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miércoles, 3 de junio de 2009

Contar con un cronopio

Beatriz, el tiempo no alcanza. Entre el fin del semestre y una conferencia que doy mañana en prepa 6, no he tenido mucho chance de terminar de analizar las Fortalezas, Debilidades, Amenazas y Oportunidades. Ya lo inicié y pronto lo publicaré aquí. Me parece importante tener una materia de discusión, más allá de los anónimos.

Como consecuencia de nuestra conversación sobre el punto, hice ayer un pequeño experimento. Instalé un contador para ver cuántas personas entraban en el blog durante el día. Es decir cuántas personas nos acompañan en esta conversación. Resultado: 62. En lo que va del día de hoy, sus primeras siete horas: 19 visitas.

Interés, como tu dices sí hay, necesidad de un espacio donde decir lo que se piensa también, un grupo de personas con las cuales identificarse en el anhelo de una mejor facultad también.

El contador no me indica de donde provienen las visitas y creo que prefiero no saberlo, sin embargo hay personas que me comentan de accesos desde Tamaulipas y Querétaro. Se que nos leen en la Facultad de Química (un saludo a mis cuates de allá) y ahora me entero que también en Filosofía y Letras, espero les guste lo que decimos de Cortazar.

Ya me habían dicho que mi mensaje de desAramnado la mafia era agresivo y escribí en respuesta el texto: “¿Soy agresivo”? que esta en este blog en el mes de abril. No voy ahora a escribir otro preguntando si soy arrogante, mejor te platico una anécdota:

Me dio la clase de Termodinámica un universitario notable: el Dr. Enrique Prieto Calderón quien había sido director de la facultad de Ciencias y luego fue miembro de la Junta de Gobierno (También me dirigió la tesis de licenciatura). El primer día de clases nos dijo: “Probablemente hayan oído hablar de mí, algunos les dirán que soy muy exigente, otros que soy muy barco, yo preferiría que ustedes al acabar el curso, pensaran que soy justo”.

Algunos, pues, pensaran que soy agresivo, otros que soy arrogante, yo prefiero que piensen que me asemejo a un cronopio (tengo mis rasgos de fama, ni hablar) con el que se puede contar, para mejorar la facultad.