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jueves, 22 de abril de 2010

Yo prefiero a la antigüita

Nuevamente la generosidad de Horacio García (y su talento, claro) nos provee de un excelente texto de divulgación. Me ha pedido Horacio que titule "El hilo de Ariadna" a esta serie de artículos que nos comparte. La razón la explica él mismo:

Como recordarás, Ariadna era la hija de Minos y Pasifae, hermana del Minotauro a consecuencia de los gustos de su señora madre, a la que le encantaban los toros.
Todo es por supuesto uno más de los mitos griegos.
El caso es que, como sabes, Ariadna se enamoró de Teseo, el héroe griego, condenado por Minos a morir en el laberinto, morada del Minotauro, y para evitar que muriera allá adentro, perdido en las profundidades, le dió un ovillo al héroe, recomendándole que lo fijara en la pared del oscuro pasillo inicial del laberinto y que no lo soltara para que le sirviera de guía para poder regresar y salir del dichoso laberinto.

Pienso que en cualquier escrito donde se maneja una información variada, rica en datos y personajes, el razonamiento y la explicación que el autor introduce
constituyen una trama y cadena de relaciones que conducen al lector rumbo a su comprensión final.

Esa relación entre las vidas de personajes que jamás se conocieron directamente, constituye lo que puedo considerar una trama, una relación entre unas y otras vidas que en una visión simbólica represento con el ovillo o "hilo" de Ariadna.

El texto que nos propone Horacío esta semana yo lo titularía: Prefiero a la antigüita, ya ustedes me dirán su opinión, por lo pronto los dejo con el escrito de Horacio García:

Prefiero a la Antigüita

Hace ya más de 3 años, el 13 de abril de 2007 para ser exactos, mientras un equipo de científicos europeos realizaba estudios comparativos para determinar el grado de deterioro en la calidad y cantidad de esperma eyaculado, otro consiguió reproducir células precursoras de esperma humano a partir de las llamadas células troncales ( o madre ) de la médula espinal,.


La experiencia se realizó en Alemania, en las universidades de Gotinga, de Münster y de la Escuela Médica de Hannover, por un grupo de investigadores bajo la dirección de Karim Nayernia..


Las células troncales reciben el apelativo de “madres” porque pueden dar origen a otras células. Estas células se clasifican en: a) embrionarias y b) adultas.


Las primeras son las más prolíficas: pueden transformarse en cualquiera de los más de doscientos tipos de células del cuerpo humano, capacidad que recibe el nombre de pluripotencialidad. Son producto de cultivos celulares en laboratorio y su fuente mayoritaria son los embriones creados por la fertilización in vitro.


Las segundas se encuentran ocultas dentro del órgano del cuerpo al que pertenecen y aparecen cuando hay una enfermedad o lesión. Al contrario que las primeras, éstas no son pluripotenciales: al parecer se limitan a formar aquello que ya se encuentra en el tejido del órgano del que provienen.

Por ejemplo, las células madre del cerebro son células adultas, porque sólo pueden generar partes de éste, ya sea una neurona o una célula glial.


En cuanto a las células del cordón umbilical de un recién nacido, consideradas células madre, están resultando ser una excepción dentro de las células madres adultas, pues su capacidad de servir como punto de partida para la obtención de diversos tipos de células parece limitarse, según se ha descubierto hasta ahora, a la producción de células sanguíneas, como plaquetas y glóbulos rojos o blancos, y a la de células mesenquimales, capaces de generar hueso y cartílago.

Desde 2001 algunos investigadores han trabajado con un método distinto que se basa en la clonación de embriones humanos para su uso en investigación médica, técnica que se conoce como clonación terapéutica.


Esta técnica ( pues es eso precisamente, una técnica o modo de hacer algo ) requiere de un cigoto, primera célula que se produce tras la unión del óvulo y el espermatozoide, cigoto al cual se le extrae el núcleo original para sustituirlo por el de otra célula llamada célula madre donadora.

Pionera en este trabajo es la inglesa Alison Murdoch, del Centro para la Vida en Newcastle, pero variables importantes se han dado en China, Singapur y, ahora, Alemania.


En ambos métodos se deja madurar el embrión por cinco días; luego se traslada su masa celular interna, con alrededor de cuarenta células, a una caja petri, plato de cultivo donde se le alimenta y añaden sustancias químicas que actúan como factores de crecimiento.


Al multiplicarse, las células se traspasan a otros platos de cultivo o cajas petri.

El proceso lleva varios meses, hasta que se consigue que las células madre originales se hayan dividido en millones de células sanas y no especializadas, una línea de células madre embrionarias, fundamento de los bancos donadores del mundo.


Así, en Alemania, Karim Nayernia y su equipo partieron de las células troncales de la médula espinal y las sometieron al proceso de alimentación, reproducción y modificación hasta conseguir que un pequeño grupo de ellas se transformara en las que parecen ser células precursoras ( primordiales ) de esperma.


Las células troncales originales son generalmente extraídas de mujeres, lo que plantea la posibilidad muy futurista de que la fecundación humana pueda realizarse sin la participación del varón, sin los espermatozoides.


El siguiente paso es intentar la inseminación artificial con este semen artificial modificado.


Nayernia, quien fue el director del grupo alemán de las universidades mencionadas al principio de este escrito, se encuentra en la actualidad trabajando en la Universidad de Newcastle Upon Tyne, en el Reino Unido, despertando la esperanza de algunos grupos de feministas un tanto cuanto exacerbados contra los varones.


Esta esperanza de feministas fundamentalistas no es compartida por quienes, como el autor de este escrito, prefieren, han preferido y preferirán siempre, la fecundación a la antigüita.