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jueves, 24 de febrero de 2011

La Quinta Interacción

Hace una semanas platiqué en este blog del premio Miguel Ángel Herrera, en la ceremonia de entrega se leyó un texto de Miguel Ángel titulado “La Quinta Interacción”, que es una deliciosa parodia de las leyes de la física. La transcribo ahora:

La Quinta Interacción

“Nunca he entendido por qué los charlatanesy los seudocientíficos se obstinan en demostrarque la teoría de la relatividad está equivocada. Docenas de ellos han llegado a mi cubículo en el Instituto de Astronomía, plagados de argumentos y cálculos que demuestran, según ellos, que la velocidad de la luz no es la máxima a la que puede viajar lainformación en el universo. Por supuesto, sus pruebas siempre han sido más malas que pegarle a dios por la espalda y en semana santa, y he luchadouna y otra vez a brazo partido para convencerlos de sus errores restregándoles en las narices las sacrosantas leyes de la física.
Sin embargo, tras apenas unos meses en la DGDC, me he convencido de que,
aunque sus demostraciones sean malas, su conclusión no lo es.

Aunque me pese reconocerlo,he comprobado que la velocidad
de la luz definitivamenteno es la máxima velocidad a la que viaja la información en el universo. Hay algo que viaja mucho más rápido: los chismes.
Hasta ahora se daba por hecho que sólo existen cuatro tipos de interacciones físicas:
la fuerte, la débil, la electromagnética y la gravitatoria. Todas ellas se propagan con
velocidades menores o iguales a la de la luz.
El descubrimiento de un nuevo tipo de interacción, que se propaga más rápido que la luz, abre un nuevo campo fértil para la investigación científica. Ha sido, pues, inevitable, dada mi obligación profesional y moral de físico teórico, el dedicar parte de mi tiempo a investigar este asombroso fenómeno. Los resultados han sido tan interesantes que considero mi deber darlos a conocer en beneficio de la comunidad degedecera (y, también, para ver si me gano el premio Nobel).

Para empezar, es claro que, como todo en la naturaleza, los chismes tienen que estar
cuantizados, es decir, deben ser transportados del emisor al receptor por partículas elementales. Por razones evidentes llamaré a estas partículas chismeones (aunque suene a pleonasmo). Obviamente, una primera característica del chismeón es que viaja más rápido que la luz, lo que significa que su masa debe ser negativa (en realidad, debe ser imaginaria, pero para no entrar en complicaciones me quedo sólo con la parte negativa). Esto hace que sea relativamente sencillo identificar a los individuos que son más dados a emitirlos, ya que en poco tiempo debe observarse un aumento significativo de su masa. Quienes los reciben, en cambio, disminuyen su masa, así que deben presentar un adelgazamiento sistemático. La utilidad de esta propiedad como método fácil, barato y sencillo de perder peso es evidente.

Una segunda propiedad de los chismeones,tal vez la más interesante, es que
pueden viajar tan rápido que llegan al receptorantes de ser creados por algún emisor. En un experimento no intentado y, por tanto, no controlado, he constatado al menos un caso en que se ha revelado el contenido de una conversación telefónica ¡aún no llevada a cabo! Estas dos son, tal vez, las únicas propiedades benéficas de los chismeones.

Una tercera característica que he logradoinferir es que los chismeones pueden adoptardiversos estados (correspondientes, probablemente,a diferentes grados de excitación). Los experimentos indican que suelen pasar de uno a otro sin control externo, de manera que una información inofensiva originalmente puede cambiar de
estado durante su camino hacia algún receptor y llegar convertida en algo más bien ofensivo, totalmente diferente a lo que era cuando se emitió.

Esto puede ser muy peligroso, y exhorto al lector a que lo tome en cuenta cuando reciba un buen chisme, ya que éste puede ser totalmente distinto
al que inició el viaje hacia él.

Otra característica peligrosa de los chismeones es que pueden crearse espontáneamente, de la nada, más o menos caóticamente. He sabido de chismes bien intencionados en que la palabra “plaza” llega al receptor convertida en
“plaza académica”, debido a la creación de un grupo de chismeones interpretables como “académica”durante el vuelo del chisme de emisor a receptor. La inconveniencia de esta propiedad es evidente.

Su carga eléctrica es aún desconocida, peroparecería ser que sí la tienen, pues en algunos casos los receptores muestran signos evidentes de estar bajo el efecto de varios “toques”. En cuanto a su espín, éste parece ser relativamente
alto, tal vez 3 o 4, pues quienes reciben grandes cantidades de ellos parecen desarrollar una tendencia a girar –a veces la cabeza, a veces todo el cuerpo– cuando ven aproximarse al individuo objeto del chisme recibido.

No obstante todo lo anterior, es evidente quela física del chismeón está aún en pañales. No sabemos nada de sus propiedades magnéticas,sus interacciones con otras partículas, si es estable o inestable, cómo se reflejan o refractan, etcétera.
Lo que sí es claro es que en grandes cantidades pueden provocar intoxicaciones graves. Esta característica es peligrosa, pues si su número en el medio que nos rodea llegara a rebasar un cierto umbral –aún desconocido–, todos sufriríamos
sus efectos intoxicantes, y la convivenciase haría imposible. La solución evidente a esteproblema es buscar, aislar y controlar al antichismeón, pues ello nos permitiría anular los efectos nocivos de los chismeones donde y cuando apareciesen. Que lo logremos o no dependesólo de nuestra preparación, nuestro ingenio y nuestra capacidad de trabajar en equipo. ¿No es maravilloso vivir en esta época y constatar cuánto nos falta aún por descubrir en la naturaleza (humana)?”