Respondo
en esta entrega al comentario de Alex, en la publicación anterior. Lo hago como
una entrega independiente porque considero que puede ser de interés para más
personas.
Alex.
Gracias por leerme y por tu comentario. Como puedes ver en el texto de “Hay sueños
que nos mueven el piso” aparece una posdata en la cual solicito referencias, en
revistas serias, sobre la coincidencia de luces en el cielo con temblores.
Recibí dos de ellas, cuyos URL copio al final de este texto:
Basado
en lo que dicen esas dos publicaciones, redacto esta segunda posdata
temblorosa.
En
el artículo que se llama “Prevalence of Earthquake Lights Associated with Rift
Environments”, publicado en junio de 2014 por un grupo de investigadores
quebequenses, se hace un recuento de 65 casos de temblores en los que se
reportaron luces del tipo de las que se vieron en la ciudad de México, el
pasado 7 de septiembre.
Para
proponer un modelo sobre el origen de
las luces de los temblores, el trabajo (que incluye una copiosa serie de
referencias) analiza casos registrados a partir del año 1600, correspondientes a sismos en Europa y América,
para cierto tipo de fallas. Con base en ese análisis proponé un modelo para la
generación de cargas eléctricas, bajo condiciones de gran estrés en las placas
tectónicas, su desplazamiento hacía la corteza terrestre y su manifestación
luminosa.
El
segundo de los trabajos “Finding New Physics Among Earthquake Lights”, publicado en Junio de 2014, otra posible
explicación al fenómeno de las luces del terremoto. Cita primero los trabajos
de Karen Daniels de la Universidad de North Caroline en la detección de señales
acústicas por la fricción de discos de plástico (que podrían simular placas
tectónicas) cuyo movimiento se lubrica por el movimiento de granos de arena
entre ellas.
El
texto explica como esos experimentos derivaron después en la investigación de
la posible producción de voltajes, durante esos deslizamientos, gracias al interés de Troy Shinbro de Rutgers
de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey.
El
resultado fue que efectivamente aparecían voltajes y que eran mayores si la
distancia de desplazamiento de los discos crecía.
El
artículo publicado en APS news, sobre la fricción de los granos de arena entre
los discos de plástico fue publicado en junio de 2014 y habla del trabajo de
los quebequenses que comenté líneas arriba, pero dice que el fenómeno más que
deberse a efectos piezoeléctricos o triboeléctrico, está asociado a la producción de carga por la
fricción individual con los granos de arena que se mueve entre las rocas.
El
tema, Alex, como ves, sigue siendo una cuestión abierta. Para decirlo en las
propias palabras de Shinbrot: “Nos movemos en la oscuridad observando estos
fenómenos, quisiéramos saber que está pasando, realmente no lo sabemos”
Aprovecharé
la frase de Shinbrot para insistir en lo que me parece que es la actividad científica:
una serie de intentos por dar una explicación razonable a los fenómenos que
observamos en el mundo en el que vivimos.
Quizás
no sea políticamente correcto decirlo, pero me gustaría que siguiera temblando
(sin daños a terceros), en la medida en que eso despierta la curiosidad
científica de las personas.
Referencias:
http://sol.rutgers.edu/~shinbrot/NewHome2006/granular/index.html
Gracias por el comentario Dr.
ResponderEliminarInicio por el final: también me parecen muy interesantes los temblores y me confieso: disfruto mucho cuando me toca la "suerte" de estar en el lugar y momento correcto.
El segundo punto a destacar, es la virtud del pensamiento científico. Recrear, imaginar y tratar de entender cómo funciona el mundo. Y Dicho sea de paso, lo explicable y lo no explicable.
Me gusta como suena "explicación razonable", aunque (aquí va la segunda confesión de la noche) a veces encuentro atractivo explorar temas poco explicables y poco razonables.
¿Y qué de las luces? me quedo con que son parte del temario de la física electrostática y sus fenómenos.
Así pues, gracias de nuevo por su comentario y espero paciente el próximo temblor. Ya lo comentaremos...
De nada Alex. Digamos que explicar lo obviamente explicable no tiene mucho chiste. El reto es explicar lo que hasta antes de nosotros parecía inexplicable: conectar unos hechos con otros, desechar ideas que parecen plausibles pero resultan falsas, mantener la humildad,...
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