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lunes, 14 de agosto de 2017

La FES C exporta



La semana del 14 al 18 de agosto la FES C estará celebrando los 40 años de la carrera de Ingeniería en Alimentos. Los organizadores de la comida del viernes 18 me hicieron el favor de invitarme; asistirán miembros de todas las generaciones de Ingeniería de Alimentos. 
Pensando en lo extraordinario de la reunión pasé a preguntarme que registro formal tenemos de los éxitos de nuestros egresados. Dije nuestros porque para fines de egresados de algunas generaciones, me considero parte de la FES C.

De hecho he guardado contacto con algunos de mis ex alumnos y con ex colegas que son egresados de la FESC y cuyo trabajo me parece que amerita ser comentado en la serie de textos que intermitentemente  he venido escribiendo aquí sobre la historia de la FES C.

Ese es justamente el caso de Fernando Álvarez Núñez, Director Científico de Applied Molecular Genetics (Amgen). 

Fernando es egresado de la carrera de QFB y Amgen, la empresa líder mundial en el descubrimiento, manufactura y comercialización de medicamentos biotecnológicos. Fernando tiene muchos logros, por ejemplo es miembro del Comité Editorial de la revista más prestigiada de Ciencias Farmacéuticas, Journal of Pharmaceutical Sciences. Fue miembro del Comité de Expertos de la Farmacopea de Estados Unidos (USP) en el período 2010-2015.  Sin duda es un orgullo para la FES C.

Conocí a Fernando a mediados de los años 80 en la FES C y desde entonces hemos mantenido el contacto.  Recientemente platiqué con él sobre su trabajo, su formación y su carrera profesional.

Me habló de la importancia de Elsa López Ortiz, su maestra de segundo y quinto grado de primaria que le ayudó mucho en su autoestima al elogiar en público sus tareas. Conversamos del desarrollo de su vocación científica que se dio de manera natural a partir de lo que se le facilitaba y le gustaba, hasta encontrar en la carrera de QFB una opción que integraba sus intereses.

Por supuesto no podíamos dejar de conversar sobre la FES C.  Me confió que solicitó el ingreso a la carrera de QFB sin especificar plantel y fue asignado a Cuautitlán. Reconoce, claro, que haber estudiado en Ciudad Universitaria hubiera sido una experiencia diferente que le hubiera permitido interactuar con otras facultades, como Filosofía y letras, pero recuerda con mucha satisfacción que Campo 1 es una comunidad pequeña, pero muy bien enfocada.

Hablamos de los cinco años que ahí pasó como estudiante y de otros siete como profesor, recuerda haber tenido maestros jóvenes y muy buenos, “te atrevías a interactuar con ellos”. La distancia a la casa nos hacía vivir en la FESC, maestros y alumnos vivíamos en esa isla de Cuautitlán”. Rememoró el paro de varios meses en que participó en 1983. El paro, recuerda, ayudó a cohesionar un grupo de estudiantes como él que buscaba tener mejor escuela y mejores armas académicas. Recuerda con agrado sus amigos de la carrera de Ingeniería en Alimentos, de Química e Ingeniería Química.

Otro recuerdo de esos tiempos son los servicios que Fernando y otro grupo de profesores empezaron a prestar a la industria. Un trabajo que realizaban por iniciativa propia y que cobraban en especie, para evitar la burocracia del pago formal. Como resultado obtuvieron un modem que les permitió conectarse a la biblioteca de la Universidad de Harvard y experimentar una gran emoción.

Sobre los malos recuerdos me dice que  los ha ido olvidando poco a poco. En general tiene buenos recuerdos del crecimiento de la comunidad de la FES C.

Entre esos buenos recuerdos está el de las dificultades que le ayudaron a generar habilidades únicas, como arreglar equipo, purificar solventes y  usar el diseño de experimentos como herramienta para obtener datos robustos y principalmente ahorrar recursos… que quizás en Ciudad Universitaria no hubiera desarrollado.

Después vino el posgrado. Recuerda Fernando: “estudié el posgrado porque me di cuenta que tenía que entender mejor,  para poder enseñar”. Hizo una maestría en Físico Química, que era un área débil de la FES C,  en el ITESM.   Después su interés en el desarrollo de nuevas moléculas lo lleva a buscar opciones de doctorado en los Estados Unidos. En ese país se  realiza la gran mayoría de la investigación en ese campo. En México no existía, ni existe,  la opción de  desarrollo de nuevas moléculas, desde su concepción hasta su comercialización.

“La industria farmacéutica en México es manufacturera, adapta fórmulas y procesos pero no crea nuevas moléculas.  En Estados Unidos  se crean  nuevas moléculas, se desarrollan nuevas fórmulas, se diseñan  nuevos sistemas de dosificación y todo esto se prueba en ensayos clínicos únicos”, me dice.  

En el doctorado tuvo un área principal de estudio en Ciencias Farmacéuticas y una secundaría en materiales e Ingeniería, lo que le ayudó a balancear los aspectos de la ciencia básica con sus aplicaciones. Eso le permitió, al salir del doctorado ir a la industria. Una experiencia que ya desde la FES C, sentía necesaria para dar clase. En el doctorado, relata,  “me toca resolver problemas de absorción de moléculas anticancerígenas”. “Mi doctorado es ciertamente sólido en ciencia básica -tomé clases de termodinámica cuántica, ciencia de las superficies y propiedades mecánicas de materiales-  pero relacionado con una industria que produce servicios a la población en general”, agrega.

Fernando continúa explicándome que la relación entre la academia y la industria es aún ahora muy incipiente y en la época en la que él era estudiante, casi inexistente. “Harvard y MIT tienen mucha relación con la industria farmacéutica. Sin embargo, en pueblos relativamente pequeños como Ann Arbor Michigan, la Universidad de Michigan y uno de los grupos de investigación y desarrollo de Pfizer (que en el año 2000 tenía cerca de 3,000 científicos), no tenían mucha colaboración.

La Industria y la academia por lo general no se entienden mutuamente y ninguno de los dos se ocupa de entenderse con el otro, sin embargo es un esfuerzo que hay que estar haciendo todo el tiempo. Me da como ejemplo que él ha sido profesor adjunto de la Universidad de Kansas por cerca de 10 años y que acaba de iniciar un proyecto con la Universidad de Queens en el Reino Unido para que ellos resuelvan problemas para los que aunque en la industria existe el talento para hacerlo, no tienen el tiempo. Sin embargo, Fernando advierte que una industria manufacturera como la mexicana, es difícil que un profesor resuelva problemas de interés si no tiene experiencia industrial.

Cuando le pregunté si ser egresado de una universidad pública, en particular la FESC, le había representado alguna desventaja, me contestó que la procedencia de una universidad pública no tiene relevancia para las universidades norteamericanas, por ejemplo, Universidades muy prestigiadas como la Universidad de California en Berkeley, La Universidad de Michigan, la Universidad de Illinois, el Instituto Tecnológico de Georgia son instituciones públicas altamente prestigiadas. “Los egresados del ITESM y la UDLA pueden tener cierta ventaja en el manejo de idiomas, pero en general la FES C nos dio muy buenas armas, dice satisfecho”.

Cuando hablamos de la infraestructura necesaria para realizar investigación  me dice que la infraestructura de avanzada o equipos sofisticados son una gran ayuda pero que en su experiencia la mejor infraestructura puede ser un desperdicio si no existe talento y rigor científico. El talento individual con formación rigurosa no se puede sustituir asegura, pero aclara que hay que desarrollar también otras habilidades como las de  comunicación. En su caso comenta que ha sido muy importante poder comunicarse con otros especialistas como los médicos y los mercadólogos. Es importante  esta comunicación para no estancarse, estimularse unos a otros. En su caso, me dice, está en comunicación continua con oncólogos, psiquiatras y otros expertos con los que intercambia experiencias de mutuo interés..

Seguimos hablando de su desarrollo profesional y de sus proyectos, me confiesa que le gustaría poder participar en  grupos que desarrollasen terapias incluyendo nuevas moléculas para enfermedades mentales, como la esquizofrenia o los ataques de pánico; porque estas enfermedades son extremadamente complicadas y no se puede medir la curación con precisión. También le gustaría participar más intensamente en el   desarrollo de recursos humanos de investigación.

Este último tema nos conduce de manera natural a su relación con México y con la FES C, nos lleva también a hablar de los mexicanos en USA. Me cuenta de un grupo de científicos  mexicanos que se agrupan en  una red informal. Me platica de Rodolfo Pinal, que es profesor asociado en la Universidad de Purdue, de Lucila García que es profesora asistente en la Universidad de Oklahoma y de David Lechuga que también es científico farmacéutico en Estados Unidos. Me dice que ha buscado que inviten a Pinal a la FES C a hablar con los estudiantes. Propone que habría que aprovechar las vacaciones de estos profesores en México, para llevarlos a la FES C.

Me confiesa que él mismo, cada vez que va a México de vacaciones, usa algunas horas  para estimular a los muchachos a que salgan a estudiar y generar más recursos para el país. Y aunque hay algunas limitaciones de propiedad intelectual, en lo que puede platicarles, le parece que es muy importante no olvidar el vínculo con México.

Les dice que si quieren hacer investigación tienen que hacer un posgrado, preferentemente Doctorado. La  FES C les da las armas para competir por un puesto  en los posgrados internacionales, a la par que egresados de otros países, incluídos los USA.

Hay una gran oferta de posgrados, dice, y aconseja a los estudiantes que  valoren la parte de rigor académico e investigación de cada una de las opciones; que hablen con los egresados de esos posgrados y tomen una buena decisión.

Le pregunto por un último consejo para los estudiantes: ¿Qué deben hacer  para poder, como él, ser líder de equipos en los que hay grandes científicos, egresados de los posgrados de MIT y de Harvard? ¿Cómo lograr que todos trabajen para alcanzar metas comunes?

Me responde. Con tres condiciones:

       Tener formación sólida en ciencia básica.

       Mantener siempre la creatividad y

       Aprender diario del trabajo con la gente.

Adendum: El 18 de enero de 2018 escribí un adendum a esta nota:



lunes, 17 de julio de 2017

Las novias que no debemos tener.



El Inicio.

Hace ocho días, cuando las vacaciones entraban en su segunda semana y el ocio empezaba a hacer de las suyas, se me ocurrió escribir en el Facebook el siguiente consejo:  
            
La novia que no debe tener un poeta: la que lo deja sin palabras.



La lista.
A partir de entonces empecé a escribir consejos semejantes, cada día, para diferentes profesiones. He aquí la lista que se formó en siete días:

            La novia que no debe tener un matemático: aquella con la que no puede contar.
            La novia que no debe tener un abogado: la que lo hace perder el juicio.
            La novia que no debe tener un financiero: la que no le produce ni el mínimo interés.
            La novia que no debe tener un maratonista: la que le rompe el corazón.
            La novia que no debe tener un contador: la que lo saca de balance.
            La novia que no debe tener un ingeniero civil: la que le mueve el piso.

     
Las variaciones.
Al irse publicando en el Facebook los consejos, los lectores hacían comentarios y sugerencias. Como resultado de esas ciber conversaciones, propuse algunos consejos alternativos o complementarios, para algunas profesiones:
            La novia que no debe tener un matemático: aquella que lo trae menso.
            La novia que no debe tener un maratonista: la que lo pone de rodillas.
            La novia que no debe tener un contador: la que lo defrauda.

Contribuciones:
Lo más interesante resultaron ser las propuestas que los amigos me enviaban. Entre ellas aparecieron ya un par de consejos “positivos”, es decir que novias SÍ deben tenerse.  
Esta es la lista de las propuestas que recibí; cada una de ellas va seguida del nombre del proponente:
            El amigo que no debe tener un ciclista del Tour de France: el que le pedalea su bicicleta. Ricardo Saucedo
            La novia que no debe tener un matemático: la que no le ayude a resolver problemas. Ivett Tinoco.
            La novia que debe tener un matemático: la que lo provoque a despejar. Ivett Tinoco.
            La novia que no debe tener un filósofo: la que únicamente piensa en el amor platónico. Ricardo Saucedo
            La novia que no puede tener un argentino: la que por nada hace un tango. Ignacio Rodríguez.
            La novia que debe tener un contador: la que no toma en cuenta los pasivos contingentes. Ricardo Saucedo
            La novia que no puede tener un campeón de ajedrez: "La que lo pone en jaque". Mónica Guzmán.
            La novia que no debe tener un Capitán Piloto Aviador. "La que no logra aterrizar sus sueños”. Margarita Valadez.

Anti Textos.
La siguiente evolución de los textos fue la propuesta de Mónica Guzmán de escribir los textos desde la perspectiva femenina, lo que ella  llamó Anti Textos, como contraposición al punto de vista masculino.
Ya Mónica me había hecho un señalamiento semejante cuando estuve publicando las mini ficciones de base científica.
La misma Mónica me envió un “anti texto” que está en mi muro de facebook. Ahí también publiqué la “queja” de Mónica e invité a otras mujeres a mandar propuestas de anti textos. Recibí rápidamente otras dos, que incluyo aquí, junto con el de Mónica.
            ¿Cuál es el novio que una escritora no debe tener? El que se queda sin palabras. Mónica Guzmán.
            ¿Qué novio no debe tener una siquiatra? Aquel que la haga perder la razón. Alicia Fernández
            Y para no sólo hablar de profesiones, sino también de características: ¿Qué novio no debe tener una chaparrita? Aquél que siempre le ponga un ¡¡¡alto!!! Alicia Fernández.

Pido condescendencia con esta entrada del blog, ha empezado ya la tercera semana de vacaciones y en algo hay que entretenerse.