cubo de Rubik. Lo que procuraba era encontrar la explicación matemática…

El problema fue que casi ya a punto de morir fue cuando dijo que ya la había encontrado; pero no la registró, ni la publicó.

R. ¡Ah que McIntosh! Nos aplicó la de Fermat.

JS. Exactamente. Entonces le digo casi todo el material que hay aquí es de física, matemáticas y computación.

R. ¿Como lo tienes clasificado? Con algún estándar internacional, supongo.

JS. Principalmente. Ya se tenía clasificado con respecto a la organización del Congreso de los Estados Unidos. Él quería ese estándar, le gustaba ese. Estaba en orden alfabético. Era la forma como lo tenía organizado. Aquí sigue siendo el orden de los Estados Unidos, pero hay ciertos cambios

R. ¿Qué cambios, por ejemplo?

JS La organización que se tenía en la biblioteca, era de acuerdo con el Congreso de los Estados Unidos, en orden Alfabético, tanto libros como revistas. Lo que significa que los materiales estaban separados en Computación, Física y Matemáticas, además de un grupo que se definía como “de entretenimiento”, donde entraba Astronomía, Comics, National Geographics, Scientific American, Science, etc.

Hoy en día la organización también se hace de acuerdo con el Congreso de los Estados Unidos, pero con algunas variaciones. Por ejemplo, materiales que deberían estar en la parte de computación, como los manuales de Latex, o programas como Ventura, Corel Draw 8 y otros no se encuentran en su lugar, y otros detalles por el estilo. Vamos apenas empezando, acá tenemos sólo seis meses.

R. ¿Apenas seis meses?

JS. Seis meses, apenas.  Entonces quiero entender mejor cómo está esa organización que tenía.  Además de las revistas de física, matemáticas y computación y de las de entretenimiento hay una gran variedad de materiales referentes a todo lo que a él le gustaba. En esta primera parte que está aquí, hay títulos de ciencia ficción.  Le fascinaba la ciencia ficción.

R. Más tarde me voy a asomar a ver que hay.  

JS Le gustaba también lo de la Guerra de las Galaxias, le gustaban novelas de Ciencia Ficción, Tin Tin, o sea comic. Le gustaba todo ese tipo de cosas.

R. ¿Aquí hay cómics todavía?

JS. Aquí todavía hay algunos cómics que nos dieron a guardar, a mantener. Hay

También muchas novelas que por desgracia, por espacio, ya no se pudieron traer aquí. Son cómo ciento y tantas.

R. ¿Qué tipo de novela? ¿policiaca?

JS. Ciencia Ficción. Ese programa de televisión del Big Bang Theory, en dónde salen estos chavos teóricos de física cuántica y todo eso.

Él era más o menos igual que ellos. Andaba con sus playeras, con alguna imagen en el frente y su camisa, su chaleco. Así era como andaba, pero todo lo traía abajo. Cuando se llegaba a quitar el chaleco, se le transparentaba la camisa y se veía la imagen que llegaba a tener su playera. Eso le fascinaba.

R. ¿Cuánto tiempo trabajaste con McIntosh?

JS. Veinte años.

R. ¿Notaste alguna evolución en él? ¿Siempre fue más o menos así, o al final iba cambiando?

JS. No. Siempre fue así. Nunca hubo cambio en él, nunca, nunca, nunca. Siempre fue una persona metódica; que definitivamente, a mí, me fascinaba verlo trabajar porque era una cosa… yo soy historiador de carrera, pero como historiador lo veía yo trabajar y era una cosa… fabulosa verlo trabajar, porque tenía la facilidad de trabajar tres cosas al mismo tiempo.  

Tenía tres blocs, trabajando cosas diferentes. Se quedaba viendo uno de los blocs y le hacía anotaciones, se quedaba viendo otro y le hacía anotaciones y todo comenzaba a armarlo.

Le pregunté yo a un investigador: Oye, ¿Qué está haciendo?  

-Lo que pasa, me decía, es que está trabajando tres cosas diferentes.

¡Ah caray! yo quisiera ese nivel de atención aunque fuera para una sola, le contesté. Así trabajaba, tres cosas a la vez. Fue árbitro internacional de publicaciones de matemáticas, de física y de computación. Aparte llegó a ser candidato al Premio Nobel y tuvo como alumnos a Premio Nobel.

RF Su candidatura tendría que haber sido al Premio Nobel de Física, porque no hay de cómputo, ni de matemáticas. La verdad con todo y lo notable que fue McIntosh, el Nobel requiere una infraestructura que no creo que él haya tenido en México. Estaría padrísimo conocer la fuente. 

JS. Son profesores que fueron allegados al Dr. McIntosh, como Hugo García Monroy, investigador del departamento de microcomputadoras, quienes me han comentado que si fue candidato. Aunque no me han especificado en que año.

RF. ¿Cuáles Premios Nobel fueron sus alumnos? No hay mejor premio a un profesor que los premios que se entregan a sus alumnos.
JS. Sheldon L. Glashow, Premio nobel de Física 1979, aseguró en una entrevista publicada por The Atlantic Monthly en 1984, que lo que aprendió del Dr. McIntosh sobre Teoría de Grupos, en sus años de estudiante de licenciatura en Cornell, fue más importante que lo aprendido en cualquier otro curso que hubiera tomado.

RF. Sí, había leído esa historia en alguna página de Internet, pero nunca di con la entrevista. En fin, no deja de ser notable…Platícame, por favor, de tus usuarios. ¿Cuál es su perfil?

 JS. Pues principalmente son gente ya especializada. Vamos a decirlo así, porque los jóvenes que McIntosh traía del politécnico, del área del Cinvestav, eran gente que estaban trabajando…

RF. ¿Los hermanos Cisneros?

JS Exactamente, los hermanos Cisneros, sí.  Eran los que llegan a venir a trabajar con él…

RF. Pero ahora, ¿quién viene?

JS. Ahorita por desgracia nomas está viniendo puro joven.  Ahorita son los que están viniendo.

RF- ¿Cómo por desgracia? Qué bueno que vengan muchos jóvenes

JS.  El problema es que vienen de otras áreas, pero nada más por espacio. Son pocos los que están viniendo a checar información de matemáticas, computación…cosas por el estilo.

Como este material es especializado, por desgracia no es para todos. La gran mayoría lo ve y dice: “No. Esto no lo entiendo, todavía” y guardan los libros. ¿Por qué? Porque es muy especializado.   

Los chavos que llegaban a venir antes eran gente de licenciatura, de maestría y de doctorado y trabajando las mismas áreas que él: autómatas celulares. La gran mayoría son doctores que él trajo, porque les daba becas.

Él los llevo, desde que empezaron, dándoles una cantidad de dinero para hospedaje, alimentos, material…todo lo que ellos necesitaran, él se los financiaba.  Estos chavos no tenían que gastar ni un solo centavo, ni pasajes para venir de México hasta acá para trabajar con él.

Los traía para la Escuela de Verano y para el Verano de la Investigación Científica. Para esas dos áreas, era para las que llegaba a traer a la gente para que trabajara con él.  

RF. ¿Qué tipo de actividades se realizaban en uno y otro evento?

JS. La Escuela de Verano, se realizaba aproximadamente en los meses de junio-julio desde 1978 hasta 2017 con 40 escuelas en el Departamento de Microcomputadoras, donde se impartían cursos de bases de datos, áreas de graficación, lenguajes de programación, programación móvil, sistemas operativos, autómatas celulares, ingeniería de software, Plot, REC, computación cuántica, etcétera. Estos cursos eran impartidos por profesores del Departamento.

En el Verano de la Investigación Científica, en un principio venían a trabajar con el Dr. McIntosh, jóvenes de diversas partes del país, después sólo venían jóvenes del Instituto Politécnico, del CINVESTAV

RF. Muchas gracias por la conversación. Déjame echar una ojeada al acervo y volvemos a platicar porque creo que hay mucho más por hacer alrededor de toda esta información.

JS. Adelante. Claro que sí, cómo no.