Hace unos meses -que pueden parecer años cuando se atraviesa
un semestre lectivo- José Manuel Ortiz me regalo un ejemplar de Alebrije de palabras, lo leí más o menos
rápido, porque se trata de una colección de relatos breves. Palomeé los relatos
que me gustaban.
El libro se quedó sobre el escritorio todo el periodo
escolar. Ahora, con un poco más de tiempo, “limpié” el escritorio y di
nuevamente con la antología. Por curiosidad, revisé los relatos y autores que
había marcado e hice unas muy breves acotaciones de por qué me habían gustado.
Probablemente
las acotaciones les dirán muy poco a quienes no han leído los textos, pero
ojalá les den curiosidad y busquen leerlos redmini.net/pdf/Alebrijes.pdf
Estos son los textos palomeados, sus autores y las notas:
Maleficio de
Abelardo Hernández por su aroma a Soylent Green y el derecho de los viejos a
decidir su muerte.
Antiguo oficio de
Agustín Cadena por el doble discurso, cándido y sensual, que nos despista hasta
el final.
Imperdonable de
Amélie Olaiz por la curiosidad, para siempre insatisfecha.
En el cementerio
de Armando Alanís, por el eterno juego de espejos entre la vida y la muerte.
Belcebú de Áurea
Martínez Hernández por su “simpatía por el diablo”
Fraticidio de Daniel
Zetina por el aire de minficción policiaca
Voyeur de David
Baizabal por el pudor de los personajes
Efecto Dominó de
David Rubio por el dominó último, que escribe el texto sin conocer del todo su
destino
Celos de
Elizabeth Pérez Por que nos hace ver que los celos son también envidia.
Iba caminando de
Gerardo Oviedo por “la dicha inicua de perder el tiempo” de la que habla Leduc
Metamorfosis de
Hernán Lara Zavala por lo Kafkiano de su relato.
El ilusionista de
Hugo López Araiza por el aire irreverente del texto.
Un error de Apolonio,
el perfeccionista silencioso de Isaí Moreno por lo tragicómico de su
destino.
El típico malasuerte
de Jaime Muñoz Vargas por aquello de “Ten cuidado con lo que deseas no vaya a
ser que no se te cumpla”
Sherezada de
Jesús Humberto Olague por su conformismo amatorio.
Nota roja de
Joaquín Márquez por el juego de palabras.
La fácil y deliciosa
pero no recomendable magia del olvido de José de la Colina por poner luz
sobre la sombra de la sombra.
Condominio de José
Manuel Ortiz Porque caras vemos…
Hora Pico de
Laura Eliza Vizcaíno por la sinécdoque.
De mano en mano se
perdió un elefante de Marco Tulio Aguilera por la hipérbole que muestra el
tamaño de la burocracia.
El bibliotecario de
Marcos Rodríguez porque el tema recuerda las obsesiones de Borges
¿? De Odilón
Ortiz porque encontró el camino.
Aves de mal agüero
de Peter Paul Ramírez Por la doble irreverencia materialista.
Nunca hubo milagro
de Quique Ruíz por el milagro de la lógica
Las muchas
metamorfosis de René Avilés por aquello de que cada loco con su tema.
Ana de Richard Densmore
por la crueldad de las coincidencias que n o coinciden del todo.
Distribución de mi
casa de Rogelio Guedea porque no habita una casa, la casa lo habita a él.
Como siempre, este tipo de elección de los cuentos y los comentarios
pueden variar de un día a otro, de un lector a otro, Estos fueron los que hice los días en que leí el libro, ojalá sirvan para motivar otras lecturas de la
obra completa y generar más comentarios.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar